El PP tantea al Gobierno para pactar la sucesión en el Banco de España
El gobernador, Pablo Hernández de Cos, termina su mandato el 10 de junio y al Ejecutivo le gustaría incluir en las conversaciones la renovación del Consejo General del Poder Judicial
La dirección del PP ha contactado con el Gobierno para comunicarle que querría pactar los nombramientos de gobernador y subgobernador del Banco de España, según confirman varias fuentes. Se trata de una regla no escrita que el Ejecutivo y el principal partido de la oposición consensúan esta dupla. La tradición es que el candidato a gobernador sea propuesto por el Ministerio de Economía y el de subgobernador por la oposición. Este fue el caso de los salientes Pablo Hernández de Cos y Margarita Delgado. No fue así, en cambio, con Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que fue designado por el Gobierno de Zapatero al margen de los populares porque estos criticaron que fuera militante del partido y que procediera directamente del Gobierno. Tal situación provocó que la institución formara parte de la refriega política en pleno hundimiento del sistema financiero y que no siempre encontrara el respaldo del PP. E incluso alimentó el conflicto interno con los inspectores, con los que entonces se alineó la oposición. Un nombramiento sin pactar hace que el gobernador tenga su posición capitidisminuida, señalan diversas personas del entorno del banco. A día de hoy fuentes gubernamentales insisten en que están dispuestas a pactarlo todo. Y obviamente al Gobierno le gustaría que también se adoptaran decisiones sobre el Consejo General del Poder Judicial. La compleja situación política, con las elecciones europeas de por medio, puede embarrar el diálogo.
Faltan días para que acabe el mandato de Pablo Hernández de Cos. Antes del 11 de junio, el Gobierno tendría que designar su relevo en el Banco de España. Si bien esta decisión podría incluso alargarse algunos días, ya que podría seguir al frente del organismo la subgobernadora Margarita Delgado, cuyo mandato vence en septiembre. Cuando Román Escolano, entonces ministro de Economía del PP, nombró a Hernández de Cos ni siquiera lo conocía en persona. Lo escogió porque buscaba al mejor perfil para ejercer influencia en el Banco Central Europeo. Con la política monetaria fuera del Banco de España y en manos de Fráncfort, era vital tener a alguien capaz de hacerse escuchar e influir en las decisiones del eurobanco. Entre 2008 y 2014, la crisis del euro había puesto de manifiesto esa realidad del peor modo posible. Sin el apoyo del BCE, la deuda pública española quedaba expuesta a los vaivenes del mercado y al riesgo de una crisis de financiación. Alemania o Francia siempre serán escuchados en el consejo del BCE, sin importar el peso intelectual de su representante. Pero España necesitaba tener una figura con voz y autoridad. Como explica una persona que conoce bien los entresijos de la institución, Italia ha logrado muchas veces réditos gracias a la habilidad de los cargos allí situados. Su banca salió, por ejemplo, mejor parada de la crisis financiera y consiguió evitar un rescate. España no podía prescindir de esa influencia, y así lo pensaba Escolano.
Seis años más tarde, su apuesta ha funcionado. En la pandemia, el BCE reaccionó con contundencia, brindando la red de financiación que necesitaba el tesoro español. La labor de Hernández de Cos en esa parcela fue importante. También en el despliegue de los avales del ICO, imprescindibles para que las empresas pudieran seguir operando mientras mantenían la actividad cerrada. Su voz ha sido en todo momento influyente, alertando de cualquier riesgo que se divisara en el horizonte, aunque a veces pisara callos en el Gobierno. Su figura se ha caracterizado por ser un halcón en casa, en materias como el SMI o las pensiones, para poder ser una paloma fuera. Han sido reiteradas sus llamadas a reconducir de forma gradual el desequilibrio de las cuentas públicas. Su papel como Pepito Grillo de la economía española ha incomodado a veces al Gobierno. Pero Cos ha logrado restablecer una reputación que había sido seriamente dañada tras el estallido de la burbuja en 2008.
