Cómo hacer sostenible la jungla de asfalto

Sostenible, eficiente, inteligente y útil para las personas. Así de simple es el modelo de ciudad de futuro. Forjarlo, sin embargo, no es tan sencillo. Se requiere de un plan a largo plazo, de recursos económicos, de innovación, de colaboración entre Gobiernos y empresas, y un compromiso de todos los integrantes para convertir los espacios en un entorno mejor. Porque es allí, en las zonas urbanas, donde se está librando la batalla más importante de los últimos tiempos: la lucha contra el calentamiento global.

El cambio de modelo va desde la rehabilitación de edificios para mejorar su eficiencia energética, y la instalación de tecnologías IoT (internet de las cosas) en las farolas del alumbrado público, hasta una transformación de la manera en la que nos desplazamos. “La movilidad sostenible pasa, sin duda, por la introducción de nuevas fuentes energéticas no contaminantes, pero sobre todo por la racionalización y la disminución del uso del vehículo privado, potenciando el transporte público”, afirmó Juan Cofiño, vicepresidente y consejero de Administración Autonómica, Medio Ambiente y Cambio Climático del Gobierno del Principado de Asturias. Durante el encuentro Claves para alcanzar la eficiencia energética en nuestras ciudades, organizado por EL PAÍS y Acciona Energía, Cofiño dijo que el futuro del modelo de urbe de tamaño medio implica ofrecerle al ciudadano una movilidad diferente, donde nadie tenga que desplazarse más de un cuarto de hora desde su casa para poder acceder a cualquier servicio básico.

El reto es que las ciudades den también un confort y bienestar a la ciudadanía. “Supone cosas tales como menos contaminación y como efecto menos enfermedades pulmonares y cardiovasculares”, destacó Ana González, alcaldesa de Gijón, ciudad donde se celebró este evento. La representante del Gobierno local explicó que la transformación de una urbe no se puede dar solo con el trabajo de la administración pública, sino que se requiere de la creación de alianzas y una colaboración estrecha con la empresa privada. “En Gijón tenemos una clara conciencia de que no tendremos un nuevo modelo de ciudad si no incorporamos a la empresa”, afirmó. Muestra de ello, comentó González, es la puesta en marcha de uno de los proyectos estrella del Ayuntamiento: la transformación del alumbrado público, con una gestión integral e inteligente, que implicará el despliegue y operación de una red abierta e interoperable de IoT.

Sensores y datos

El objetivo es transformar la forma en la que se obtiene la energía en los sitios y edificios públicos, a través de fuentes renovables, pero también obtener datos, gracias a los sensores IoT que se instalarán en las farolas. Esta tecnología dará información suficiente, que después de analizarla, se utilizará para crear nuevos servicios y mejorar la eficiencia en la ciudad. Por ejemplo, se podrá mejorar el flujo del tráfico o la recogida de basuras. Para ello, el Gobierno de Gijón ha cerrado un contrato (para los próximos 15 años por más de 184 millones de euros) con Acciona Energía. Se trata del mayor contrato de servicios energéticos licitado en España con objeto de desarrollar una ciudad inteligente donde innovación, sostenibilidad y participación ciudadana serán ejes fundamentales. “Estas medidas reducirán hasta un 68% el consumo eléctrico de los servicios municipales y de alumbrado público y un 15% el consumo térmico, gracias a que las emisiones de CO₂ descenderán al menos un 30%... Esto no es baladí”, dijo Elena González, directora de Servicios Energéticos de Acciona Energía.

El alumbrado público es un elemento relevante dentro de la infraestructura urbana. “Es la instalación de la ciudad con mayor capilaridad”, explicó Juan Pons, director de Administración Pública de Edison Next, una firma energética, proveedora de Acciona Energía. Regularmente, las farolas tienen una función única: dar luz en un periodo del día determinado. Pero en Gijón se les ha dado una nueva vida, explica el representante de la empresa. “Se ha convertido cada farola en un nodo de comunicación. La ciudad ahora es una gran red”, indicó Pons. El contrato de Gijón con Acciona Energía implica el cambio de casi 44.000 farolas en la ciudad, la aplicación intensiva de tecnología y del IoT, la renovación de 24.800 dispositivos consumidores de energía en edificios, la instalación de 250 puntos de acceso a internet con wifi por todo el término municipal y de 6.446 detectores de presencia.

“La colaboración público-privada es imprescindible”, afirmó Sonia Puente Landázuri, directora general de Ordenación del Territorio y Urbanismo del Principado de Asturias. “Es una colaboración en equilibrio permanente”. Para Puente Landázuri, el momento que estamos viviendo es único y requiere del mayor esfuerzo de las administraciones públicas para aprovechar al máximo la oportunidad de cambio, pero sobre todo los recursos provenientes de los fondos Next Generation que servirán para dotar a los gobiernos locales de una nueva “caja de herramientas” para hacer frente al cambio de modelo de la manera más ágil posible. “Estamos ante un cambio de paradigma”.

Una de esas transformaciones también incluye a la rehabilitación energética de edificios, que recibirá unos 6.820 millones de euros del mecanismo Next Generation. “Tenemos que aprovechar esos recursos, porque es casi imposible que se vuelvan a dar estas condiciones en el corto plazo”, subrayó la directiva de Acciona. “Ahora mismo, podemos llegar a contar con fondos que cubren el 80% de esa rehabilitación”, agregó. Los ahorros generados por esa rehabilitación, comentó la experta, podrán cubrir el 20% restante. “Además, es que hay una desgravación fiscal de ese 20%... Quien hoy en día tenga un edificio con unas condiciones malas, energéticamente hablando, y no acometa esa rehabilitación, es que no está bien informado”, concluyó.