EiDF, la empresa que tiene en vilo a la Bolsa de los nuevos valores
La firma de autoconsumo renovable que capitaliza 1.700 millones ve suspendida su cotización por no presentar las cuentas de 2022
“Lo que decimos, lo cumplimos, el mercado nos respalda porque somos serios”. Fernando Romero, fundador y máximo accionista de la empresa de instalaciones fotovoltaicas EiDF decía esto en una entrevista con Negocios el pasado 20 de marzo. Sin embargo, este viernes, cuando la CNMV suspendió cautelarmente su cotización por no presentar las cuentas del ejercicio 2022, (algo que debía haber hecho antes del 31 de marzo, como indica la normativa) la compañía alimentaba las dudas en contra de lo que su fundador y máximo accionista defiende. Los títulos, que subían casi un 3% a las once de la mañana, quedaron congelados en 29,76 euros, lo que arroja una capitalización de 1.721 millones.
Esa congelación de la cotización no sería un problema si se tratase de un simple retraso, pero el silencio de la empresa durante la mayor parte del día y la ausencia de explicaciones despertaron el recelo sobre si habría algún problema con la auditoría de cuentas encargada a PwC.
Más allá de si el retraso en la presentación de las cuentas anuales se debe a un motivo menor o no, EiDF ha protagonizado otras noticias más positivas en el BME Growth, el mercado de valores emergentes donde cotiza con una revalorización superior al 600%, por haber roto unos cuantos récords. Debutó en julio de 2021 a 4,2 euros por acción y una capitalización de 57 millones. El primer día se disparó un 31%. No han pasado dos años y sus títulos se han multiplicado por siete. Y si nada lo impide, pronto dará el saldo al mercado continuo, donde, si se pudiese comparar, valdría ya más que la mayoría de las cotizadas, incluidas NH Hoteles, Almirall, Meliá, Metrovacesa o Prosegur Cash, y casi tanto como Sacyr o Solaria.
A Romero no le gustan las entrevistas. Lo hace notar, cortante, al arranque de la charla celebrada en marzo: “¿Esto cuánto durará? Tengo 10 minutos”. Su despacho está rodeado de otros parecidos, en la nave de la firma, situada en un solitario polígono industrial en Barro, a medio camino entre Pontevedra y la localidad turística de Sanxenxo. Romero, que empezó su carrera analizando proyectos en banca de inversión, dice que prefiere estar en una obra antes que ejercer de relaciones públicas. “No soy una persona empática para esto, para repetir siempre lo mismo… Me pagan por ello, pero me cuesta”. No quiere hablar de cómo ha llegado a donde está. Señala con la mano el resto de las oficinas: “Lo que nos trae dinero está ahí, eso es lo importante”.
En “lo importante” trabajan 200 personas de forma directa y 700 de forma indirecta. Diseñan, tramitan, desarrollan y mantienen instalaciones de autoconsumo energético fotovoltaico pequeñas, la mayoría de menos de 150 megavatios, para empresas. Son obras que no necesitan las famosas declaraciones de impacto ambiental.
Un paquete multimillonario
Teóricamente hablando, el 72% en manos de Romero vale en el mercado 1.200 millones, lo que lo convierte virtualmente en una de las grandes fortunas de España. Todo, claro, sobre el papel. Él, en cambio, se proyecta desde un perfil muy ejecutivo, una persona que siempre se ha dedicado a trabajar, primero en el sector financiero y, desde 2008, con EiDF, que entonces desarrollaba proyectos de autoconsumo fotovoltaico para particulares y hacía auditorías energéticas ¿Tenía dinero entonces? “No. Dinero no tenía ni tengo… Mi primera nómina aquí la cobré en 2018, antes vivía de lo que cobraba puntualmente. He hecho obras, he hecho de todo. Comenzamos dos personas con esto, David (Sáenz, su socio inicialmente) y yo, en medio de la crisis financiera. Luego vino la crisis social, la crisis renovable… Vivimos todo ese proceso. EiDF no tuvo dinero hasta que quitaron el impuesto al sol”.
