Cómo proteger su vivienda de lavas, riadas y otros fenómenos naturales
El volcán de La Palma ha puesto de relieve la importancia de contratar seguros del hogar, pero también ha dejado al descubierto las carencias del modelo asegurador en España
Los estragos causados por el volcán de La Palma, que mantiene suficientes signos de agotamiento para dar la erupción por finalizada, han puesto sobre la mesa la importancia de tener la vivienda asegurada para poder cobrar una indemnización. Algo con lo que no podrán contar muchas de las viviendas arrasadas por las coladas de la lava, ya que la mitad de ellas carecía de esta póliza. Aunque el desastre natural sucedido en la isla canaria también ha evidenciado las carencias del modelo asegurador en España, sobre todo por la lentitud en la resolución de los siniestros.
Desde la organización de consumidores OCU lamentan que los seguros no siempre respondan, incluso retrasen y pongan trabas al pago de indemnizaciones por los siniestros. Y ello a pesar de que un seguro del hogar con coberturas amplias para una vivienda de 250.000 euros ronda los 250 euros anuales, y un seguro de comunidad para un edificio de tres millones de euros se mueve en torno a los 1.500 euros al año, según las cifras que maneja el sector.
Tener el hogar asegurado marca la diferencia ante fenómenos naturales como borrascas, danas, terremotos o erupciones volcánicas. “Cuando la aseguradora no se hace cargo, es el Consorcio de Compensación de Seguros (CSS) quien indemniza por los riesgos extraordinarios que ocasionan determinadas catástrofes naturales, aunque erróneamente se tiende a pensar que todos los ciudadanos pueden acceder a esas indemnizaciones”, explica Diego Silva, asesor de seguros del Colegio de Administradores de Fincas de Madrid (CAFMadrid).
El Consorcio es una entidad pública, pero recibe los ingresos de los recargos incluidos en las pólizas aseguradoras privativas. Por tanto, “es muy importante tener en cuenta que únicamente dará cobertura a aquellos bienes o personas que dispongan de un seguro en el momento del siniestro”, recuerda Silva.
El abono de las ayudas es otro cantar. A 9 de diciembre, el Consorcio informaba de que había recibido un total de 2.603 solicitudes de indemnización por daños en 2.135 viviendas provocados por el volcán, aunque solo había ingresado la indemnización correspondiente a 319 hogares asegurados (un total de 55.654.885 euros).
Las compañías aseguradoras dicen realizar las tramitaciones de la forma más ágil posible. “Desde el momento en que un cliente nos llama, nos encargamos de ayudarle en la tramitación del siniestro con el Consorcio y tratamos de colaborar al máximo para agilizar todos los trámites y las gestiones que necesita realizar”, manifiesta Javier Oliveros, director comercial de Mapfre, aseguradora con una destacada presencia en La Palma. También en AXA reconocen mantener una comunicación fluida y constante con sus mediadores en la isla para así ayudar a los clientes en la gestión de las reclamaciones del Consorcio y, en consecuencia, recibir cuanto antes las indemnizaciones.
Sin embargo, y a pesar del escenario que dibujan, algo falla en la comunicación entre las aseguradoras y el propio CSS. Para la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (Unespa), la creciente recurrencia y severidad de los fenómenos naturales sugiere una mejora de los sistemas de colaboración entre el sector asegurador y el CSS, “con el fin de agilizar la comunicación y resolución de los siniestros”. Las figuras de agentes, corredores de seguros y peritos locales desempeñan un papel vital en la tramitación y gestión eficiente de los siniestros.
Lorca: sensor de alerta
El desconocimiento de los ciudadanos en torno al seguro, tanto en coberturas contratadas como en los límites y capitales garantizados, es otra de las piedras en el camino, apunta Enrique García, portavoz de la OCU. “El asegurado debe saber y comprender cuál es el alcance real del riesgo contratado y, sobre todo, de las exclusiones”, comenta. “Solo las personas que han vivido un gran siniestro han adquirido esos conocimientos y tienen esa especie de sensor de alerta sobre la letra pequeña de la póliza en el caso de un gran siniestro”, cuenta Iván Gea, administrador de fincas de algunas de las comunidades afectadas por el terremoto que hubo en Lorca hace ahora 20 años. En esta catástrofe, la práctica totalidad de los 33.200 siniestros generados, entre viviendas particulares y comunidades, han sido resueltos por el Consorcio.
Además de terremotos, entre los fenómenos de la naturaleza que cubre la actuación del CSS destacan las inundaciones, los embates de mar, las tempestades de viento con rachas de velocidad superior a 120 kilómetros por hora, los tornados y las erupciones volcánicas.
Resulta paradójico, no obstante, que el Consorcio no responda ante las nevadas, como las que trajo en enero pasado la borrasca Filomena a Madrid. Únicamente daría cobertura a los daños provocados por el deshielo posterior a las heladas o nevadas. A este respecto, la patronal Unespa invita a revisar algunos de los conceptos incluidos en el reglamento de riesgos extraordinarios que rige la actividad del Consorcio y a sopesar la inclusión de otros nuevos para “adaptar adecuadamente el esquema de aseguramiento de riesgos de la naturaleza a la realidad”. Sin embargo, “lo esperado es una continuidad del actual sistema del Consorcio, aunque sí es posible que la recurrencia de fenómenos de forma cada vez más habitual suponga un incremento de las primas aseguradoras a fin de mantener el fondo destinado a ello”, indica el asesor de Seguros de CAFMadrid.
El 75% de las viviendas en España tienen contratado un seguro de hogar. Aunque hay una diferencia abismal entre las distintas regiones: mientras que en el País Vasco el 90% de las familias contaban con esta póliza a cierre de 2020, en Canarias solo estaban protegidas un 50% de las viviendas. Según Unespa, esta brecha se debe a que “en 1983 se produjo en el norte de España un fenómeno meteorológico conocido como la gota fría. Los daños causados en el País Vasco, Navarra y Cantabria fueron enormes. Desde entonces, la tasa de aseguramiento de inmuebles en estas comunidades autónomas es la más elevada de todo el país”. Un 89% de las familias vascas tienen asegurada su vivienda; le siguen Cantabria, con un 85%, y Navarra, con un 83,60%.
Las comunidades de propietarios no están obligadas a contratar un seguro, aunque sí se exigen garantías de incendio y responsabilidad civil en algunas regiones como Madrid. Sin embargo, en la mayor parte de estos seguros los propietarios dejan fuera las garantías opcionales por fenómenos atmosféricos: “No es habitual que en la emisión del seguro la comunidad se preocupe de la cobertura por daños en jardines o congelación de tuberías”, desgrana Silva. Sí contemplan desprendimientos o hundimientos de cubiertas, cornisas y tejas. De hecho, en la gran nevada Filomena en Madrid estas incidencias fueron cubiertas en su mayoría por las pólizas multirriesgo de las comunidades de vecinos.
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