Róterdam admite que unos 80.000 trabajadores de otros países europeos malviven en la ciudad
El Ayuntamiento holandés presenta un nuevo Museo de la Migración y admite dificultades para evitar que algunos vecinos “sean utilizados como si fueran solo un factor de producción y no seres humanos”


El Ayuntamiento de Róterdam (Países Bajos) no tiene control sobre el número de trabajadores migrantes europeos que viven en malas condiciones en la ciudad. Desde la apertura de las fronteras europeas a los nuevos estados miembros de Europa del Este —un proceso que empezó en 2004— la ciudad portuaria calcula que puede haber unas 80.000 personas en esta situación. Aunque cerca de la mitad residen en casas que están registradas en el Consistorio, “muchos están sujetos a condiciones que chocan con la imagen que tienen los ciudadanos holandeses de sí mismos y de Países Bajos como un lugar civilizado”, admite Tim Versnel, concejal de Empleo de la ciudad portuaria por el VVD (Partido Popular para la Libertad y la Democracia, centroderecha liberal).
En un encuentro con la prensa extranjera este miércoles, Versnel reconoció que “la estimación puede ser aún mayor” y “tal vez incluso sean 100.000 trabajadores” los que malviven en la ciudad. El hecho de que se desconozca la cifra exacta “dice mucho sobre la calidad de vida de estas personas”, añadió. La cita coincidía con la presentación de Fénix, el nuevo Museo de la Migración, que abrirá al público en mayo. Un lugar para la memoria, puesto que desde Róterdam salieron en el siglo XX unos 3 millones de personas camino de Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda, entre otros destinos. En una urbe con ese pasado reciente, el concejal Versnel lamentó que ahora “se permita una situación donde los que han venido sean utilizados como si fueran solo un factor de producción y no seres humanos”. Los 40.000 trabajadores que no han conseguido una vivienda que figure en los registros municipales “ni siquiera disponen a veces de su propio colchón”. Indica que tienen que compartirlo con otra persona “turnándose cada 12 horas”.
En el conjunto de Países Bajos, se estima que hay unos 800.000 trabajadores migrantes, en cálculos del centro de investigación (SEO) de la Facultad de Economía de la Universidad de Ámsterdam. Para 2030, la cifra podría ascender a 1,2 millones.
En Róterdam, muchos de los trabajadores migrantes desarrollan su labor en el que es el mayor puerto de Europa, que proporciona a la ciudad casi 92.000 trabajos directos, según la Autoridad Portuaria. En Países Bajos, la cifra de empleos generados superaría el medio millón. La Universidad Erasmus, de la propia ciudad, estimaba en 2024 que ese cálculo es “muy generoso” ya que incluye todas las actividades que facilita la exportación. El rendimiento del puerto disminuyó un 0,7% en 2024: fue de 435 millones de toneladas, mientras que en 2023 estas sumaron 438 millones. Sin embargo, aportó un valor añadido de más de 60.000 millones de euros a los Países Bajos, en cifras del informe anual de propia Autoridad Portuaria.
Junto al puerto, la inmigración trabaja sobre todo en el campo, la construcción, logística y transporte, atención sanitaria y cuidado de ancianos. “No podríamos prescindir de ellos pero no sabemos cuántos viven”, ha lamentado el concejal. El municipio, que desde octubre de 2024 tiene como alcaldesa a Carola Schouten (Unión Cristiana), se dio cuenta de la “gravedad de la situación” durante la pandemia porque hubo que alojar a la población sin hogar fijo para evitar contagios. En estos momentos, la ciudad trata de localizar a todos los trabajadores migrantes a base de ponerse en contacto con sus comunidades, en especial de polacos, rumanos y búlgaros. La otra lucha es formar “una coalición de buenos empleadores”, para evitar horarios y sueldos de explotación. Al mismo tiempo, trata de tomar medidas contra “el abuso y las malas prácticas” en el sector de la vivienda”, asevera Versnel.
Desde enero de 2025, la normativa holandesa permite un control más estricto de los alquileres e incluso multas a los propietarios para evitar que muchas de las casas de alquiler sean retiradas del mercado urbano. Con todo, dos de cada cinco viviendas vendidas en Ámsterdam y en otras grandes ciudades estaban previamente alquiladas en 2024, según la organización que representa a las agencias inmobiliarias (NMV, en sus siglas en holandés).
En Róterdam, la evolución del mercado inmobiliario ha seguido su propio curso, unido al puerto. Cuando este se expandió hacia el sur, hace unos 150 años, fue para darle espacio al atraque de buques. “Luego, se crearon rápidamente municipios para albergar a las diversas oleadas de inmigrantes que llegaban a un puerto en expansión”, explica Versnel. El resultado de todo ello es “una de las mayores reservas de viviendas de propiedad privada, de baja calidad, de todo el oeste de Países Bajos”. Hoy, el mayor reto municipal consiste en “asegurarse de que la nueva ola [de migrantes laborales] no revierta solo en la economía sino también en una sociedad fuerte”, concluye.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.