El peaje al autoconsumo que el Gobierno de Mariano Rajoy impuso en España (y que retrasó el despliegue de las energías renovables) se terminó en 2018, con Teresa Ribera al frente del Ministerio para la Transición Ecológica. El consejero delegado de EiDF habla de ella como la mujer que cambió el sistema energético. “Tiene sus cosas, pero no hay otra como ella. Es como lo que fue Messi para el Barça, es increíble lo que ha hecho”. A EiDF le abrió, literalmente, las puertas del cielo de los ingresos. Su facturación ha ido batiendo marcas: en el primer semestre del año pasado ingresaron 197 millones con un resultado bruto de explotación de 40. Los números auditados de 2022 son un misterio: “Se comunicarán durante el mes de abril”, asegura el empresario.
En EiDF hay más que paneles. Al negocio del diseño de instalaciones para autoconsumo (llevan ya más de 3.500 obras y 450 MW instalados) le fue añadiendo capas, primero con la puesta en marcha de parques propios (tienen 2,6 GW proyectados) y luego con la venta de energía, arriesgándose a comprar, hace ahora un año, una comercializadora (ODF) y después otra (Nagini). Era el peor de los momentos. O el mejor. “Pensamos que teníamos que hacerlo sí o sí. En estos momentos de estrés es cuando más necesidad de operaciones corporativas se dan. Hemos sido justos y muy éticos en el precio, y creo que no nos equivocamos. Gran parte de los clientes de ODF son industriales, hay mucha interrelación, vamos creciendo. La generación tiene salida de inmediato con nosotros a precios internos, de modo que podemos liberar muchos avales de OMIE (garantías que exige el regulador del mercado eléctrico ante terceros). Con ello podemos reducir deuda, tener más generación, subir el ebitda… La integración en el mercado de la energía es sinónimo de éxito”.
Admite que todos los operadores podrían verse abocados a pulsar el botón del pánico si la oferta de renovables deprime los precios. “Con precios de 150 euros (el megavatio) le va bien a cualquiera, pero te pones a 50 euros con tipos al 5% y a lo mejor te ves obligado a refinanciar”. Justifica que esa dinámica de apalancamiento que reina en el sector para financiar los parques hará que el precio de la energía se resista a bajar, por mucho que se anuncie que, cuantas más plantas renovables viertan a la red, mejores serán los precios. “Los renovables nos hemos dado cuenta de que no es verdad que baje la luz. Si fuese cierto, todo el mundo iría a mercado, y si eso fuese así habría un default, nadie pagaría”, en referencia a los proyectos apalancados. Con 20.000 megavatios de potencia solar fotovoltaica conectados hasta marzo en toda España, calcula que, si esa fuera la energía marginal, que marca el precio del pool eléctrico, los precios se acercarían a cero, “y nadie podría repagar su deuda. Eso conlleva que todos los que estamos en el mercado busquemos PPA (acuerdos a largo plazo con precios pactados)”.
Es el camino que ha elegido EiDF, que, por otra parte, asegura no tener problemas de suministro de paneles gracias a que hace nueve años montaron una oficina en China que los compra a precios negociados con suelos y techos. La instalación de los mismos la subcontrata con un puñado de empresas, siempre las mismas, y la mayoría gallegas.
Con la salida a Bolsa, cifran fuentes del mercado, podría conseguir unos 150 millones de euros, suficientes para impulsar sus ganas de crecer en instalaciones de autoconsumo industrial, donde ahora tienen cerca de un 20% del mercado. “Creemos que en el sector industrial está al 5% de implantación, quedan 10-15 años como el de ahora, esto va a gran velocidad”. Sin embargo, afea el uso de subvenciones públicas para la instalación de paneles. “Nos están perjudicando. Crean una demanda de instalaciones que el sector no puede absorber. Nos acorta el plan de negocio, porque lo que haríamos hasta 2025 nos lo están subvencionando ahora. ¿Qué sentido tiene? ¿Por qué tenemos que regalar dinero en algo que es rentable? ¿No hay otros sectores de la economía que requieren apoyos?”.
Preguntado por si le sorprende la gran progresión en Bolsa de su compañía, responde que el mercado es cíclico: “Hoy estás aquí y mañana allá. Nuestro plan de negocio lo hemos cumplido dos veces, si tenemos 3 gastamos 0,3... El mercado ha tomado bien que todo lo que hemos publicado lo hemos cumplido con creces”. Hasta el día del tirón de orejas de la CNMV, que hace pensar que el futuro de EiDF podría ser tan brillante como el sol, o tan oscuro como los paneles que vende.
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