¿Querría el Ejecutivo repetir con un perfil así? La decisión final estará en manos del presidente Sánchez. Nombres de relumbrón y afines al PSOE, como el economista Ángel Ubide, ya se han descartado. El ex secretario de Estado de Economía David Vegara pierde opciones por estar el banco donde trabaja, el Sabadell, en plena OPA. La vicepresidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Montserrat Martínez, con raíces en el PSC y buena capacidad técnica, optaría a un perfil más bajo, como el de subgobernadora, ya que durante su carrera ha desempeñado puestos de menor exposición mediática y sus conocimientos están más relacionados con la regulación y los mercados de capitales que con la macroeconomía y la política monetaria, siempre según las fuentes consultadas.
Así que se reducen los nombres que con mucha discreción barajan los ministros Carlos Cuerpo y Félix Bolaños. En el entorno del Ejecutivo se repite una terna que cumpliría con los requisitos de competencia y experiencia para el cargo: el presidente de la Autoridad Bancaria Europea, Manuel Campa; el presidente del Instituto de Estabilidad Financiera del Banco Internacional de Pagos, Fernando Restoy, y el director de Economía del BCE, Oscar Arce. También se menciona a la actual secretaria del Tesoro, Paula Conthe, como una posibilidad si el presidente Sánchez buscara una mujer, si bien algunas fuentes la descartan porque creen que todavía no reúne la experiencia suficiente. La última palabra será del presidente. Pero se considera que todos serían candidatos con un alto perfil técnico y que obtendrían sin problemas el respaldo del Congreso.
El Gobierno llegó a estudiar por un momento la posibilidad de prorrogar dos años más a Hernández de Cos, de modo que pudiera enganchar su salida con los puestos que pueden abrirse en el BCE. Pero esta opción se descartó rápidamente y hace tiempo porque además era demasiado problemático abrir en canal la ley que regula el Banco de España con la actual fragmentación parlamentaria.
De los nombres que están sobre la mesa, Campa parece el mejor situado. Fue secretario de Estado de Economía con Zapatero entre 2009 y 2011 y, por tanto, tiene el pedigrí del partido socialista. Es conocido en los ambientes europeos, pues en la actualidad es presidente de la Autoridad Bancaria Europea, el organismo encargado de fijar estándares supervisores. Trabajó además para el Santander. Su experiencia en la gestión de la crisis bancaria, sus conocimientos de macroeconomía y su buen temple son sus avales. Tiene el respaldo de Nadia Calviño, con quien mantiene una buena relación y a la que impulsó en su carrera en Europa. Por sus características, muy probablemente haría un buen papel en Fráncfort.
Fernando Restoy ya ha sido subgobernador del Banco de España y vicepresidente de la CNMV, en ambos casos nombrado a propuesta del PSOE. Su trayectoria en la Administración ha sido muy dilatada y tuvo en sus manos la resolución de la crisis bancaria que atravesó España. Se piensa que desempeñó su función de manera muy solvente, aunque su historial no está exento de situaciones complejas, como la venta de las preferentes, la salida a Bolsa de Bankia, la Sareb o el Popular. Su capacidad intelectual para el puesto está más allá de toda duda y es, probablemente, el que más sepa de todos de banca y estabilidad financiera. Ahora es presidente del Instituto de Estabilidad Financiera en Basilea.
Oscar Arce es en la actualidad director general de Economía y presidente del comité de política monetaria del Eurosistema. Antes fue con Hernández de Cos director del servicio de estudios del Banco de España, un departamento que reestructuró por completo cuando fue nombrado en 2018. Su designación aseguraría la continuidad en el perfil y el papel que ha tenido el banco en los últimos seis años. Como director de Economía del BCE, trabaja directamente para la presidenta Christine Lagarde. Nadie como él si la intención del nombramiento es tener peso e influencia en el consejo del eurobanco.
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