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El petróleo baja de 70 dólares por primera vez en casi tres años y el sector ya atisba los 60

La OPEP reduce de nuevo su previsión de demanda de crudo ante el enfriamiento de las dos mayores economías del mundo, China y Estados Unidos

Ignacio Fariza
Plataforma petrolífera en Reino Unido.
Una plataforma petrolera, al noreste de Inglaterra.Ian Forsyth (Getty Images)

Los 70 dólares son historia en el mercado petrolero. El barril de Brent, de referencia en Europa, ha dejado atrás esta cota por primera vez desde noviembre de 2021, con el mundo dejando aún atrás la pandemia y meses antes de que la invasión rusa de Ucrania pusiese patas arriba el sector energético. La caída ronda los 10 dólares en solo dos semanas, cuando rondaba los 80 dólares, un nivel en el que prácticamente todos los países productores se sienten cómodos. Ahora son los consumidores, con Europa y China a la cabeza, los que sonríen con una espiral bajista que no parece haber tocado a su fin: así lo creen, al menos, algunas de las principales casas mundiales de trading de materias primas.

“Es probable que se alcancen los 60 dólares en algún punto relativamente próximo”, deslizaba Ben Luckock, responsable de análisis petrolero de Trafigura, en una conferencia celebrada el lunes en Singapur. “Producimos mucho más petróleo del que consumimos y las previsiones apuntan a que ese equilibrio empeore en los próximos años”, completaba poco después Torbjörn Törnqvist, primer ejecutivo de Gunvor, otro de los grandes del sector.

La mayoría de casas de análisis apuntan a un aumento de la demanda de poco más de un millón de barriles diarios, frente a una oferta que aumentará en alrededor de 1,5 millones fuera de la versión ampliada de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+), con Estados Unidos, Canadá, Brasil y Guyana a la cabeza.

Menos consumo

Hay, básicamente, dos factores detrás de la caída de los últimos tiempos. El primero, y quizá más importante, es una demanda más débil de lo previsto hace unos meses. “No estamos viendo el crecimiento esperado de la economía china, con una importante crisis en la construcción, un gran consumidor de diésel, y cada vez más coches eléctricos”, esboza Jorge León, vicepresidente de la consultora energética Rystad Energy con una dilatada experiencia en crudo. Al otro lado del Pacífico, también influye la reciente —y significativa— desaceleración del empleo en EE UU. “Son riesgos importantes en las dos mayores economías del mundo”, resume por teléfono.

El segundo factor también es de índole estadística: la revisión a la baja en la previsión de demanda, este mismo martes, en el informe mensual de la OPEP. Una corrección especialmente significativa, habida cuenta de que sus previsiones suelen pecar de optimistas para sus intereses (que no para los de la lucha contra el cambio climático). “Es el segundo mes que reduce su pronóstico”, añade León. “Entre julio de 2023 y julio de 2024 defendía que la demanda crecería en 2,25 millones de barriles diarios este año, y ahora ya son dos millones”, agrega quien ejerciera durante años como analista del cártel.

Este descenso abrupto en el precio del crudo pone en problemas a varios actores del mercado. En primer lugar, a los miembros de la OPEP+, que en su mayoría requieren niveles bastante superiores para poder estabilizar sus finanzas públicas. Arabia Saudí, líder de facto del grupo, necesita que el precio ronde los 100 dólares para no incurrir en déficit, según los cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI). A estos niveles, a Rusia, segundo de a bordo del bloque y lastrada por las sanciones occidentales, también se le complica la financiación de su campaña bélica en Ucrania.

Al margen del club de exportadores, que ve cómo empieza a perder las riendas del mercado, también hay damnificados. En el primer productor mundial EE UU, por ejemplo, muchas de las firmas que extraen energía fósil del subsuelo mediante fracturación hidráulica (fracking) ven muy mermada su rentabilidad a estos precios.

Vía libre para el BCE

En el lado contrario sobresalen dos ganadores: Europa, China y, en menor medida, la India, los tres mayores importadores de crudo del planeta y para quienes un solo dólar de bajada impacta positivamente sobre su balanza comercial. En el caso del Viejo Continente, el momento en el que llega esta nueva caída en el precio es especialmente relevante: justo cuando el BCE enfila una nueva rebaja de tipos ante la pérdida de vigor de la inflación. El abaratamiento de los carburantes no solo ayuda al bolsillo de los conductores, sino que también tiene impacto sobre otros bienes en los que el transporte juegue un papel relevante.

Pese a la tendencia reciente, León vislumbra un par de factores que podrían cambiar las tornas y empujar al alza el precio del crudo: un agravamiento de la tensión geopolítica, sobre todo en Oriente Próximo, o una victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses del próximo 5 de noviembre. En este último escenario, dice, un endurecimiento de las sanciones sobre petróleo venezolano e iraní ganaría muchas papeletas. “Y estamos hablando de volúmenes muy significativos”, avisa.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.
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