De Irún hasta La Jonquera: las protestas agrícolas cortan la frontera con Francia mirando a las elecciones europeas
Cláusulas espejo y bajar el precio de los carburantes son las principales reivindicaciones de los cientos de agricultores independientes que se movilizan
En el kilómetro 0 de la AP-7, a la altura de los Pirineos Orientales, está El Pertús (Le Perthus), el pequeño municipio que inaugura la frontera con Francia. Desde un tramo de carretera se observan las magníficas ruedas dentadas de los tractores, sus llantas amarillas y el inconfundible cartel azul que reza “España”, en medio de un círculo de estrellas que recuerda que estamos la Unión Europea. Sobre el lienzo, Cédric, un pintor francés, perfila los últimos detalles de esta estampa, la fotografía en óleo de un momento histórico que para él y los cientos de tractores convocado ha empezado el lunes a las 10.00. “Hemos venido a reivindicar la lucha del campo en España y en Europa, a estos últimos les pedimos que se apliquen las cláusulas espejo exigiendo los mismos controles sanitarios a los productos procedentes de terceros países. En España suplicamos que nos ayuden con el coste de la producción, el precio de los hidrocarburos nos está asfixiando”, subraya Martí Planas de 38 años y agricultor desde los 16 años, ahora portavoz de la plataforma Revolta Pagesa.
Este lunes, más de 500 agricultores españoles se han unido a sus homólogos franceses en la frontera entre ambos países formando un “cordón” de columnas de tractores desde Irun (Guipuzkoa) hasta La Jonquera (Girona), pasando por La Seu D’Urgell (Lleida) y Canfranc (Huesca). A menos de una semana de las elecciones europeas del 9-J, el campo ha salido a la calle para poner la situación agraria en el centro de las políticas comunitarias y conseguir una legislación que sea acorde a sus necesidades. Josep Falgás, un vecino de 70 años de L’Escala (Girona) lleva toda la vida dedicado al campo. Sus hectáreas de cereal y forraje han sido testigo de los vaivenes de la Política Agraria Común (PAC). “La tierra no cambia, pero ahora la explotan grandes corporaciones. Los pequeños payeses como yo cada vez somos menos porque la situación es insostenible”, critica Falgás. “Estamos gobernados por una pandilla de inútiles que no comprenden a los agricultores que, cada mañana, nos ponemos los zapatos para ir al campo“, añade.
La situación es desesperanzadora para los veteranos y las nuevas generaciones. En la AP-7, los agricultores más jóvenes dicen estar “cansados” de hablar: unos descansan en sillas plegables debajo de las lonas, otros atienden el fuego donde se está cociendo algo de cena y los más pequeños juegan una pachanga entre dos tractores. “Con el margen comercial que tenemos, el sector se queda sin relevo. Nuestros hijos ven la cantidad de horas que trabaja su padre cada día y lo que gana y, como es lógico, no quieren dedicarse a esto”, puntualiza Marta Casas (49 años). Casas y su marido, Pedro Costa (50 años), han venido desde la comarca barcelonesa del Vallès Oriental, donde se dedican al cultivo del cereal y a la cría de terneros: “La situación es asfixiante, los precios ahogándonos en la producción y luego entran productos de fuera mucho más baratos. Al final esto afectará a toda la población, el precio final se disparará”, explica Costa.
Revolta Pagesa, la plataforma agraria creada durante las protestas del 6-F, ha liderado la jornada de movilizaciones en Cataluña. Pese a que comparten sus objetivos, Unió de Pagesos, el sindicato catalán mayoritario no apoya la convocatoria en campaña electoral, “no queremos crear confusión acerca del objetivo de las quejas, ni que la reivindicación se contamine con la lucha de otros sectores”, aclara Carlos Vicente, portavoz de Unió de Pagesos. Para el sindicato, las elecciones del 9-J son especialmente significativas para avanzar en la reforma intermedia de la PAC que han conseguido en los últimos meses, hasta conseguir un política “pensada para quien trabaje la tierra”.
Como Unió de Pagesos, el resto de asociaciones agrarias mayoritarias―la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) y la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA)―se han desvinculado de la convocatoria de este lunes. “No nos faltan los motivos para salir a la calle, pero las organizaciones más representativas guardamos unidad de acción, si no va una no va ninguna”, ha subrayado Miguel Padilla, secretario general de COAG. Una postura que refuerzan sus compañeros de UPA: “Los cortes han sido organizados de manera independiente por agricultores franceses y españoles. Son movimientos espontáneos, como los del 6-F, que se dedican a ir por libre. Nosotros no organizamos, pero apoyamos cualquier acción que defienda nuestros derechos”, ha añadido José Manuel Roche, secretario de relaciones internacionales de UPA.
Sus derechos se concretan en replantear los criterios y objetivos de la reducción de fitosanitarios, rebajar el precio de los carburantes y acabar con la “competencia desleal” generada a partir de los acuerdos comerciales con terceros países donde no se exigen los controles sanitarios por los que sí pasan los productos españoles. “Sin plantear estos cambios, Europa estará poniendo contra las cuerdas al sector agrario”, lamenta Vicente, de la Unió de Pagesos, mirando desafiante al próximo domingo.
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