Las eléctricas empiezan a bajar sus tarifas forzadas por la fuerte caída del mercado regulado
La presión sería mayor si el entorno competitivo fuese más reñido y si los consumidores fuesen más ágiles a la hora de cambiar de contrato
Aún de manera incipiente, arrastrando los pies y a desgana, pero las eléctricas empiezan a llevar al mercado libre la bajada de la que llevan meses beneficiándose los hogares que están en el regulado. La caída del precio mayorista de la luz —que hace un año era el triple que hoy— está forzando a las grandes comercializadoras a aplicar severos descuentos a sus ofertas. El mercado, sin embargo, se ha abonado al efecto cohete-pluma, similar al de los carburantes: drásticas subidas cuando la cotización mayorista pica al alza y bajadas mucho más suaves cuando cae.
La primera en abrir la veda ha sido Endesa. La segunda eléctrica española por número de clientes (6,8 millones, frente a los casi 7 de Iberdrola y los 2,4 de Naturgy) acaba de anunciar una rebaja lineal del 20% en todas sus tarifas el primer año y del 10% en adelante para captar clientes de la competencia. El movimiento supone un claro cambio de trayectoria respecto a lo sucedido en los últimos meses, en los que, pese a la desescalada en el mercado mayorista —al que tienen que acudir todas las eléctricas para cubrir el hueco entre la demanda total de sus clientes y el suministro que son capaces de generar por sí mismas, y que, por tanto, tiene impacto sobre toda la escala de precios— las tarifas más baratas de los gigantes del sector no solo no se habían contraído sino que habían subido ligeramente, según los datos del comparador de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
“En las próximas renovaciones, que en muchos casos se producen en verano o alrededor del verano va a haber una bajada generalizada de los contratos del libre”, augura una voz autorizada del mercado eléctrico español bajo condición de anonimato. “Tras la fuerte caída del mercado mayorista, las empresas tienen que reaccionar para que sus ofertas en el mercado libre mantengan la competitividad: quien no se adapte, se quedará fuera”. Esta tendencia a la baja, aunque embrionaria, debería dejar también su huella en los datos de inflación de los próximos meses, después de que a principios de año el Instituto Nacional de Estadística (INE) incluyese las tarifas del mercado libre en sus cálculos del IPC.
“El mercado regulado lleva meses tendiendo a la normalización de precios, pero solo ahora empezamos a ver unas primeras señales de bajada en el libre, que siempre va a remolque”, explica por teléfono Enrique García, de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Y añade: “Las tarifas tendrán que desinflarse, pero en el proceso de subida del año pasado se firmaron muchos contratos por más años de lo habitual, en busca de mayor estabilidad y como una alternativa a las oscilaciones en el regulado, y eso retrasará el regreso a los niveles de precios precrisis”.
José Luis Sancha, profesor de la Universidad Pontificia Comillas, también cree que “una parte de la subida será irreversible”. ¿La razón? “Habiendo la competencia que hay, con los cuatro grandes teniendo casi todo el mercado, no es de esperar mucha agresividad: no van a renunciar voluntariamente a las ganancias”. Además, dice, en las tarifas fijas del libre —la mayoría—, las comercializadoras “tienen que hacer su previsión de coste de la electricidad en un horizonte temporal de un año y no de corto plazo, y eso también hace que la reacción no sea inmediata”.
A finales del año pasado se empezó a revertir la hasta entonces imparable huida de usuarios del mercado regulado al libre, según la última actualización de la CNMC. Un motivo más para que los gigantes eléctricos estén acelerando en la reformulación de su estrategia comercial. El objetivo último no es otro que preservar su principal caladero de ganancias: el libre es muchísimo más rentable para ellos que el PVPC, donde el margen está fijado por ley.
Menos cambios de tarifa que en otros sectores
La sacudida energética de los últimos tiempos ha enseñado a millones de consumidores la importancia de optar por la mejor tarifa en cada momento, con diferencias muy sustanciales de precio entre el mercado libre y el regulado —también conocido como PVPC— y, dentro del primero, entre las mejores y las peores ofertas. Sin embargo, el desconocimiento sigue siendo la nota predominante: “El problema es que tres de cuatro desconoce la diferencia entre ambos mercados, y eso hace que la movilidad sea muy escasa”, expone García. Su tesis es clara: las compañías se verían aún más forzadas a meter la tijera a su catálogo de ofertas si los consumidores fuesen más ágiles a la hora de moverse para cambiar de contrato.
“Las comercializadoras se han aprovechado de ese desconocimiento para resistirse a bajar tarifas: lo que hay, en última instancia, es un problema de competencia”, critica el especialista de la OCU. El mejor ejemplo, dice, es el mercado de telefonía, “mucho más dinámico y en el que las compañías han tenido que bajar sus tarifas en los últimos años para poder seguir compitiendo. En la electricidad eso no pasa: las grandes tienen millones de clientes cautivos que no saben ni la tarifa que tienen ni las alternativas posibles”.
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