Cristina Barbosa (Ogilvy): “En mi casa solo hay una televisión”
La presidenta de la agencia de comunicación y ‘marketing’ hace pesas durante dos horas diarias. “El deporte es mi ‘hobby’/obsesión”, dice
A sus 49 años, esta madrileña orgullosa de sus raíces vascas vive el mejor momento de su vida. Cristina Barbosa se considera una persona muy familiar, que cree que es importante “dejar marca” en los hijos con ocasiones que “tengan titular”. La presidenta de la agencia de comunicación Ogilvy España, del grupo WPP, deja un mensaje controvertido: es contraria a la siesta, la considera una pérdida de tiempo; aunque para compensar, se declara gran amante del vino. Si tuviera que elegir el viaje que recuerda con más cariño se decantaría por Japón, “que fue como aterrizar en Marte”.
Pregunta. Véndame el producto Cristina Barbosa
Respuesta. Qué pudor más grande. El producto es una mujer española, ejecutiva de marketing y comunicación, madre de dos niñas y un perrito reciente que me tiene loca y lo digo así, quizás lo debería decir antes que ejecutiva porque lo soy antes; muy deportista y en una edad fabulosa, la mejor edad de las mujeres, cuando tenemos la inteligencia, la calma y la seguridad, que eso es para hacérnoslo ver porque deberíamos tener seguridad mucho antes.
P. ¿Ha dejado atrás el síndrome del impostor?
R. Siempre tengo un poquito, pero o bien lo disimulo o bien lo dejo atrás cuando lo veo en otras mujeres. Me da tanta rabia, tanto coraje, que digo ‘empieza por ti misma’.
P. ¿Concilia bien vida personal y laboral?
R. Concilio muy bien. Pero no siempre lo he hecho. Nunca llamo al teletrabajo así, lo llamo flexibilidad. La flexibilidad ayuda a conciliar y sé perfectamente cuáles son mis momentos para el deporte, para mis hijas y a lo mejor los completo de una forma un poco cartesiana; abro el ordenador de 9 a 11 de la noche, pero a lo mejor de 6 a 9 lo dedico a mis niñas y a mí misma, que también es muy importante. Ceno siempre con mis hijas y en mi casa solo hay una televisión, ha sido fundamental para conciliar, hasta el punto de que ellas son mayores, tienen 20 y 16 años, y no conciben sentarse a ver la tele de forma individual. De hecho, tenemos dos sofás y nos sentamos las tres en uno, y también el perro. Porque atesoramos ese momento.
P. ¿Cuáles son sus aficiones?
R. Bueno, yo tengo el hobbie barra obsesión, que es el deporte. Es una afición y es una necesidad, como comer o dormir. Me alimenta. Es mi manera de pensar mejor. Me ayuda a relativizar. Y químicamente, físicamente, hormonalmente… es lo mejor que puedes hacer.
P. ¿Qué deporte hace?
R. Voy a decirlo porque hay un estigma. Yo hago musculación y hago pesas y hago fuerza y resistencia. Soy muy pequeñita y todo esto lo hago porque para la mujer es vital y se ha descubierto en los últimos años. También hago bastante cardio.
P. O sea, que está en el gimnasio todos los días
R. Voy al gimnasio y luego tengo en casa una pequeña salita porque hay momentos en los que me gusta entrenar con las niñas. Hago una hora y media o dos diarias. Escucho podcast al mismo tiempo, música o hablo con mis hijas.
P. ¿Desconecta?
R. Sí, tengo la facultad de conectarme y desconectarme con cierta rapidez. Es decir, no me quedo con un tema dando vueltas en la cabeza. Es algo que he conseguido con el paso del tiempo y conforme vas relativizando. También conforme vas teniendo más responsabilidad.
P. ¿Cómo lo hace?
R. Enfoco mi cabeza en otra cosa. Veo una serie, hago deporte, leo… Otra cosa fantástica es quedar con amigos. Medito a veces, meditar me ayuda muchísimo. También me ayuda escribir a mano, es terapéutico.
P. ¿Cómo lleva el estrés en este mundo tan ajetreado de la comunicación y la publicidad?
R. Tengo una suerte tremenda. Trabajo en algo que me encanta y eso hace que el estrés se lleve mejor. De hecho, no solo trabajo aquí sino que colaboro con la industria para el desarrollo de la publicidad, soy presidenta de la asociación de branded content, doy clases en distintos másteres, hago coaching a chicas jóvenes… Vengo a trabajar encantada de la vida y a veces cuando estoy de vacaciones leo algo porque lo echo un poquito de menos.
P. ¿Cuál es su sueño una vez deje el trabajo?
R. Cuando deje el trabajo tengo varios sueños. Me encanta el mundo del vino, y algo haré por ahí. Me hubiera encantado ser sumiller. Me encanta el vino. Es riquísimo y España tiene una oferta increíble. Me apasiona ese mundo. Algo haré por ahí porque no me veo 100% quieta. O haré algo para ayudar socialmente porque es muy necesario. Algo relacionado con ayudar a la mujer en esa etapa donde el síndrome del impostor está al máximo.
P. ¿Duerme bien?
R. Sí, duermo bien y me encanta dormir. Los días que duermo mal soy la mitad de mí misma.
P. ¿Qué hace los fines de semana?
R. Se los dedico a mi familia extendida. A mis padres, a mis tres hermanos chicos, a mis sobrinos, mi pareja, mis amigos, mis hijas y lo mezclo con lo que nos gusta: deporte, gastronomía, viajar... Intento descansar la mente porque físicamente no me gusta descansar. La siesta la considero una pérdida de tiempo, no me gusta, ya nos moriremos y dormiremos toda la siesta que queramos. Practico el descanso activo.
P. ¿Se cuida?
R. Sí. Con el deporte y con la alimentación. Soy muy pesadita con la alimentación porque me parece que es salud, la manera de evitar ser tratado en el futuro. Y no es un tema económico sino de fuerza de voluntad, de escoger lo que hace mejor a nuestro cuerpo. Soy muy consciente de lo que como. Siempre con vino.
P. ¿Tinto o blanco?
R. Ufff, los dos. Tinto o blanco o champán, que me encanta. Y ya está. El resto del alcohol no me gusta.
P. ¿Es caprichosa?
R. Sí, muchísimo. Soy la clásica caprichosa de zapatos, ya sé que queda fatal decirlo, pero es así; también con las cosas de la casa, con la decoración… Yo creo que todo el que es disfrutón, como yo, es caprichoso. Con la edad sabemos lo que nos merecemos.
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