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La empresa gallega que busca la solución contra el cáncer en el fondo del mar

La farmacéutica Pharmarmar espera recibir nuevas autorizaciones para sus productos oncológicos y desarrolla la división de virología, abierta durante la pandemia

Pharmamar
Laboratorios de Pharmamar en Colmenar Viejo (Madrid).Paul Hanna
María Fernández

El mismo día que Pharmamar salía del Ibex 35 (19 de diciembre), su director, Luis Mora, hacía para Negocios un balance de la compañía con varias dosis de pensamiento estratégico. “Sé que el Ibex da prestigio. Y nosotros hemos tenido vaivenes en nuestra historia. Pero llevamos varios años en beneficios; la compañía vale más de 1.000 millones en Bolsa (1.177 millones este jueves); tenemos más de 1.500 patentes; hemos tratado a más de 150.000 pacientes de cáncer; somos más de 400 personas, el 65% mujeres, el 75% titulados universitarios, de 16 nacionalidades.”. A su lado, José Luis Moreno, director de Relación con los Inversores, recordaba que hace tres o cuatro años a los directivos no se les pasaba por la cabeza llegar a formar parte del índice selectivo. “Ahora la cuestión es cuándo vamos a volver a entrar”, explica.

Ver el vaso medio lleno es el deporte que practica desde siempre la compañía de origen gallego que extrae sus productos de una amplia biblioteca propia de muestras de origen marino. Días después del paso atrás en Bolsa (fue sustituida por Logista) anunciaba que el PM534, un nuevo compuesto antitumoral en una fase muy inicial de su desarrollo (ni siquiera tiene nombre), ha sido probado en laboratorio y ha mostrado una buena actividad contra varios tumores, incluso algunos que presentan resistencia a la quimioterapia. Al producto le quedan muchos años por delante para convertirse en un medicamento, como ocurrió con los primeros compuestos de su breve catálogo: Yondelis, desarrollado hace dos décadas, es eficaz en sarcoma de tejidos blandos y cáncer de ovario, y Aplidin, en mieloma múltiple. Después vendría Zepzelca, aprobado ya en Estados Unidos, Canadá, Australia o Emiratos Árabes, y cuyo dosier de registro tienen encima de la mesa otra docena de agencias de medicamento. “Iremos conociendo sus decisiones a lo largo de 2023″, detalla Mora. Su socio en Estados Unidos lo lleva comercializando desde julio de 2020 y en ese país se ha convertido en un estándar de tratamiento de segunda línea para cáncer de pulmón de célula pequeña. “Hacía más de 20 años que no se aprobaba nada para este cáncer y no hay perspectiva de que vayan a llegar nuevos productos”, destaca el ejecutivo. Zepzelca será presentado para registro en China muy pronto y en ese país ya está aprobado su uso compasivo en una región concreta.

Detrás de estos tres fármacos está Ecubectedin, el siguiente compuesto más avanzado, al que le quedan unos cinco años hasta llegar a los hospitales. Pero mientras tanto deben de seguir manteniendo su inversión en investigación, de las mayores de España en relación con su empleo (57 millones en los nueve primeros meses de 2022).

“Hay un gap” de dos años y medio, reconocen los ejecutivos de la compañía, entre medicamentos maduros y otros en desarrollo. ¿Cómo llevará Pharmamar ese camino? “Esa pregunta nos la hacemos internamente”, admite el director de Relación con los Inversores. Hasta el 30 de septiembre los ingresos alcanzaron los 140 millones, de los que casi 120 fueron por la venta de medicamentos y royalties. Su último beneficio neto reportado ascendió a 43 millones. “Estamos generando caja. En los primeros nueve meses fueron 40 millones en nuestras actividades de explotación. Además, la deuda ha disminuido hasta marcar un mínimo de los últimos 20 años (40 millones en total)”.

Un camino financiero más despejado les ayudaría en su objetivo de incorporar un producto de terceros a su red de ventas y así aumentar su catálogo sin esperar a desarrollar su siguiente producto. Buscan, según su director, medicamentos oncológicos o paliativos que puedan llegar a facturar entre 50 y 150 millones, y que estén aprobados, listos para llevar al paciente, o bien en la última fase de evaluación. ¿Quién tiene esas moléculas? “Compañías americanas que no tienen estructura en Europa o europeas que han investigado, pero no tienen la capacidad que nosotros hemos desarrollado de logística, información médica, empresas subsidiarias por Europa… Ese es el marco en el que nos movemos”, explica Luis Mora. Ya tienen seleccionadas algunas candidatas. “Veremos qué pasa. Lo fundamental es que seguimos invirtiendo en investigación, y fruto de ello la compañía está donde está”.

Mientras, continúan haciendo crecer la división de virología que alumbró la pandemia al calor de Aplidin (plitidepsina), que además de mieloma múltiple para el que está aprobado en Australia, es eficaz para ciertos pacientes de covid que evolucionan a estado crítico. “Vamos a arrancar un ensayo en pacientes inmunodeprimidos con covid, que tienen una tasa de mortalidad bastante alta, de más del 40%”. En un estudio con 70 pacientes a los que se les suministró Aplidina esa mortalidad bajó a menos del 17%. “Basándonos en eso hemos hablado con agencias del medicamento y presentamos el protocolo para iniciar el ensayo en breve plazo”.

En estos últimos meses también ha habido noticias decepcionantes, como el cierre de su filial Genómica, una empresa de diagnóstico que, según sus responsables, era incapaz de competir tecnológicamente con sus rivales. Sin viabilidad, sus 43 trabajadores se fueron a otras empresas, se recolocaron o salieron tras llegar a un acuerdo.

Un año interesante

Creen que este 2023 se presenta como un año interesante, sin grandes sorpresas pero cargado de noticias. “Vamos a arrancar varios ensayos, pueden anunciarse nuevas aprobaciones, puede haber alguna licencia…”. Se espera que Sylentis, otra de sus filiales, presente pronto los resultados de un ensayo con el SYL1801 para el tratamiento de la degeneración macular asociada a la edad, que es una causa importante de discapacidad visual en la población anciana. También será el año en el que previsiblemente se tome la decisión judicial final sobre Aplidina en Europa. La Agencia Europea del Medicamento (Ema) rechazó el compuesto en 2017 y Pharmamar apeló al Tribunal General de la UE en Luxemburgo porque sospechaba de conflicto de interés de los expertos encargados de tomar la decisión. La justicia les dio la razón y los servicios jurídicos de la UE decidieron no apelar. Pero sí lo hicieron países individualmente, como Estonia, Alemania u Holanda. “La decisión final la sabremos a lo largo del primer semestre de 2023. En función de eso veremos cómo sigue el proceso”, detalla el primer ejecutivo.


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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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