La cadena de farmacias Rite Aid se declara en bancarrota con deudas de 8.600 millones de dólares
La firma estadounidense hace frente a la caída de las ventas y a las demandas por las prescripción de opioides
El gigante de la distribución farmacéutica estadounidense Rite Aid se ha declarado en bancarrota para reestructurar su deuda tras años de pérdidas y de caída de las ventas. La compañía hace frente también a demandas multimillonarias por la prescripción de opioides, entre ellas una del Departamento de Justicia, presentada en marzo. La documentación registrada por la empresa muestra que tiene unos activos de 7.650 millones de dólares y unas deudas totales de 8.598 millones de dólares (unos 8.160 millones de euros). En la lista de acreedores destaca la mayorista farmacéutica McKesson Corporation, con 668 millones de dólares; U.S. Bank Trust National Association, con 200 millones de dólares, estos últimos de una emisión de bonos con vencimiento en 2027, y la aseguradora Humana Health, con 137 millones.
La compañía ha anunciado a través de un comunicado que ha alcanzado un acuerdo preliminar con algunos de sus tenedores de pagarés senior garantizados sobre los términos de un plan de reestructuración financiera que “reducirá significativamente la deuda de la compañía, aumentará su flexibilidad financiera y le permitirá ejecutar iniciativas clave”. Para ejecutarlo, se ha sometido a un proceso voluntario supervisado por un tribunal bajo el Capítulo 11 del Código de Quiebras de Estados Unidos.
Como parte del proceso, Rite Aid ha recibido un compromiso de 3.450 millones de dólares en nueva financiación de algunos de sus prestamistas. La compañía espera que esta financiación proporcione liquidez suficiente para su reestructuración, que implicará el cierre de tiendas, una probable venta de activos y el despido de parte de sus 47.000 empleados.
En otro comunicado, Rite Aid ha anunciado hoy el nombramiento del experto en reestructuraciones Jeffrey Stein como nuevo consejero delegado, director de Reestructuración y miembro del Consejo de Administración de la empresa. Sustituye en el cargo de primer ejecutivo de la compañía a Elizabeth Burr, que ha desempeñado el cargo de consejera delegada interina desde enero de 2023 y se mantendrá como consejera.
“Con el apoyo de nuestros prestamistas, esperamos fortalecer nuestra base financiera, avanzar en nuestras iniciativas de transformación y acelerar la ejecución de nuestra estrategia de cambio. De este modo, estaremos en mejores condiciones de ofrecer los productos y servicios sanitarios en los que confían nuestros clientes y sus familias, ahora y en el futuro”, ha indicado el nuevo jefe de la empresa en un comunicado.
Rite Aid Corporation es una cadena de farmacias y tiendas de conveniencia con sede en Filadelfia (Pensilvania) que fue fundada en 1962 y salió a Bolsa en 1968. A 4 de marzo pasado, fecha de cierre de su último ejercicio, tenía más de 2.300 tiendas, concentradas sobre todo en los estados de Pensilvania, California, Nueva York, Michigan y Ohio. En ese ejercicio facturó 24.091 millones de dólares, pero sufrió pérdidas de 750 millones, según su informe anual. La compañía ha estado en números rojos de forma continua desde hace seis años. En Bolsa, se ha hundido más de un 80% en lo que va de año. La empresa llegó a valer 13.000 millones de dólares a finales del siglo pasado, cuando era la mayor cadena de farmacias de Estados Unidos. Ahora vale menos de 40 millones, después de que errores de gestión, operaciones corporativas desacertadas y escándalos contables la sumiesen en una crisis casi permanente.
Rite Aid no ha sido capaz de hacer frente a la competencia de los otros gigantes del sector, como Walgreens y CVS, a la que se ha unido la de Amazon y Wal-Mart. A finales de 2015, Walgreens anunció un acuerdo para comprar Rite Aid, pero finalmente el pacto se redujo a la mitad de sus tiendas ante el temor a que fuese vetada por las autoridades de competencia. Walgreens anunció entonces la compra de 2.186 tiendas y otros activos de Rite Aid por 5.175 millones de dólares, aunque finalmente se transfirieron 1.932 tiendas por 4.380 millones.
Aunque la operación le sirvió para sanear sus cuentas, redujo su tamaño de forma drástica y agravó la crisis operativa. A eso se han unido los problemas legales por la prescripción de opioides. Según el Departamento de Justicia, Rite Aid despachó cientos de miles de recetas que no cumplían los requisitos legales. “Estas prácticas abrieron las compuertas para que millones de pastillas de opioides y otras sustancias controladas fluyeran ilegalmente fuera de las tiendas de Rite Aid”, dijo la fiscal Vanita Gupta al presentar la demanda.
El abuso de los opioides como calmantes contra el dolor provocó una crisis de salud pública que ha costado más de 650.000 vidas en Estados Unidos, en su mayoría por sobredosis. Las farmacéuticas asumieron indemnizaciones multimillonarias, parte de ellas aún en litigio, y las grandes cadenas minoristas de farmacia Walgreens, CVS y Walmart también llegaron a un principio de acuerdo en noviembre de 2022 para pagar en total unos 13.800 millones de dólares.
La bancarrota de Rite Aid es la última que afecta al sector minorista en Estados Unidos y que ha ido cambiando el paisaje de sus centros comerciales, en los que han desaparecido cadenas como Toys R Us o Bed, Bath & Beyond.
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