Von der Leyen ofrece concesiones al Parlamento Europeo para ganarse su apoyo en los presupuestos comunitarios
La presidenta de la Comisión Europea garantiza “el papel de las regiones” en el proyecto ante la amenaza de rechazo de los principales grupos de la Eurocámara


La Comisión Europea quiere convencer al Parlamento Europeo para que no rechace el proyecto de presupuestos plurianual para el periodo 2028-2034, como han amagado con hacer los principales grupos parlamentarios. Y para lograrlo ha mostrado su disposición a hacer concesiones en los aspectos en los que se centra la crítica de los grupos parlamentarios: el poco protagonismo concedido a las regiones, los cambios en la política agrícola común (PAC) o el papel dado al Parlamento en estas cuentas. “Se puede introducir un control regional para garantizar más la plena participación de las autoridades regionales en la preparación, implementación y evaluación de los planes, así como asegurar el derecho de las autoridades regionales a intercambiar información directamente con la Comisión”, apunta una carta a la que ha tenido acceso EL PAÍS, enviada este domingo por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a la presidenta de la Eurocamara, Roberta Metsola, y a la primera ministra danesa, Mette Fredriksen, que este semestre preside por turno el Consejo de la UE.
Desde que la Comisión presentó el proyecto de presupuestos plurianual para el periodo 2028-2034, todos los grupos parlamentarios recibieron con hostilidad la propuesta. Los recelos se centraron en los profundos cambios que se plantearon en políticas tradicionales de la UE, como la PAC o los fondos de cohesión, unidos a la creación de unos planes nacionales que englobarían prácticamente todas las transferencias a los Estados miembros, condicionadas a una serie de reformas pactadas entre Bruselas y las capitales, siguiendo el ejemplo del Fondo de Recuperación. Ese rechazo llevó a las cuatro fuerzas parlamentarias sobre las que suelen asentarse −con muchas dificultades y fricciones− la propuestas de la Comisión (el Partido Popular Europeo, del que ella misma forma parte, los socialdemócratas, los liberales y los verdes) a enviar a Von der Leyen una carta mostrando su rechazo a toda la arquitectura del presupuesto, empezando por esa “renacionalización” denunciada.
Pero los grupos parlamentarios no están dispuestos a quedarse solo en la carta de repulsa, también valoran promover una votación política de rechazo en el Parlamento, algo que se concretará durante esta semana. La Eurocámara y el Consejo de la UE son los dos órganos que negocian la configuración definitiva de los presupuestos plurianuales en la que suele ser el proceso legislativo más complejo de la Unión. Y una muestra de esto es lo que ya se ha visto en estos cuatro meses que han pasado desde que la Comisión presentó el presupuesto, los Estados miembros, esto es, el Consejo de la UE, ha ido avanzando en marcar su posición tomando el proyecto como una base válida aunque no la compartan muchas capitales.
El Parlamento, por su parte, ha mostrado su rechazo a la propia estructura del presupuesto, sin entrar a discutir el reparto del gasto por capítulos o fuentes de ingresos. Y por eso, Von der Leyen ha intentado seducirlos con esta carta, adelantada por el diario Financial Times y a la que ha tenido acceso EL PAÍS. Además, este lunes hay prevista una reunión entre Von der Leyen, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, y la primera ministra danesa Fredriksen.
En ese encuentro se podrán aclarar los detalles de la carta y el documento anexo en el que se concreta el desarrollo legal de las modificaciones propuestas. También queda muy claro que la Comisión no renuncia a ese modelo de programa diseñado entre Bruselas y las capitales: “Reafirmamos enérgicamente que cada Estado miembro se organizará de acuerdo con su estructura institucional y territorial en lo que respecta a la función de coordinación de los planes”, aclara inmediatamente después de haber ofrecido ese “control regional” y la interlocución directa entre las regiones y la Comisión.
Junto a esto, también en línea con el papel de las autoridades locales y regionales, apunta que “además de la asignación mínima ya prevista para las regiones menos desarrolladas, también se pueden considerar salvaguardias específicas para garantizar la continuidad de la inversión en las regiones en transición y más desarrolladas”. Para calmar las alarmas despertadas por la renacionalización de la PAC y el riesgo de que esto acabe por diluir unos objetivos políticos comunes, la Comisión ha ideado mecanismos que aseguren que esto no suceda.
Fuentes diplomáticas procedentes del Consejo de la UE señalaban este mismo lunes que no veían grandes problemas en el documento remitido por el Parlamento. Subrayaban que buscaba calmar las preocupaciones de la Eurocámara, aunque también apuntaban que algunos Estados miembros habían expresado temores similares en las reuniones del Consejo. Esto indica, en principio, que el otro cuerpo legislador de la Unión ha valorado este movimiento de la Comisión. Había riesgo de que esto no fuera así, como apuntaban la semana pasada otras fuentes diplomáticas, que advertían de que, si la Comisión aceptaba cambios muy profundos en las cuentas, serían los Estados los que podrían irritarse.
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