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Cada vez hay más casas con el agua al cuello: por qué el cambio climático afecta a su vivienda

Los fenómenos atmosféricos adversos provocados por el calentamiento global generan fuertes inundaciones y exigen cambios en la forma de construir los inmuebles

Inundaciones
Vivienda inundada en una localidad de Murcia el pasado septiembre.Marcial Guillén ((EPA) EFE)

Los episodios de tiempo extremo son cada vez más frecuentes debido al cambio climático. El pasado mes de noviembre las lluvias torrenciales causaron inundaciones y numerosos daños en las provincias de Valencia y Castellón y, en menor medida, en la de Alicante. En dos días el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS) recibió solicitudes de indemnización correspondientes a 867 viviendas. Cada año se producen en España una media de 10 episodios graves de inundaciones y en los últimos 20 años los daños materiales se calculan en 800 millones de euros anuales, según el Consorcio de Compensación de Seguros.

La primera barrera de contención es atender a la gestión urbanística y tratar de evitar la incorrecta ubicación de edificaciones. Para esto son de mucha utilidad los mapas de peligrosidad y de riesgo de inundación de la Subdirección General de Protección de las Aguas y Gestión de Riesgos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. “Es bien sabido que algunos núcleos urbanos y grupos de edificaciones están situados en zonas con alto riesgo de inundación, pero es posible tomar medidas en los inmuebles existentes que les permitan tratar de evitar estos fenómenos y sus consecuencias, o al menos resistir lo máximo posible facilitando la evacuación segura de sus ocupantes y reduciendo al mínimo posible los daños en el edificio”, cree Juan López-Asiain, director del Gabinete Técnico del Consejo General de la Arquitectura Técnica de España.

Vaya por delante que lo normal es que los proyectos de arquitectura estén en áreas que están exentas del riesgo de inundación. Aun así, hay edificios que se construyeron en un marco de alegalidad o ilegalidad y que sí corren ese peligro. “No hay una solución única y general, sino que implica una intervención edificio a edificio con la ayuda de un técnico competente para determinar qué mejoras se pueden realizar con el fin de reducir el impacto del agua en dichos inmuebles”, asegura Laureano Matas, secretario general del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España.

Los daños económicos que una inundación puede ocasionar en una casa son evidentes. Según una guía realizada por el Consorcio y el Ministerio para la Transición Ecológica, si la vivienda fuese un bajo de un edificio de pisos situado en una zona de alto riesgo de inundación, las inundaciones en 30 años, de producirse, arrojaría unas pérdidas económicas para el propietario del orden de 208.860 euros, lo que significa 6.962 euros cada año. Por eso, cualquier acción de disminución del riesgo de inundación en esta vivienda tendría una gran rentabilidad.

Drenaje

La protección de un edificio que se encuentre en la situación del ejemplo anterior debería abordarse de tal manera que se contenga la llegada del agua al edificio. Para Matas, más que hablar de prescripción de materiales, habría que hacerlo de soluciones constructivas para minimizar los daños. Y pone como ejemplo zonas de drenaje o de achique para evitar que el agua quede estancada y, en la medida de lo posible, evitar que los espacios situados por debajo de la línea de inundabilidad propia de cada edificio sean habitables. “Un técnico competente tendría que sopesar la posibilidad de un drenaje perimetral del terreno que permitiera evacuar aguas rápidamente y colocar aliviaderos en las zonas que estuvieran por debajo de ese posible nivel freático fluctuante, pero esta solución no puede ser considerada estándar, porque habría que analizar el tipo de terreno”, mantiene Matas.

Este experto aconseja además la elaboración de un estudio pormenorizado de los usos de la vivienda: “No es lo mismo que se inunde una planta habitable que un garaje. Las zonas susceptibles de inundación tendrían que ser espacios residuales para que, si sube el agua, no se vean comprometidas la habitabilidad, la salubridad y la seguridad del edificio y de las personas”.

Y es que cuando se produce una inundación, el edificio se ve expuesto a un esfuerzo temporal al que no está acostumbrado. Según el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, normalmente aparecerán signos evidentes de la reacción de la edificación como son grietas alrededor de los pilares y una separación entre los elementos de cerramiento y los estructurales. Asimismo, la inundación también afectará al entorno del edificio, por lo que es importante revisar la cimentación, que es un elemento oculto.

Para cubrir los daños derivados de una inundación los expertos aconsejan que la propiedad cuente con una póliza en vigor que incluya la cobertura de riesgos extraordinarios ampliada con el recargo correspondiente del Consorcio de Compensación de Seguros, ya que en caso de siniestro será este el encargado de indemnizar, siempre que se trate de inundaciones extraordinarias. En el ámbito del seguro se suele decir que el Consorcio cubre el agua por debajo —el anegamiento— y la aseguradora el agua por arriba — causados por la lluvia—.

Es decir, se hace cargo del anegamiento del terreno producido por lluvias o deshielo; por aguas procedentes de lagos con salida natural, de rías o ríos, o de cursos naturales de agua en superficie cuando se desborden de sus cauces normales. “El Consorcio cubre el riesgo de inundación al margen del número de bienes afectados, de la extensión de la zona geográfica inundada y de la intensidad de los daños. En consecuencia, todos los años indemniza inundaciones de gran impacto, importantes, no muy relevantes e incluso de escasa afectación que pueden pasar desapercibidas no para los asegurados con daños, pero sí para los medios de comunicación”, recuerda Alejandro Izuzquiza, director de Operaciones de la entidad.


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