Friedrich von Schönburg, director del Villa Magna: “He tenido que crear una cuenta de Instagram a Lulú, mi perrita, para que los clientes del hotel la sigan”
Dirige uno de los hoteles de lujo más reconocidos de Madrid, donde en los últimos meses se han alojado Taylor Swift o Bruce Springsteen. Hijo de aristócratas, prefiere como caprichos las experiencias que los objetos materiales
Desde 2022, Friedrich von Schönburg (Málaga, 1985) dirige uno de los buques insignias de la hotelería de lujo en Madrid: el hotel Rosewood Villa Magna, que reabrió sus puertas después de una importante reforma en 2021. Aprendió de pequeño a desenvolverse en ese ambiente: su padre, Rudolf Graf von Schönburg, conocido como el conde Rudi, fue fundador del mítico Marbella Club, y su madre es la princesa María Luisa de Prusia. Graduado en Dirección de Hotelería en la École Hôtelière de Lausanne (Suiza), trabajó durante su formación en hoteles como Le Bristol en París, el Palace, en Madrid, Puente Romano, en Marbella, y Design Hotels, en Berlín y Londres. En esta ciudad también trabajó en COMO Metropolitan Hotel, participó en la reapertura de The Savoy, y formó parte del Rosewood London, de The Connaught y de Claridge’s. También ha sido director general del Hotel Palace de Barcelona
Pregunta. Ha llegado a Madrid en un momento de esplendor de la ciudad.
Respuesta. Y lo que he querido ha sido abrir el hotel, conectarlo con la ciudad. Nos está dando caché tener el atrevimiento de hacer cosas fuera de la norma. Queremos que sea un punto de encuentro social, artístico, cultural y gastronómico, tanto para los huéspedes como para los madrileños. Hemos puesto, en colaboración con Opera Gallery, unas esculturas hiperrealistas en el hotel, como un señor de seguridad, una camarera de piso en la entrada de los baños, también una pista de patinaje, un beach club en el jardín, un cine de verano bajo las estrellas. Antes la gente escapaba de la ciudad y ahora hay que tener planes para los que nos quedamos en agosto en verano.
P. ¿Usted se queda en la ciudad este mes?
R. Gran parte de agosto, sí. Es el momento en el que trabajo en el presupuesto del año que viene. Hay mucho movimiento en agosto.
P. En verano, ¿dónde le gusta ir?
R. Los últimos años he ido a Baleares, a Marbella y siempre elijo, con mi mujer y mi perrita, algún destino nuevo, como Austria, Baviera o Dinamarca. Nos gusta cambiar de ambiente y pasar el verano tranquilos.
P. ¿Es muy exigente con los hoteles en los que se hospeda?
R. Me encanta aprender y observar cómo se trabaja en otros sitios. Llevo siempre la mente abierta para analizar lo que hacen otros compañeros y ver si se puede aplicar en nuestro hotel, con el fin de satisfacer las necesidades de nuestros clientes.
P. Lleva a trabajar al hotel a su perrita.
R. Es la jefa y yo su asistente. Lulú es una más en el hotel. Los clientes la buscan y hasta he tenido que crear una cuenta de Instagram para que puedan seguirla. Es un fenómeno dentro del hotel. Tenemos un programa para niños inspirado en ella.
P. ¿Pudo conocer Lulú a Taylor Swift durante los días que estuvo alojada en el Villa Magna?
R. Lamentablemente, no la ha conocido. Ni yo tampoco. Respetamos su privacidad. Lulú la esperó como una fan, con un collar de swiftie.
P. Su trabajo es entretenido.
R. Sí, a la vez que duro. Hay que entender diferentes pilares, al cliente, llegar emocionalmente a las personas, ir más allá, crear momentos mágicos. Es lo que hace que un cliente vuelva al hotel. Si pagas entre 1.000 y 1.500 euros por una habitación esperas que todo esté fantástico, pero lo que marca la diferencia son otras cosas, la personalidad, la sorpresa. La gran suerte es que me encanta lo que hago. Podría estar trabajando 14 horas los siete días de la semana. Cuando llega el domingo por la noche estoy emocionado por volver al trabajo. Es un trabajo que nunca se acaba, siempre hay por hacer.
