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La deuda de empresas y hogares cae al nivel más bajo desde 2001 por el crecimiento del PIB

El pasivo asciende a 1,7 billones de euros en el segundo trimestre del año, un 0,4% más que en 2023

Un joven pasa frente a un escaparate de una agencia inmobiliaria en Barcelona.
Un joven pasa frente a un escaparate de una agencia inmobiliaria en Barcelona.Gianluca Battista
Denisse López

La deuda de empresas y hogares en España ha alcanzado el 110,4% del Producto Interior Bruto (PIB) en el segundo trimestre de 2024, una cifra que no se veía desde 2001, es decir, en los años de bonanza previos a la crisis inmobiliaria. Aunque en términos absolutos el pasivo ha crecido ligeramente ―en junio se situó en 1,7 billones de euros, un 0,4% más que hace un año— el fuerte crecimiento económico ha permitido que la ratio de deuda sobre la riqueza nacional se haya moderado considerablemente. Este dato, recogido en las últimas cuentas financieras del Banco de España, refleja además que las empresas han pedido más dinero prestado en el último año (su deuda aumentó desde los 990.000 millones de euros en el segundo trimestre de 2023 a los 1,003 billones un año después), mientras que las familias y organizaciones sin fines de lucro han apostado por seguir ajustándose el cinturón.

Es necesario remontarse a los primeros años del siglo XXI para encontrar otro momento en el que la economía avanzara a mayor velocidad que la deuda familiar y empresarial. En concreto, se equipara al cierre de 2001, cuando la ratio de deuda se situaba en el 110,2% del PIB. Entonces, España disfrutaba de una bonanza económica. La burbuja inmobiliaria aún no había explotado y la confianza de las familias y las empresas en el crédito era alta. Sin embargo, tras las crisis de 2008 y las subsecuentes dificultades económicas, el endeudamiento creció desmesuradamente, llegando a representar una pesada carga sobre la economía nacional. En 2010, la ratio llegó a superar el 200%, marcando uno de los momentos más críticos para las finanzas del país.

Más de dos décadas después, el fuerte crecimiento económico que está experimentado el país ha permitido que, en cuestión de un año, la proporción de la deuda del sector privado respecto al tamaño de la economía, haya reducido casi 10 puntos porcentuales. Detrás de ese recorte están los 400.306 millones de euros de PIB (a precios de mercado) que el país registra en los seis primeros meses del año y que se sustentan en el auge del sector exterior, el consumo de los hogares y la bonanza del turismo.

Por otra parte, aunque la deuda en términos relativos ha caído, en términos absolutos ha aumentado porque las empresas han adquirido más préstamos. Según el Banco de España, su deuda total creció en 13,3 mil millones de euros de un año a otro. Este aumento, aunque moderado, pone de manifiesto que el tejido empresarial ha retomado el crédito como herramienta para financiar sus inversiones, después de dos años en los que habían apostado por el desapalancamiento.

La deuda de los hogares descendió en 7.300 millones de euros, aunque no fue suficiente para frenar el aumento total de la deuda del sector privado. En cualquier caso, su desendeudamiento sigue la tendencia de la era poscovid. La crisis inflacionaria y la consecuente subida de tipos de interés han hecho que las familias contengan su inversión, fundamentalmente en vivienda ―hay más amortizaciones para reducir el pago de intereses y se piden menos hipotecas―. Además, la expansión del empleo y el aumento de los salarios ha impulsado la renta bruta disponible de los hogares, y parte de ese dinero se ha destinado a su ahorro o a continuar amortizando deuda. También a adquirir activos financieros.

De hecho, la riqueza financiera de los hogares ha alcanzado un nivel récord de 3,055 billones de euros, un 5,6% más que hace un año. Esto significa que, aunque la deuda ha bajado, las familias están logrando acumular más activos financieros como ahorros en cuentas bancarias, inversiones en fondos o en acciones de empresas. Según el supervisor bancario, el dinero en fondos de inversión ha crecido más de un punto porcentual.

De esta forma, el Banco de España constata una recomposición de las carteras de las familias en busca de rentabilidad, reduciendo su efectivo disponible y los depósitos a la vista en favor de productos con mayor remuneración, como los depósitos a plazo —si bien los bancos han sido reticentes a elevar su rentabilidad, al tener exceso de liquidez—, las letras del Tesoro emitidas por el Estado —que han vivido un bum entre los inversores minoristas, como se pudo ver con las largas colas para adquirirlas el año pasado— y los fondos de inversión, un modo de evitar o minimizar la pérdida de poder adquisitivo por la crisis inflacionaria de 2022. Aunque la riqueza neta de los hogares aumentó, su crecimiento fue menor que el del avance de la economía nacional, por lo que la ratio cayó casi 3 puntos porcentuales, hasta el 197,9% del PIB.

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Sobre la firma

Denisse López
Es redactora de la sección de Economía de EL PAÍS y CINCO DÍAS. Escribe habitualmente de macroeconomía y coyuntura. Se incorporó a esta casa en 2022, después de haber trabajado en distintos medios digitales en México. Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de México, y el Máster de Periodismo UAM-El País.
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