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Premio Nobel de Economía para Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt

El Banco de Suecia otorga el galardón en Ciencias Económicas desde 1969

Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt, premiados con el Nobel de Economía de 2025.
Álvaro Sánchez

La Academia sueca de las Ciencias ha galardonado a Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt con el premio Nobel de Economía, oficialmente conocido como premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel, “por haber explicado el crecimiento económico impulsado por la innovación”. El galardón, que desde 1969 condecora trabajos, investigaciones y descubrimientos destacados en el ámbito económico, ha destacado la capacidad de Mokyr de identificar los prerrequisitos para un crecimiento sostenido a través del progreso tecnológico, y resalta que Aghion y Howitt han impulsado la teoría del crecimiento sostenido a través de la destrucción creativa.

Mokyr (1946), historiador económico y catedrático en la Northwestern University de Illinois (EE UU), nació en los Países Bajos, pero tiene nacionalidad israelí y estadounidense. Su mayor logro, según el jurado, es el uso de fuentes históricas para descubrir las causas por las que el crecimiento sostenido es la nueva normalidad. “Demostró que, para que las innovaciones se sucedieran en un proceso autogenerado, no solo necesitamos saber que algo funciona, sino también tener explicaciones científicas de por qué. Esto último solía faltar antes de la revolución industrial, lo que dificultaba el desarrollo a partir de nuevos descubrimientos e inventos. También enfatizó la importancia de que la sociedad esté abierta a nuevas ideas y permita el cambio”.

El francés Aghion (1956), que enseña en el Collège de France, la London School of Economics y Harvard, y el canadiense Peter Howitt (1946), profesor en la Brown University de Rhode Island (EE UU), se repartirán la otra mitad del premio. Ambos tocan una pata distinta de la explicación de los mecanismos que rigen el crecimiento económico. “En un artículo de 1992, construyeron un modelo matemático para lo que se denomina destrucción creativa: cuando un producto nuevo y mejor entra al mercado, las empresas que venden los productos más antiguos salen perdiendo. La innovación representa algo nuevo y, por lo tanto, es creativa. Sin embargo, también es destructiva, ya que la empresa cuya tecnología se vuelve obsoleta se ve superada por la competencia”, subraya la academia en el fallo, publicado al filo del mediodía.

En un tiempo en que la inteligencia artificial parece llamada a cambiar los procesos internos de las empresas, y dar un vuelco tecnológico que algunos comparan con el nacimiento de internet, las tesis de Aghion y Howitt, su colaborador, que ganaron en 2021 el premio Fronteras del Conocimiento entregado por la Fundación BBVA, están más de actualidad que nunca. En una entrevista con EL PAÍS con motivo de su concesión, Aghion negaba que por su cabeza pasara obtener el Nobel algún día. “No pienso en eso. Para mí este premio es magnífico y suficiente”.

Con los coletazos de la pandemia aún recientes por aquel entonces, Aghion lamentaba el retraso tecnológico europeo frente a EE UU. “La crisis ha revelado que Europa no es tan buena como EE UU para la innovación. Es un hecho. Las vacunas han surgido sobre todo en EE UU. Y eso pese a que el ARN mensajero es una tecnología desarrollada antes en Europa”.

El autor de El poder de la destrucción creativa (Ed. Deusto), ve también un lado menos amable en esa fábrica de innovación estadounidense: cree que la hegemonía de gigantes como Google, Amazon, Facebook o Apple, bloquea el crecimiento de otras compañías y las desincentiva a competir porque saben que si entran en el mercado les pueden hacer dumping [vender un producto por debajo del precio de mercado]. “El problema de EE UU es que la política de Competencia no está adaptada a la era digital, el único criterio es la cuota de mercado, y no si dificultan la aparición de nuevas firmas”.

Sobre el otro gran rival geopolítico, China, veía claroscuros. “Invierten en investigación masivamente, dan medios enormes que en Europa no damos. Son muy buenos para imitar o mejorar tecnologías, pero no han hecho innovaciones fundamentales, en parte porque la falta de libertad tiene consecuencias. El poder político tiene miedo de que las empresas sean demasiado poderosas y cuestionen su poder“.

Tras la entrega de los premios Nobel de Medicina, Física, Química, Literatura y de la Paz, este lunes era el turno del último de los seis galardones, el de Economía, oficialmente conocido como premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel. Como el resto, la recompensa es de 11 millones de coronas suecas, casi un millón de euros. Aunque el de Economía tiene sus propias particularidades: lo otorga la Real Academia Sueca de Ciencias, y aunque no es oficialmente un Nobel, se entrega siguiendo los mismos principios que los Premios Nobel concedidos desde 1901.

El premio ha contado en su corta historia con 96 ganadores en 56 ediciones, el primero en 1969. Solo tres de ellos han sido mujeres: Elinor Ostrom en 2009, Esther Duflo en 2019, y Claudia Goldin en 2023, la única que lo obtuvo en solitario. Precisamente, Duflo es también la persona más joven en haberlo ganado, con 46 años, mientras que Leonid Hurwicz fue el más veterano, con 90 años, unos meses antes de su fallecimiento.

En la pasada edición de 2024, los galardonados fueron Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson por sus trabajos sobre cómo entender las diferencias que se generan en la prosperidad entre naciones.

[Noticia de última hora. Habrá actualización]

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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