El IRPF tira de los ingresos tributarios, que alcanzan los 190.000 millones

El impuesto sobre la renta (IRPF) continúa siendo el gran motor de los ingresos tributarios, reflejo de la resiliencia del mercado laboral y de las subidas de salarios y pensiones. Entre enero y septiembre brindó 88.545 millones de euros a las arcas públicas, un 9,6% más que en el mismo periodo del año anterior. El resto de figuras fiscales, con la salvedad del impuesto de sociedades, muestra en cambio una desaceleración en línea con el deterioro generalizado de la coyuntura. En su conjunto, la recaudación fiscal alcanzó los 190.064 millones entre enero y septiembre. Esto es un 4,5% más que hace un año —5,8% en términos homogéneos—, un incremento sostenido que sin embargo se queda muy lejos del 18,1% al que crecía la recaudación en los primeros nueve meses de 2022, según los datos publicados este lunes por la Agencia Tributaria.

Las razones del frenazo son múltiples: se ha agotado rebote económico tras el revés de la covid, el Gobierno ha profundizado en las rebajas fiscales diseñadas para frenar el impacto de la inflación y la subida de precios se ha ralentizado, restando vigor a los impuestos indirectos, en particular el IVA. Sin embargo, las retenciones del trabajo y los pagos fraccionados de sociedades, que han vuelto a generosos beneficios, mantienen un ritmo de crecimiento sostenido, y eso pese a los cambios normativos aprobados, que ya han restado unos 4.700 millones de euros al fisco en lo que va de año entre rebajas en el IRPF, reducciones en los tipos de IVA alimentario y de suministro eléctrico y gasista, entre otras medidas.

De hecho, el IRPF, que recaudó 88.545 millones en el año, se hubiera apuntado un alza del 13,1% sin las rebajas aplicadas. Las retenciones sobre los rendimientos del trabajo y de las actividades económicas han empujado la recaudación, con un repunte del 12,2% en septiembre. “El aumento del empleo y del salario medio explican aproximadamente ocho puntos del crecimiento en el año”, señala una nota publicada por la Agencia Tributaria. En el sector privado, el avance ha sido del 10,7% en los primeros nueve meses del año, y de un 11,2% en la Administración pública. En las retenciones procedentes de pensiones públicas, los ingresos crecen cerca del 19%.

La vuelta de las empresas a las ganancias también mantiene a flote la recaudación por sociedades, que aportó 12.858 millones de euros hasta septiembre. Los ingresos homogéneos avanzaron un 10,6% —aunque cayeron un 11,1% en términos generales―, impulsados por los pagos fraccionados —hasta septiembre crecieron un 24,9%— y el resultado de la declaración anual.

Al contrario, los impuestos sobre el consumo destacan por un escaso rendimiento. El IVA crece un 1,4% hasta septiembre, pero en términos homogéneos acumula un retroceso del 0,1%. Detrás de este comportamiento están la moderación de la inflación y las rebajas de tipos. Los ingresos por impuestos especiales crecieron un 1,2% en términos homogéneos, pero hubieran caído un 1,7% sin el nuevo impuesto a los plásticos no reutilizables. “Los resultados del mes de septiembre se pueden calificar, en general, de flojos”, resume el organismo. En ellos ha influido de manera particular la ralentización en la subida de precios de las gasolinas, la caída del gasóleo de automoción y el descenso del consumo de gasóleo bonificado.

Más gastos y menos ingresos

El déficit del Estado hasta septiembre creció en más de 7.000 millones y se situó en el 1,78% del PIB —frente al 1,4% del mismo periodo de hace un año—, ante unos gastos que crecieron y unos ingresos que menguaron. Los flujos en entrada se quedaron un 0,6% por debajo de lo recaudado en 2022, mientras que los desembolsos engordaron un 2,9%, según los últimos datos del Ministerio de Hacienda, también publicados este lunes. Como resultado, el déficit pasó de los 18.612 de septiembre del ejercicio pasado a los 26.022 de este. Un repunte de casi el 40%, en el que influye de manera particular el impacto de las liquidaciones del sistema de financiación de las comunidades autónomas y las corporaciones locales, practicadas en julio.

El déficit del conjunto de las Administraciones públicas —excluidas las corporaciones locales—, en este caso hasta agosto, ha crecido en 1.127 millones. Los números rojos se situaron en los 29.930 millones en los primeros ocho meses del año debido a que los gastos (397.400 millones, donde las pensiones suponen la partida más ingente) crecieron más de los ingresos (367.470). Pese al incremento en volumen, en porcentaje sobre el PIB se registra una disminución que se explica por el crecimiento de la economía, del 2,14% de 2021 al 2,05% de este año.

El agujero que más ha crecido es el de la Administración central: su déficit ha repuntado un 36,2%, alcanzando los 32.845 millones. Las comunidades obtuvieron hasta agosto un superávit de 496 millones, frente al déficit del mismo periodo de 2022, gracias sobre todo al bálsamo de la liquidación del sistema de financiación. Los Fondos de la Seguridad Social también lograron más ingresos que gastos, con un diferencial positivo de 2.419 millones a finales de agosto.

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