P. ¿Recuerda algún momento especial?
R. En Navidad, a unos clientes alemanes les cancelaron el vuelo. Tenían un niño que estaba disgustado porque no iba a estar en casa para cuando llegara Papá Noel. Le preparamos un árbol, salimos a comprar varias cosas para el niño y le pusimos una nota: “Querido Christian, siempre sabemos dónde estás y no queríamos que te quedaras sin regalos”. El niño se quedó sin palabras.
P. ¿Ese es su tiempo mejor invertido?
R. Ese tiempo es lo que marca la diferencia. Odio estar en la oficina, me gusta estar en el restaurante, en el lobby, con la gente, creando equipo y generando confianza. Creo en la motivación de dar siempre el cien por cien.
P. ¿Qué aficiones tiene?
R. Juego al pádel, salgo a pasear y alguna vez salgo a correr por el Retiro con algún cliente. Todas las mañanas acudo al gimnasio del hotel. Es más cómodo para mí.
P. ¿Conseguirá mesa en la mayoría de los restaurantes?
R. No es tan fácil tener mesa en algunos restaurantes que tienen mucha demanda. Solemos pedir mesa para los clientes.
P. ¿Qué locales frecuenta?
R. Para tomar carne me gusta ir a Charrúa. Si quiero tomar pescado voy a Estimar, El Pescador o Desde 1911. También me gusta ir a Los 33, tiene muy buen ambiente, y a Casa Salesas. Otro sitio que frecuento, porque la terraza es increíble, es Numa. Disfruto descubriendo sitios nuevos. Cada semana me propongo conocer un restaurante nuevo.
P. Siempre va impecablemente vestido.
R. Me gusta la moda, elegir la ropa que me queda bien. Mi padre me dio un consejo sobre lo importante que es ir bien vestido porque nunca sabes a quien puedes conocer. Eso fue porque un día quería ir en chándal en un avión.
P. ¿Ha volado alguna vez con esta prenda?
R. De momento, no. Se han relajado mucho los códigos de vestimenta. Hay que adaptarse. Uno de mis restaurantes favoritos es Horcher, donde me gusta celebrar mi cumpleaños, que me recuerda a mi infancia. Es clásico y tradicional, y me encanta que mantenga ese espíritu y exija chaqueta para entrar.
P. En los hoteles ya no son tan estrictos.
R. Somos open mind (mente abierta). Durante mi primer año en Londres intenté entrar en el Hotel Ritz sin corbata y no pude. Si le dices eso ahora a un cliente se va a otro hotel. Madrid es una ciudad elegante, la gente viste bien.
P. ¿Qué valora usted en el lujo?
R. El toque personalizado, esos materiales que te gustan y te distinguen. La experiencia. Por ejemplo, en Madrid hay sastres para todo tipo de presupuestos.
P. ¿Frecuenta al sastre?
R. Me hago trajes a medida. No todos, pero me gusta mucho ir al sastre. Soy alto y mis brazos son largos, por eso necesito un sastre para las chaquetas.
P. ¿Cuál es el último capricho que se ha dado?
R. Ha sido un fin de semana en Marrakech, algo no planeado. Prefiero invertir dinero en viajes y experiencias que en comprarme caprichos.
P. ¿Cómo se cuida?
R. Duermo siete horas y hago deporte cuatro días a la semana. Me salto una comida, no desayuno. Solo como y ceno. Intento hacer el ayuno intermitente, el cuerpo ya está acostumbrado. Cuando me regalan cremas para el spa las pruebo.
P. ¿Qué lecturas le acompañan?
R. Leo muchas biografías, sobre todo en vacaciones. Me gusta conocer a los personajes históricos. No escucho música, pero sí pódcast. Uno de los últimos que me ha encantado es How I Built This, una serie de entrevistas a emprendedores que han creado unicornios. Me gusta saber de donde vienen. Son inspiradores.
P. Estará informado de quién es quién en el mundo del famoseo.
R. Me dicen que tengo que leer más la revista ¡Hola!, por si hay famosos en el lobby. Tengo que reconocer mejor a la gente, pero para mí todos los clientes son iguales, o casi iguales.
Aquí puede consultar las últimas entrevistas ‘After work’
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