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El BCE prepara su segundo recorte de tipos del año con el foco puesto en la velocidad de las rebajas

Los buenos datos de inflación y la contención de los salarios han allanado el camino a Lagarde, y alientan el debate sobre si el banco debe bajarlos también en su reunión de octubre para estimular la actividad, que da signos de fatiga

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante la rueda de prensa celebrada en Fráncfort el pasado 6 de junio.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante la rueda de prensa celebrada en Fráncfort el pasado 6 de junio.Wolfgang Rattay (REUTERS)
Álvaro Sánchez

William M. Martin, patrón de la Fed durante 20 años, decía que los banqueros centrales son esos tipos que se llevan el ponche justo cuando la fiesta se está animando. Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, tiene este jueves ante sí una tarea de apariencia más grata: traer otra jarra de vuelta para que la velada no se acabe. O lo que es lo mismo, bajar de nuevo los tipos de interés para que la economía europea tome oxígeno aprovechando la tregua de la inflación.

Si no hay sorpresas de última hora, el BCE reducirá los tipos en 25 puntos básicos, en su segundo recorte del año tras el de junio. Vuelve así a una senda de suavización de la política monetaria después de la pausa de julio, que debía servir para comprobar que no había una regresión de la inflación al alza, y para contar con más datos antes del próximo paso. Las nuevas estadísticas muestran que nada se ha roto. Al contrario: los salarios se ralentizaron con más fuerza de lo esperado —subieron un 3,55% en el segundo trimestre, frente al 4,74% de los tres primeros meses—, y la inflación pasó del 2,8% al 2,2%. Solo la inflación de servicios —del 4,2% en agosto, frente al 4% de julio—, sigue siendo fuente de malas noticias.

Para Lorenzo Codogno, exsecretario del Tesoro italiano, esa riada de datos positivos no debe empujar a Fráncfort a ir más rápido en la desescalada de tipos. “El BCE no necesita entrar en pánico ni señalar ningún cambio sustancial en su postura. Hay que actuar con cautela y no precipitarse a una aceleración arriesgada. Mi escenario base sigue siendo un recorte de 25 puntos básicos tanto el 12 septiembre como el 12 de diciembre”, apunta. A más largo plazo, predice un único recorte de 25 puntos básicos por trimestre.

El temor de Codogno a una relajación demasiado rápida viene justificado por los últimos cambios en el sentimiento del mercado, cada vez más proclive a los recortes, como explica Michael Krautzberger, de Allianz Global Investors. “Hasta hace poco, el consenso del mercado apuntaba a que el siguiente recorte tras el de septiembre se produciría en diciembre [lo que supondría que el BCE se quedaría de brazos cruzados en la reunión de octubre]. Sin embargo, con el debilitamiento del mercado laboral en EE UU, y la creciente especulación sobre un posible recorte de 50 puntos básicos por parte de la Reserva Federal, no se puede descartar un movimiento en octubre”, afirma.

Los mercados de futuros respaldan esa visión: descuentan tres rebajas hasta final de año. E indicadores como el euríbor, que suelen acompañar las subidas y bajadas de tipos del BCE, ya han dado señales de que confían en que el BCE seguirá recortando el precio del dinero con fuerza: este lunes rompió la barrera psicológica del 3% en tasa diaria —este miércoles marcó el 2,96%—, algo que no sucedía desde hace casi dos años, abaratando las cuotas de los hipotecados a tipo variable y facilitando el acceso a financiación de quienes busquen contratar ahora un préstamo. El efecto también se ha notado en las letras del Tesoro, cuya rentabilidad se ha reducido en las últimas subastas de deuda, ya por debajo del 3% a 12 meses.

Buenas noticias del euro y el petróleo

Los grandes bancos centrales se miran entre sí de reojo, porque lo que hace uno tiene cierto impacto en el territorio del otro, al alterar el mercado de divisas. El euro, al fortalecerse frente al dólar —se cambia a 1,10 billetes verdes—, se ha movido en el último año en una dirección que apoya la reducción de la inflación. Europa paga el gas y el petróleo en dólares, con lo que el alza de la moneda única está reduciendo lo que se abona por las importaciones, dejando en el bolsillo de los compradores de energía un dinero que antes ponía rumbo a los vendedores. A ello se une el abaratamiento del barril de petróleo —el Brent cotiza en torno a los 70 dólares, un 22% menos que hace un año—.

Como recuerdan desde ING, el ciclo de recortes tiene algo de atípico, porque en el pasado siempre habían sido desencadenados por recesiones o crisis. Pero eso no implica ni mucho menos que se pueda dar por descontado un periodo de bonanza. “Europa no está en recesión, pero sí en un entorno de bajo crecimiento. Y, dadas las debilidades en otros lugares, es difícil ver cómo Europa podrá recuperarse en los próximos meses. Aquí también debemos prepararnos para un aterrizaje suave... y no hemos volado tan alto como Estados Unidos”, señala Carsten Brzeski, jefe de Macro de ING.

En ese escenario, todavía incierto, Goldman Sachs también vaticina rebajas del precio del dinero en septiembre y diciembre —lo cual probablemente significaría acoplar la coreografía monetaria con la hoja de ruta de la Fed, que planea tres bajadas de tipos hasta final de año—. Aunque dada la debilidad de la actividad y la moderación de los salarios, estima que el BCE pisará el acelerador el año que viene: ahora pronostica recortes consecutivos de 25 puntos básicos en 2025 hasta llegar al 2% en julio, mientras que antes preveía solo un movimiento por trimestre hasta alcanzar el 2,25% en diciembre.

La visibilidad sobre los próximos movimientos del BCE se antoja limitada. El banco de inversión estadounidense no espera que el Consejo de Gobierno cambie su comunicación: cree que mantendrá su postura dependiente de los datos y el enfoque reunión por reunión. “No espere que Lagarde comente específicamente la probabilidad de un recorte en octubre”, advierte. “Es poco probable que Lagarde dé una señal del tamaño y momento del próximo movimiento”, coincide Nadia Gharbi, economista para Europa en Pictet.

Es el punto de opacidad que se guardan los banqueros centrales, y del que hacía gala el expresidente de la Fed, Alan Greenspan. “Si te parezco en especial claro y transparente, es probable que no hayas entendido lo que quería decir”, solía repetir.

Cambios

El BCE aplicará a partir de esta reunión un ajuste en dos de los tres tipos de interés que fija cada seis semanas como parte de su labor para mantener la estabilidad de precios en la zona del euro. El jueves se restarán 35 puntos básicos del MRO (las operaciones principales de financiación) y del tipo de interés de la facilidad marginal de crédito, que es el tipo al que los bancos pueden obtener financiación a un día del BCE.

El objetivo del banco con esta decisión es reducir la volatilidad en los mercados de dinero y dar más estabilidad a medida que el exceso de liquidez que ha estado presente tantos años se va retirando. Eso quiere decir que el MRO se situará, una vez se consume el cambio, en el 3,90%, desde el 4,25% actual, a lo que se añadirá la bajada de tipos que previsiblemente realizará el BCE, de 25 puntos básicos.

La modificación, anunciada en marzo pero efectiva desde este mes, no afectará a la facilidad de depósito, el tipo de interés de referencia para el BCE, que es el que determina el interés que las entidades reciben, o pagan en caso de ser negativo, por sus depósitos a un día en el BCE, y ahora está en el 3,75%.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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