La cara B del menor paro en Castilla y León: empleo más estable, pero también más despoblación
La falta de población activa reduce los datos de desempleo en una de las comunidades con la tasa más baja
El análisis del desempleo en España en los últimos años deja a Castilla y León en buena posición, a dos décimas de La Rioja y el País Vasco como regiones con menos paro. La comunidad tiene actualmente un 8,83% de desempleo, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), cuatro puntos menos que la media nacional. La tendencia se ha mantenido entre 2002 y 2022, siempre por debajo del conjunto estatal tanto en la bonanza del principio de siglo como durante la Gran Recesión o en la pandemia. Los expertos, los sindicatos y la patronal coinciden en un matiz: los registros favorables se deben a la escasez de población activa, es decir, que trabaja o busca empleo. Castilla y León, con 2,37 millones de habitantes en 2022, ha perdido 174.000 personas en la última década entre sus nueve provincias. La despoblación conlleva un mercado laboral estático y una falta de competencia por los puestos de trabajo que se traducen en menos paro.
Castilla y León ha ido incorporando territorios al listado de las 10 provincias españolas con menos paro hasta alcanzar las seis en 2022, su máximo desde 2002: todas menos Zamora, Ávila y Salamanca. Además, Segovia, Burgos y León son las tres provincias con menos desempleo de España, según la última Encuesta de Población Activa (del cuatro trimestre del año pasado). Y, a la vez, desde 2012 la población activa en la comunidad autónoma ha caído en un 5,47%, solo por detrás de Asturias y Galicia. Soria condensa esta paradoja: es el paradigma del problema demográfico, pero a la vez puede presumir de un 7,87% de desempleo y desde 2002 se cuenta entre las 10 provincias con menos paro al cierre del año.
Santiago Aparicio, presidente de la patronal soriana y también de la autonómica, critica que “en Soria se habla de pleno empleo pero no hay personas en edad de trabajar, muchas no encontraron el trabajo adecuado y se fueron”. Más de la mitad de los nacidos en Soria y en Ávila viven en otra provincia, según el INE, con Zamora, Palencia y Segovia muy cerca de este guarismo. Aparicio censura las políticas demográficas de la Junta, que son “erróneas y no consiguen generar empleo, no han tomado medidas contra la despoblación”. El reto “no es fácil”, menos aún ante el momento global en el que hay puestos que no logran cubrirse, de ahí la importancia para él de agilizar los trámites para incorporar personal extranjero, algo troncal en lugares como Soria, donde falta mano de obra y cuyo medio rural se sustenta en los foráneos. “La gente con talento tiene alta especialización y en Castilla y León faltan empresas para darles ese puesto de alta cualificación, necesitamos sinergias y mejorar la relación público-privada, lo primero es frenar la despoblación y luego medidas a largo plazo”, expone Aparicio, que saca a Burgos y a Valladolid del hoyo laboral de la comunidad gracias a su mayor industria pese a que el presidente autonómico, Alfonso Fernández Mañueco (PP), presume de los datos de empleo y proclama que “Castilla y León está de moda”.
El presidente de la patronal incide en el factor educativo, pues Castilla y León copa los primeros puestos europeos en el informe PISA, que mide el rendimiento académico. Esos egresados de altas capacidades, incide Aparicio, deben tener un mercado laboral acorde que tapone esa fuga. Ángel Martín, doctor en Economía, profesor en la Universidad de Valladolid y presidente de la Asociación Española de Economía del Trabajo, coincide en este diagnóstico y añade la estabilidad del empleo para explicar el panorama de la comunidad. “La primera explicación es la tasa de actividad baja [54,74% contra el 58,52% nacional]. Con relativamente poca población que muestra interés en buscar trabajo es evidente porque hay menos habitantes que forman parte de la fuerza laboral”, describe el experto, que destaca que el territorio se apoya laboralmente en “sectores con poca volatilidad cíclica, con mucha agricultura, por ejemplo”.
“Es un empleo más estable, con menor desempleo cíclico por oscilaciones económicas adversas, como el de la construcción o la hostelería en la pandemia”, observa el docente, pues este territorio no tiene tanta dependencia del turismo como zonas costeras ni depende de la edificación de más parque inmobiliario. El especialista subraya también lo educacional para explicar esta realidad: “El sistema educativo es bueno, se estudia más que en otras regiones y se tarda más en buscar empleo y ser población activa”. Por tanto, estos jóvenes aún formándose desahogan las tasas de paro juvenil, que en España ronda el 30% y en la comunidad alcanza el 21,7%. El investigador, que tilda de “modestos” los resultados del plan de empleo de la Junta tras compararlos con los de otras autonomías, resume en que el bajo paro se debe a “fenómenos que se unen”.
La secretaria de Empleo del sindicato Comisiones Obreras (CC OO), Nieves Granados, asegura que Castilla y León tiene este contexto laboral porque “los puestos disponibles están cubiertos y no hay mucha competencia”. Granados ensalza la buena relación histórica con el Diálogo social entre la Junta, sindicatos y patronal, ahora resquebrajada por la acción de Vox en la consejería de Empleo: “Se negociaban planes de empleo, dando mucho trabajo en entidades pequeñas, y se impulsaron los ERTE de forma pionera”. Su homólogo en la Unión General de Trabajadores (UGT), Raúl Santa Eufemia, afirma que no se están aprovechando los mercados de nuevas tecnologías o verdes y que solo “Burgos y Valladolid se salvan un poco” por su industria. El sindicalista lamenta sectores que “no dan para más, no se atrae a empresas inversoras o tractoras como en los años setenta u ochenta″. Y culpa a la “incertidumbre” de la coalición PP-Vox, que ha suprimido el servicio de mediación laboral pese a las quejas del Diálogo Social y se opone a los sindicatos. Este periódico se ha puesto en contacto con la Consejería de Empleo para que valore los datos de desempleo, pero ha declinado participar. El consejero de Empleo, Mariano Veganzones (Vox), exclamó hace unos meses en las Cortes que “en esta comunidad no faltan trabajadores, faltan ganas de trabajar”.
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