El Banco de España destaca que la tasa de actividad de los inmigrantes es de las más altas de la UE

España se ha convertido en los últimos años en uno de los principales países receptores de inmigrantes en la Unión Europea. Pero, además, el mercado laboral español está recibiendo una tipología de colectivos que lo hacen diferenciarse del resto de países europeos históricamente receptores de extranjeros. En concreto, la tasa de actividad de los inmigrantes en España (personas en edad y disposición de trabajar), que determina que su grado de participación en el mercado de trabajo, es del 78%, una de las más altas de la UE. De esta forma, dicho porcentaje queda por encima de las tasas registradas en Alemania (73%), Italia, (71%) y Francia (70%).

Esta es una de las principales conclusiones del estudio Una caracterización de los flujos migratorios hacia España y otros países de la Unión Europea publicado este miércoles por el Banco de España que muestra, además, que la citada tasa de actividad de los extranjeros en el mercado laboral español es mayor que la de los nacidos en el país (más de cuatro puntos superior, si se contabilizan quienes tienen doble nacionalidad).

El único otro país donde esto ocurre es Italia, de lo que se deduce que en ambos mercados “los extranjeros contribuyen a incrementar la oferta laboral en mayor medida que en otros Estados de la UE”, indican los autores del informe, que compara las características de los migrantes que llegan a España con los que eligen a Alemania, Francia e Italia y a otros países tradicionalmente receptores de foráneos como Suecia y Países Bajos, entre otros.

Este mayor dinamismo de la participación laboral extranjera se ha dejado sentir también en la contribución de los inmigrantes al crecimiento del empleo. En este punto también destaca España, precisa el estudio de la entidad, donde los trabajadores nacidos en el extranjero aportaron 2,3 puntos porcentuales del incremento total del empleo registrado en 2023 (3,8%). La contribución extranjera en el caso de España es también muy superior a la de Países Bajos (1,3 puntos porcentuales) o Alemania (un punto porcentual).

Este informe ahonda también en las principales características personales de los inmigrantes llegados en los últimos años, arrojando el siguiente perfil medio de trabajador extranjero en el mercado laboral español: mujer latinoamericana de unos 33 años y con estudios superiores. Así, lo primero que destacan los autores del estudio es que en España, al igual que en Italia y Suecia, son mayoritarias las llegadas de inmigrantes de fuera de la Unión Europea, donde representan entre el 60% y el 80% del total. Y, en el caso español, el colectivo más numeroso es el procedente de Sudamérica, América Central y Caribe —mayoritariamente de habla hispana—, que representa la mitad del total de extranjeros que entra en España y el 65% de los que son de fuera de la UE. A diferencia de esto, en los otros dos países con alta concentración de extranjeros de fuera de la Unión, como Italia y Suecia, el origen de los inmigrantes “es mucho más diverso y con menos proximidad cultural y de idioma”, resalta la institución.

España es también el destino europeo con mayor porcentaje de mujeres inmigrantes (el 49% de quienes llegaron en 2022 y más de la mitad en los años prepandemia). También la edad media de los extranjeros que llegan al mercado laboral español (32 años en 2019 y 33,2 años en 2022, ya que aumentó por efecto de la pandemia) es superior que los que se dirigen a otros países como Alemania (29,1 años) y Francia (26,9 años), y parecida a los que llegan a Italia (31,9 años).

Asimismo, este análisis llama la atención sobre el hecho que “el nivel medio de educación de los extranjeros que llegaron a España era más elevado que el de los que entraron en Alemania e Italia”. Los que tenían un nivel alto —estudios terciarios— representaban un 43% en España, un 38% en Alemania y apenas un 15% en Italia, mientras que los de bajo nivel educativo suponían un 30% de las entradas en España, menos que en Alemania (37%) y en Italia (50%). Por el contrario, solo el nivel de educación de quienes llegaron a Francia fue algo más elevado que el de los que entraron en España.

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