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Ferrovial justifica su salida de España: loas a la “estabilidad” de Países Bajos y menores costes de financiación

La matriz actual de la constructora se extinguirá y se creará una filial para España que pasará a depender de la empresa neerlandesa

Fachada de la sede de Ferrovial, en una imagen tomada este martes 28 de febrero.
Fachada de la sede de Ferrovial, en una imagen tomada este martes 28 de febrero.Fernando Sánchez (Europa Press)
María Fernández

Ferrovial, la primera compañía de gran peso en la economía española que decide trasladar su sede social a otro Estado -en este caso a Países Bajos-, ha condensado su propuesta en 92 folios colgados a última hora de este martes en su página web. En ellos se deshace en elogios sobre la economía neerlandesa por su solidez financiera y la estabilidad: “Los Países Bajos tienen, y han tenido durante décadas, las mejores calificaciones crediticias apoyadas en bajos niveles de endeudamiento sobre PIB y una política presupuestaria históricamente prudente. Desde principios de la década de los noventa, ha recibido sistemáticamente calificaciones AAA de las principales agencias, con la sola excepción del período entre 2012 y 2015″, detalla el documento. Pese a que apenas tiene negocio allí -sus principales centros en Europa están en España y Polonia, y sus activos de peso se encuentran en países como Reino Unido o Turquía- la empresa que preside Rafael del Pino considera que las compañías con sede en los Países Bajos se han beneficiado de una “menor volatilidad en sus costes de financiación gracias a una prima de riesgo del país más estable en comparación con otros países europeos”. Esa menor volatilidad, creen, debería traducirse en que en el futuro se reduzcan los costes de financiación de las emisiones de deuda de la compañía, “y, a la larga, también en mejoras en el coste total de capital”.

La salida de España, que deberá ser ratificada en una junta de accionistas que se celebrará entre el segundo y el tercer trimestre, “busca mejorar sus condiciones de financiación, particularmente en un momento en el que se están contrayendo los balances de los bancos centrales”.

Pese a que a pocos neerlandeses les sonará el nombre de la española, el grupo tiene la convicción de que, con la recolocación, se mejorará la “notoriedad de la marca”, tanto en Europa como fuera. En esa convicción también viaja el deseo de que la firma tenga así acceso a “una cantera aún mayor de talento internacional, que Ferrovial espera atraer gracias a su cartera de proyectos pioneros y estimulantes”.

Cotización en Wall Street

La razón última esgrimida por la empresa es dar el salto a la cotización en Estados Unidos. El plan implica necesariamente que la constructora sea admitida en el mercado de valores de Holanda como paso previo “a la futura admisión a negociación de esas mismas acciones en los Estados Unidos y, de darse las condiciones para ello, su inclusión en los índices bursátiles estadounidenses”, sin especificar a qué mercado en concreto optaría entonces la ya empresa neerlandesa. “Por el contrario, las acciones de una sociedad española cotizada en España solamente pueden negociarse en los Estados Unidos a través de American Depositary Receipts (ADR) u otras fórmulas indirectas, y los American Depositary Receipts no son elegibles para acceder a los índices bursátiles estadounidenses”. Los ADR son el nombre que reciben los certificados emitidos por un banco depositario de EEUU y representan un número específico de acciones de una empresa extranjera. Bancos como el Santander cotizan en mercados internacionales sin perder su sede social en el país de origen. En el caso de la entidad presidida por Ana Patricia Botín, sus títulos se intercambian en España, México, Polonia, Estados Unidos y Reino Unido.

¿Por qué Estados Unidos?

En este punto cabe preguntarse por qué la constructora que preside Rafael del Pino no propone dar el salto directamente al otro lado del Atlántico e instalarse en Estados Unidos o Canadá. Sobre todo teniendo en cuenta que los consejeros del grupo ferrovial creen que la región a la que se dirigen es un valor seguro: “Estados Unidos tiene una sólida reputación y un notable historial de creación de valor desde hace casi veinte años”. El 92% de las inversiones comprometidas para el período 2023-2027 de la compañía están asociadas a esta geografía, con proyectos clave de crecimiento como la nueva Terminal Uno del aeropuerto JFK de Nueva York, la autopista I-66 en Virginia y la autopista North Tarrant Express 35W 3C en Texas. Activos extremadamente rentables (Managed Lanes) como la autopista 407 ETR están en la región. Estas autopistas gozan de tarifas dinámicas que se pueden modificar cada pocos minutos según el nivel de congestión, garantizando a los conductores que pueden circular sin interrupciones a una determinada velocidad. Sus largas concesiones permiten recibir importantes dividendos a la compañía (en el último ejercicio fueron 475 millones de euros).

Ferrovial buscará, de este modo, aumentar su cartera de proyectos para satisfacer la demanda local de infraestructuras de transporte alimentada por sucesivos planes de estímulo de los gobiernos de Donald Trump y Joe Biden. El proyecto de salida de España añade que la presencia en la Bolsa estadounidense dotará a Ferrovial de flexibilidad estratégica en el largo plazo “para, en su caso, implementar operaciones corporativas en esa región”. Reforzando la presencia de la marca ante los Estados y los reguladores locales, los mismos que se encargan de otorgar las adjudicaciones, la constructora espera “aprovechar nuevas oportunidades para crear valor y potenciar aún más sus capacidades gracias a un mejor acceso a uno de los mayores y más cualificados mercados de empleo del mundo”.

Extinción de la actual Ferrovial

La operación se articula a través de la absorción por parte de Ferrovial Internacional (Fise), que actualmente es titular del 86% de los activos, de todos los activos y pasivos de Ferrovial, “que se extinguirá mediante su disolución sin liquidación”. De este modo, Fise pasará a ser matriz del grupo en la proporción determinada por el canje de los títulos que garantice que los actuales accionistas no pierden su peso en la nueva compañía. Cuando esto suceda, Fise constituirá una sucursal en España y asignará un número determinado de activos a esa filial. Los accionistas que no estén de acuerdo podrán ejercer el “derecho de separación”, y la operación está condicionada a que las obligaciones resultantes de ese derecho no excedan los 500 millones de euros para la empresa. Quienes opten por no seguir en la compañía recibirán un pago de 26 euros por acción, un precio calculado a partir del precio medio de cotización de los tres meses previos al anuncio de la fusión.

La compañía tendrá una nueva dirección en el número 151 de Kingsfordweg en Ámsterdam. La empresa ha asegurado que todos estos cambios no tendrán ningún impacto en el negocio, la estrategia, los planes de inversión, la organización o la operativa diaria.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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