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COYUNTURA ECONÓMICA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Sin espejo retrovisor

Esperamos que la economía española cierre 2023 con un crecimiento anual superior al 2% y de más del 1% en 2024

Port of Valencia
Contenedores, barcos y cargadores en el puerto de Valencia.Mònica Torres
maría romero María R. Meléndez David Tinajero

La actividad económica española durante el primer semestre de 2023 se ha mostrado resiliente, sobre todo, si se compara con lo sucedido en otros países europeos, como Alemania o Francia, donde se ha estancado o, incluso, ha retrocedido. No obstante, la revisión estadística del INE y la evolución reciente de los datos macroeconómicos del tercer trimestre invitan a revisar la senda de crecimiento para lo que resta de este año y el siguiente.

Para este ejercicio, esperamos que la dinámica de la segunda mitad del año no sea tan positiva como la de la primera. De hecho, no sería descartable que el PIB se reduzca ligeramente en el tercer trimestre (0,2% trimestral) para volver a crecer en la parte final del año. Para la primera mitad de 2024, las perspectivas son positivas, pero es probable que el crecimiento trimestral sea más modesto que el proyectado hasta hace unos meses, fruto de unas condiciones financieras más tensionadas por más tiempo, a consecuencia de la persistencia de la inflación.

Por componentes, la demanda interna perderá fuelle en la segunda mitad de 2023, a la vez que el fuego de la demanda exterior se irá apagando poco a poco. La debilidad de la capacidad exportadora (especialmente de bienes) manifestada desde abril podría acentuarse en los próximos meses, como consecuencia del enfriamiento de la demanda a nivel global. Si esto se materializa, dejaría a la economía española desprovista de puntales sólidos sobre los que asentar su crecimiento en los próximos meses. Un freno del consumo privado, si las presiones inflacionistas se desvían al alza de nuestras previsiones y vuelven a mermar el poder adquisitivo de los hogares, y una nueva decepción en el ritmo de ejecución de los fondos europeos NGEU, podrían mermar la capacidad de crecimiento de la economía española en 2024. Estos son algunos de los riesgos (a la baja para el crecimiento) que conviene vigilar, pero que no forman parte de la narrativa de nuestro escenario central.

En este escenario más probable, esperamos que la economía española cierre 2023 con un crecimiento anual superior al 2% (las previsiones de Afi apuntan, en estos momentos, a un avance de la actividad del orden del 2,3% anual) y que el próximo año se anote un crecimiento medio anual superior al 1% (Afi espera un crecimiento del 1,4%). En ambos casos, serían crecimientos superiores a los esperados para la Eurozona (0,4% y 0,7% anual, respectivamente), aun cuando se enmarquen en un escenario de ralentización económica.

A pesar de ello, conviene destacar que el crecimiento previsto para 2024 será eminentemente registrado en el año, sin que juegue el “espejo retrovisor”, es decir, el efecto arrastre del año anterior que afecta al cálculo de la tasa media anual. De los 1,4 puntos de crecimiento previstos para el próximo año, solo 0,3 puntos porcentuales vendrán explicados por el cierre de 2023; mientras que, en 2023, el “espejo retrovisor” del 2022 explica casi la mitad del crecimiento medio anual previsto. La cifra agregada, por tanto, será más baja, sí, pero responderá a un crecimiento sin “espejo retrovisor”.

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