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Hamelyn da una segunda vida a los libros que ya no quieres

La ‘start-up’ fundada por Federico Aguilar y Valentín Izquierdo facturó 300.000 euros en 2021 y se plantea incorporar en su catálogo otras categorías, como vinilos y videojuegos

Matteo Allievi
Emprendedores: Valentín Izquierdo, fundador de Hamelyn.
Emprendedores: Valentín Izquierdo, fundador de Hamelyn.

Federico Aguilar y Valentín Izquierdo, amigos desde cuando iban al colegio, siempre han sido ávidos lectores de libros, tanto nuevos como de segunda mano. Al deshacerse de varios artículos en Wallapop entre una mudanza y otra, han detectado que, aunque la compra online ha evolucionado mucho en los últimos años, vender objetos usados sigue siendo un proceso tedioso. “Tienes que crear fichas de producto, subir fotos, chatear con posibles interesados y hasta quedar físicamente con ellos para el intercambio. Si queremos fomentar la economía circular, hay que eliminar fricciones en la parte de venta”, apunta Izquierdo. Para simplificar la experiencia de los usuarios, a mediados de 2020 pusieron en marcha Hamelyn, una plataforma que se dedica a la compraventa de libros de segunda mano mediante la integración en varios marketplaces y que hace de la sostenibilidad uno de sus pilares.

Aguilar desarrolló su carrera profesional como científico de datos en varias consultoras. Izquierdo, por su parte, fue durante cinco años gerente de exportación en una empresa fabricante de mamparas de duchas. En 2019, cuando su trabajo se hizo más monótono, en paralelo a su actividad, lanzó Hooked, una marca que vendía accesorios de videoconsolas a través de Amazon. “El negocio funcionaba muy bien, pero Federico y yo nos quedamos con ganas de emprender juntos. Nuestras experiencias en tecnología y en marketing se complementaban perfectamente, por lo que dejé Hooked y empezamos a sentar las bases de Hamelyn”, cuenta.

Al principio, Aguilar e Izquierdo se apoyaron únicamente en sus propios ahorros, invirtiendo alrededor de 40.000 euros. El verano pasado cerraron una ronda de financiación de medio millón de euros liderada por tres fondos de capital riesgo: Cabiedes & Partners, Itnig y Ángels Capital, el brazo inversor de Juan Roig, dueño de Mercadona.

La startup tiene dos tipos de clientes: los que le venden sus libros —que los fundadores denominan proveedores— y los que los compran. Entre los primeros prevalecen los particulares, que optan por deshacerse de los volúmenes para lograr más espacio en el hogar o para ganar dinero extra. “Todavía la remuneración es baja, alrededor de los 30 céntimos por libro, pero el precio irá subiendo cuando tengamos la certeza de poder vender muy rápidamente el producto que compramos”, agrega Izquierdo.

Entre los proveedores no faltan usuarios sensibles hacia la sostenibilidad, que venden sus libros a la empresa para que alguien los siga disfrutando y darles así una segunda vida. El cliente escanea el código ISBN del libro en la web de Hamelyn y un algoritmo calcula el precio de venta. Un repartidor lo recoge dentro de 24 horas de forma gratuita, un servicio disponible solo dentro de la península, y el usuario recibe el pago en su cuenta bancaria.

Para vender a su vez los libros de segunda mano que recibe de sus clientes, la plataforma tiene acuerdos con varios marketplaces: Amazon, de donde procede el 85% de las ventas, Ebay y la Casa del Libro. “Nuestros empleados se encargan de preparar los pedidos y utilizamos esas plataformas solo como canales de venta para ganar escalabilidad en el mercado, a cambio de una comisión entre un 10% y un 25%. Queremos huir de poner en contacto a particulares y gestionar la transacción de principio a fin”, agrega Izquierdo. Una vez que la empresa cuente con un catálogo más amplio, su objetivo es abrir un canal de venta propio para dar a los usuarios la opción de comprar los libros directamente desde su web.

Los dos emprendedores no se plantean abrir una tienda física, ya que consideran que el comercio electrónico es mucho más práctico y eficiente. Eso sí, entre sus planes figura la incorporación en su catálogo de otras categorías más allá de los libros, entre ellos los physical media (medios físicos que se utilizan para transmitir información), como vinilos, videojuegos y aparatos electrónicos. “Tendremos que hacer análisis y decidir si tirar por mercados más grandes que tengan una fuerte demanda o más nichos. Ya estamos haciendo pruebas a muy pequeña escala”, señala Izquierdo.

Además, este verano la plantilla se mudará a un almacén cuatro veces más grande que el actual, que podrá almacenar casi un millón de libros. En 2021, Hamelyn facturó 300.000 euros, una cifra que ya han superado en lo que va de año. Sin embargo, todavía no ha alcanzado el beneficio, puesto que todas sus ganancias son reinvertidas en la empresa, sobre todo para potenciar la tecnología web.

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