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Columna
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La elección de un gobernador sin reproche

El ministro Escolano comunicó una semana antes a Hernández de Cos el nombramiento, imponiendo su criterio

Miguel Ángel Noceda
Pablo Hernández de Cos (a la izquierda) con Vitor Constancio, exvicepresidente del BCE, en junio del año pasado.
Pablo Hernández de Cos (a la izquierda) con Vitor Constancio, exvicepresidente del BCE, en junio del año pasado. Horacio Villalobos (Getty Images)

La única decisión trascendente que tomó Román Escolano como ministro de Economía en su corto mandato de 88 días (posiblemente el más corto que se ha producido en la democracia) ha sido el nombramiento de Pablo Hernández de Cos como gobernador del Banco de España. Se empeñó, en contra de lo que proponían en el entorno del Gobierno (entre otros, su antecesor), en poner un técnico, un hombre de la casa, y encontró la persona ideal por la que, además, todo el mundo clamaba en la institución.

Primero, hace algunas semanas, mientras Gobierno y PSOE negociaban un tandem (gobernador y subgobernador), el ministro le preguntó si estaba dispuesto a asumir el cargo, a lo que el elegido le respondió que sí. Y finalmente, rotas esas negociaciones, la pasada semana, le confirmó que iba a proponer su nombre al presidente. Es decir, una elección que dista bastante de las quinielas y los tickers que se han venido barajando.

Anunciado ya cambio, la evidencia de que la moción de censura sobre Mariano Rajoy iba a prosperar levantó la alarma en el Banco de España ante la posibilidad de que el nombramiento se fuera al traste por el mero hecho de que el presidente no lo había oficializado todavía ante el Rey. La alarma se apagó el jueves con la aparición en el BOE para que acceda al cargo el 11 de junio. Escollo salvado, aunque, según fuentes bien informadas, el PSOE había dado su conformidad al elegido y el resto de partidos no ponían ninguna objeción.

El nuevo líder del Banco de España ha mantenido buena relación con los grupos políticos

De hecho, todos los grupos políticos respetaron su nombramiento en las intervenciones que hicieron en el Congreso de los Diputados cuando el ministro defendió su elección. Algo que resulta difícil en estos tiempos y más en vísperas de una moción de censura. Además, siempre se ha preocupado por mantener buena relación con los grupos políticos, con los que se reunió uno por uno al asumir la dirección del Servicio de Estudios del banco hace dos años. En esta ocasión, y no siempre pasa, la razón ha superado a los intereses políticos.

Los grupos saben que responde a esa especie de profesionales independientes, de difícil contestación por su elevado nivel técnico, alejado de determinismos políticos e ideologías, que seguramente tiene. Tampoco se le conocen filiaciones con el sector financiero, lo que es todavía mejor para fijar su independencia. Seguramente, alguna influencia ha tenido en su elección que haya participado en muchas reuniones del Ecofin (ministros de Economía y Finanzas) y haya sido asesor del consejo ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE).

La elección de Cos (la economía de letras hará a que sea su segundo apellido el que le identifique a partir de ahora, sobre todo en los titulares) supuso “un subidón” en el Banco de España (en palabras de un empleado cualificado de la institución). De 47 años, era el candidato de la casa, en la que entró con 26 y donde pronto comenzó a hacer carrera en el Servicio de Estudios y, alentado por el entonces subgobernador, Fernando Restoy, a alcanzar su dirección, lo que son palabras mayores, ya que, perdida la política monetaria, es el centro del sistema nervioso del banco.

Lo ideal es que se complete el tandem con un subgobernador igual de técnico

Desde que Luis Ángel Rojo dejó el banco en 2000, los nombramientos de los gobernadores han respondido a pactos políticos (también el del propio Rojo, cuya conexión con los dirigentes del PSOE era manifiesta) y en muchos casos no procedían de dentro. Es el caso de Jaime Caruana, un hombre que venía del sector de la Bolsa impulsado por el PP, y de Miguel Ángel Fernández Ordóñez, economista con carnet del PSOE que había ocupado diversos altos cargos durante los Gobiernos socialistas. E, incluso, de Luis Linde, que había sido director general del banco, pero se había desligado.

Ahora tendrá que completarse el tandem con un/a subsecretario/a que él debe proponer al ministro para que lo apruebe el Consejo de Ministros, donde no estarán ni Escolano ni Rajoy. Lo ideal es que sea un técnico como él, pero probablemente recibirá alguna sugerencia. Parece claro que Cos intentará colocar a alguien de perfil parecido al suyo y con quien haya pleno entendimiento. Lo va a tener complicado, ya que el nivel del personal del banco es muy alto. Dentro de la casa se habla de Margarita Delgado, directora general adjunta en el Mecanismo Único de Supervisión (MUS), y de Concha Jiménez, actual coordinadora ejecutiva del banco, aunque también puede seguir Javier Alonso.

En todo caso, Cos tiene por delante la tarea de continuar potenciando el Servicio de Estudios, el más prestigioso del país; encauzar la supervisión y crear una autoridad financiera, una asignatura pendiente que tiene España y que persigue la estabilidad y la innovación.

Entre la macroeconomía y la política monetaria

M. Á. N.

Pablo Hernández de Cos se licenció en Económicas y Empresariales en el prestigioso CUNEF y en Derecho por la UNED. Su territorio natural es la macroeconomía y participó en el comité de expertos de la reforma de las pensiones, pero se ha imbuido de política monetaria en sus años en Fráncfort (en la foto con el exvicepresidente del BCE, Vitor Constancio). Hijo de salmantino (el funcionario Inocencio Hernández Amores que trabajó para Adolfo Suárez en la Moncloa) y cántabra, le gusta acudir a la casa familiar materna de Selores (Cabuérniga, Cantabria), donde realmente disfruta del descanso.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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