La subida del precio del petróleo aviva el temor a un repunte de la inflación
El crudo se dispara hasta un 8% después de que los países productores anuncien una reducción de 1,66 millones de barriles diarios hasta finales de año para sostener los importes. Los analistas revisan al alza sus previsiones
Occidente vuelve a mirar con preocupación a los precios del petróleo. El crudo se ha disparado este lunes más de un 8% tras el anuncio de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de que recortará la producción en 1,16 millones de barriles diarios entre mayo y finales de año. El barril de Brent, el de referencia en Europa, ha iniciado la jornada por encima de los 86 dólares, aunque luego se ha relajado para cotizar durante la mayor parte de la sesión entre 84 y 85 dólares. El West Texas Internacional (WTI, de referencia en Estados Unidos), ha llegado a escalar un 7,8% hasta los 81,5 dólares por barril. El tiempo dirá si se trata de un espejismo, un sueño inquieto o una auténtica pesadilla, pero el movimiento de los productores parece poner fin, al menos en el corto plazo, a la tendencia a la baja que había mostrado el petróleo en los últimos tiempos. Y suma otro motivo para el pesimismo en la batalla contra la inflación.
La OPEP+, que reúne al cartel de países productores y Rusia, ha confirmado este lunes en una reunión por videoconferencia los anuncios que sus miembros habían adelantado este domingo. El principal, que Arabia Saudí, el mayor exportador mundial, recortará su producción en medio millón de barriles diarios. Y secundan ese paso otros miembros de la organización (como Irak, Emiratos Árabes Unidos, Kazajistán o Argelia) hasta sumar una reducción de 1,16 millones de barriles al día. A ello se une que Rusia, que ya recortó en medio millón de barriles cuando en diciembre entró en vigor el tope de precio a su crudo acordado por los países occidentales, ha decidido extender esa medida hasta finales de año. En total, 2023 acabará con un recorte de 1,66 millones de barriles diarios, que se suman a las rebajas que ya se habían anunciado el pasado otoño.
El motivo no es otro que sostener los precios. “Es una medida preventiva que busca apoyar la estabilidad del mercado”, ha explicado la OPEP en un comunicado. Moscú, por su parte, ha remarcado que se trata de una decisión tomada de manera “independiente” por cada país. “Rusia está en contacto constante con varios países de la OPEC+, eso es normal”, ha señalado el portavoz de la Presidencia rusa Dmitri Peskov en unas declaraciones recogidas por Efe. “En este caso, los países tienen una línea independiente, un interés independiente en estabilizar el mercado”, ha añadido.
Pero, por más que las decisiones se presenten como individuales y se informara de ellas el domingo —lo que ha sorprendido a algunos analistas, puesto que ya estaba prevista la reunión de este lunes— a nadie se le escapa que la OPEP+ envía otro mensaje. “Es difícil no pensar que existe alguna forma de postura geopolítica implícita en estos recortes voluntarios”, señala la firma de análisis Capital Economics en un informe a cargo de Caroline Bain, economista jefa de Commodities (mercancías básicas). La experta cree que el recorte “demuestra el apoyo del grupo a Rusia y desafía los esfuerzos de la Administración [del presidente de EE UU, Joe] Biden por abaratar los precios del petróleo”.
Lucha contra la inflación
Tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, en febrero de 2022, los precios del petróleo se dispararon y superaron con creces los 100 dólares por barril. Pero recientemente habían vuelto a niveles previos al conflicto. Y cuando a mediados de marzo el fantasma de una crisis financiera cobró cuerpo, con la caída del Silicon Valley Bank en EE UU y los problemas de Credit Suisse en Europa, bajó hasta acercarse a los 70 dólares por barril. Esa caída sostenida ha sido clave para atenuar la inflación, que en el último año ha tocado cotas desconocidas en décadas en muchos países occidentales.
De ahí que un repunte del petróleo pueda traducirse, antes o después, en nuevos problemas para controlar los precios. Como resume Antoni Cunyat, profesor colaborador de Economía y Empresa en la UOC, el paso que han dado los productores “no es bueno para la inflación; y harán falta más datos para valorar en qué medida, pero no es una buena noticia ni para España ni para Europa en general”. El experto define los precios del petróleo como una “mancha de aceite” que acaba por extenderse a todos los productos. “No creo que el efecto sea tan grande como el que vimos con la guerra de Ucrania, pero podemos repetir el mismo ciclo”, valora. Es decir, que desde el crudo la carestía se extienda al transporte y las materias primas para acabar afectando a prácticamente toda la cesta de consumo.
Pero eso dependerá de cuánto escale el Brent y durante cuánto tiempo. Y ahí hay algo de margen para visiones más optimistas como la del banco Julius Baer. Su jefe de Investigación Next Generation, Carsten Menke, cree que el recorte “es una admisión de la debilidad de mercado y no proviene de una posición de fuerza” por parte de la OPEC+. “Confirma nuestras expectativas a medio y largo plazo de un mercado más que suficientemente abastecido”, continúa el análisis, que sitúa el equilibro de mercado a largo plazo en los 70 dólares por barril, aunque admite que el movimiento anunciado por los productores de petróleo puede “apuntalar los precios en el corto plazo”.
Subida hasta finales de año
Otros creen que la subida de importes es inevitable. Goldman Sachs ha elevado este lunes su pronóstico sobre el precio del Brent a finales de año de 90 a 95 dólares por barril. Y otros cinco dólares, hasta un total de 90, es lo que ha incrementado sus previsiones Capital Economics. Aunque la firma de análisis advierte que “no descarta episodios de debilidad de precios si las economías avanzadas entran en recesión”.
La pelota, una vez más, acabará en el tejado de los reguladores monetarios. El Banco Central Europeo ha subido los tipos de interés 3,5 puntos porcentuales desde el pasado julio y muchos apostaban por detener (o ralentizar) esa política monetaria restrictiva, más todavía tras los problemas de algunas entidades financieras. Pero como destaca Cunyat, hay “varias fuerzas que van en sentido contrario”. Y ahora, en el otro lado de la balanza, los bancos centrales tendrán junto con la alta inflación subyacente (una medida de la dificultad para bajar el indicador general) el recelo a una nueva escalada de los precios energéticos.
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