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Las mayores petroleras de EE UU y Europa duplicaron sus beneficios en 2022

Exxon, Chevron, Shell, BP y TotalEnergies ganaron casi 200.000 millones. El año de la guerra fue, también, el mejor de su historia

Pozo petrolero
Dos chimeneas, en una instalación petrolera y gasista en Lenorah (Texas), en una imagen tomada a finales de 2021.David Goldman (AP)
Ignacio Fariza

Los gigantes fósiles hacen caja con las turbulencias. Las cinco mayores petroleras occidentales —las estadounidenses Exxon Mobil y Chevron, la angloholandesa Shell, la británica BP y la francesa TotalEnergies— se anotaron una ganancia neta conjunta de más de 196.000 millones de dólares (183.000 millones de euros) en 2022. Es el doble que en 2021, cuando los precios ya habían empezado a picar al alza y también un 50% más que lo ganado en el tramo final del superciclo de las materias primas, de cuando databa el anterior récord. El año de la guerra y la crisis energética fue, también, el mejor de su historia.

Han sido muchos los vientos de cola que soplaron a favor de estos transatlánticos. El negocio de exploración y producción, que acostumbra a ser el más boyante, se benefició de la escalada en el precio del crudo —que llegó a rozar los 130 dólares, un nivel inaudito en más de una década—. Y el refino, tradicionalmente menos lucrativo, brilló en un entorno de recuperación de la demanda y oferta constreñida por las sanciones a Rusia.

Esta avalancha de dinero está dejándose sentir en todos los frentes. La deuda de las cinco grandes petroleras occidentales cerró el año pasado en menos de la mitad que en 2020, el año de la pandemia. La retribución a los accionistas se disparó por dos vías: dividendos récord —se repartieron la mitad de los beneficios— y recompras de acciones —igualmente récord—, que elevan el valor de los títulos que quedan en circulación.

Además, en plena transición a las energías renovables —por primera vez, el mundo está invirtiendo tanto dinero en reemplazar los combustibles fósiles como en producir petróleo, gas y carbón, según un análisis de BloombergNEF—, las petroleras —sobre todo las europeas— también están pudiendo redoblar sus inversiones en eólica, solar fotovoltaica e hidrógeno verde. En el futuro.

Subida bursátil

Las energéticas han sido el contrapunto frente a las penurias de las Bolsas desde el inicio de la guerra. Las diez cotizadas estadounidenses que mejor lo hicieron en 2022 operan en ese sector. Y el 10% de los beneficios totales del S&P500 —el principal índice de la Bolsa estadounidense—, según los datos de Bloomberg, ya procede de las empresas de gas y petróleo, a pesar de suponer solo el 5% del valor total de mercado.

En este caldo de cultivo, los impuestos sobre los beneficios extraordinarios no han dejado de ganar tracción. En los últimos meses, la Comisión Europea ha respaldado esta fórmula y varios países —entre ellos España, Italia o el Reino Unido— han dado pasos en ese sentido. Al otro lado del Atlántico, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dedicó un apartado de su discurso sobre el Estado de la Unión a lanzar una potente invectiva contra el Olimpo petrolero: “Han obtenido beneficios récord en medio de una crisis energética. Es indignante”, cargaba al tiempo que criticaba a estas firmas por invertir una fracción “demasiado pequeña” de sus ganancias a aumentar la producción doméstica y mantener a raya el precio de la gasolina. “En su lugar, han optado por utilizar esos beneficios récord en comprar de vuelta sus propias acciones, y premiar a sus ejecutivos y accionistas”.

Perspectivas favorables

A corto y medio plazo, las perspectivas de estos colosos petroleros siguen siendo más que favorables. Es cierto que, pese a los esfuerzos de la OPEP (el cártel de los países exportadores), el precio del crudo ha bajado un 40% desde los máximos de marzo, pocos días después de que las primeras tropas rusas cruzaran la frontera con Ucrania. También que el gas, otra potente fuente de ingresos para ellos, cae más de un 80% en Europa desde el pico de agosto. Pero los fundamentales apenas han cambiado: el embudo en las refinerías sigue ahí, agravado incluso por las recientes sanciones europeas al diésel ruso; y la demanda continúa fuerte, sobre todo tras la reciente reapertura de la economía china y con los tambores de recesión sonando cada vez más bajo.

“No nos debería sorprender ver el crudo, de nuevo, por encima de los 100 dólares por barril”, deslizaba este miércoles el consejero delegado de TotalEnergies, Patrick Pouyanne, en la presentación de resultados de la francesa. “Si el consumo de China sigue aumentando, como se espera, y la oferta rusa de crudo y derivados continúa cayendo, los mercados se apretarán de forma notable”, deslizan los técnicos de la consultora de riesgos Eurasia en una reciente nota para clientes. Y un mercado ajustado es el mejor abono para el florecimiento de las cuentas de resultados de las petroleras.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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