La hora de los bancos centrales
Todo parece indicar que las subidas de tipos de interés están agotadas
El endurecimiento de la política monetaria por los bancos centrales, iniciado por la Reserva Federal (Fed) en marzo de 2022 para controlar la inflación, ha derivado en una amenaza de crisis bancaria, cuyo detonante fue el desplome de Sillicon Valley Bank (SVB), decimosexto banco de EE UU con sede en California y muy vinculado con el sector tecnológico.
Los reguladores estadounidenses se vieron obligados a tomar medidas extraordinarias de forma coordinada, para salvar la situación y evitar un posible contagio. La respuesta fue contundente, garantizando a los clientes de las entidades afectadas la totalidad de los depósitos, frente al anterior límite de 250.000 dólares por cliente y entidad garantizado por el FDIC (Federal Deposit Insurence Corporation).
Los bancos con problemas son bancos regionales, con activos por debajo de 250.000 millones de dólares, que tienen unos requisitos regulatorios más laxos en EE UU y, por otro lado, está la norma contable que solo exige valorar a precio de mercado los activos disponibles para la venta y no refleja la pérdida de valor latente por los activos categorizados a vencimiento. Este modelo contable solo funciona cuando el mundo es color de rosa. Cuando una entidad como SVB, por cuestiones de liquidez, tiene que vender su cartera categorizada a vencimiento, aflora unas pérdidas que provocan la desconfianza del mercado. Hay un tercer aspecto, que también aparece en estos casos, que es la ausencia de una gestión adecuada del riesgo de tipo de interés.
La situación de Credit Suisse es un caso aparte. El banco estaba muy expuesto por su situación interna, que venía arrastrando desde hacía años. La caída del 51% de su cotización el 17 de marzo exigía una rápida actuación para evitar el contagio, ya que es uno de los 30 bancos sistémicos a nivel mundial. Tras un fin de semana de intensas negociaciones, UBS anunció la adquisición por 3.000 millones de francos suizos. El Banco Nacional de Suiza, con apoyo del Gobierno y el regulador, ha facilitado la operación con garantías adicionales de 9.000 millones de dólares y facilidades de liquidez hasta 200.000 millones de francos suizos para proteger la economía suiza y garantizar la estabilidad financiera.
Con subidas de tipos de interés tan agresivas, pasando en un año del 0,25% al 4,75 -5% en EE UU y de tipos de interés negativos en la eurozona del -0,5% al 3,5% en nueve meses, algo se rompe y alguien sufre los daños. Un hecho positivo ha sido la rápida actuación de los bancos centrales en coordinación con los reguladores, tanto en EE UU como en Suiza, que han actuado con celeridad, encontrando soluciones en menos de 48 horas bien aceptadas por los inversores. En situaciones de crisis, el recurso a los bancos centrales es necesario, pero exige garantizar la igualdad de condiciones en la regulación y mejorar la eficacia de la supervisión. La actitud del BCE y la Fed , manteniendo en marzo las subidas de tipos anunciadas, parece indicar que lo prioritario es el control de la inflación. La presidenta del BCE negaba que existiera conflicto de interés entre la estabilidad de precios y la estabilidad financiera, afirmando que el sector bancario es resiliente, con fuertes posiciones de capital y liquidez y que, en cualquier caso, el BCE está equipado para proporcionar apoyo de liquidez si fuera necesario.
A pesar de la reciente subida de tipos, la política de la Fed ha cambiado de dirección, pasando de una política restrictiva (QT), con la retirada de 95.000 millones al mes, a una política expansiva (QE), poniendo en marcha un programa de préstamos contingentes para dar liquidez a las entidades y evitar el estrangulamiento de liquidez y, por tanto, una crisis de confianza en el sistema bancario americano. Los fondos solicitados por la vía de préstamos contingentes, han supuesto 300.000 millones de dólares y, por la vía de los repos inversos, se han alcanzado 160.000 millones, por lo que el impacto que ha tenido para la Fed es de 460.000 millones en una semana, lo que equivale al 40% de la liquidez que se había retirado desde abril de 2021, incluyendo los repos inversos.
Los temores de inflación, por una política monetaria más expansiva, quedarían matizados por el endurecimiento de la concesión de créditos de los bancos. Todo parece indicar que las subidas de tipos están agotadas y así lo reflejan los futuros y muchos analistas señalan a un escenario de desinflación progresiva.
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