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Lagarde cree que la inflación aún no ha tocado techo y seguirá subiendo los tipos de interés

El Banco Central Europeo advierte sobre la espiral alcista que pueden provocar subidas significativas de sueldos

Manuel V. Gómez
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, este jueves en el Parlamento Europeo.
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, este jueves en el Parlamento Europeo.STEPHANIE LECOCQ (EFE)

La inflación no ha tocado techo todavía. “Al ver los principales componentes de la inflación hoy, sean alimentos, combustibles o energía, no se ve que tengan una dirección que lleve a concluir que la inflación ha llegado al máximo y que bajará en el corto plazo”, ha analizado y pronosticado la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde. En su comparecencia ante el Parlamento Europeo, también ha advertido reiteradamente sobre las consecuencias que puede tener en los precios un aumento significativo de los sueldos para compensar las pérdidas de poder adquisitivo de los salarios, los llamados efectos de segunda ronda. Todo eso le ha servido para reivindicar las subidas de tipos de interés que la institución que preside está desplegando desde julio -”la senda de aumentos más rápida hasta ahora”, ha destacado- y explicarles a los eurodiputados que el BCE seguirá haciéndolo.

Tanto en su intervención inicial como en las respuestas a los parlamentarios, Lagarde ha apuntado una vez tras otra que la situación actual es de “alta incertidumbre” y que eso conlleva riesgos. “En este entorno [...] con impactos complicados sobre la economía, las decisiones del Consejo de Gobierno seguirán dependiendo de los datos y se ajustarán a un enfoque de reunión por reunión. El grado de avance y la rapidez con la que lo hagamos dependerán de nuestras perspectivas actualizadas, de la persistencia de las perturbaciones, de la reacción de los salarios y de las expectativas de inflación”, ha explicado a los eurodiputados después de anunciarles más subidas de tipos: “Hasta los niveles necesarios para garantizar que la inflación vuelva a nuestro objetivo del 2% a medio plazo”.

El turno de preguntas de los parlamentarios europeos ha sido un claro exponente de las diferentes formas de ver la inflación en los países de la UE, tanto por sus posiciones políticas como por la desigual presión de los precios (en Estonia el IPC homologable de la zona euro es el 22,5%; en Francia, un 7,1%). Esto último también fue resaltado por Lagarde a la hora de subrayar la dificultad de la política monetaria en un contexto tan dispar. Las diferentes posiciones políticas se notaron cuando representantes alemanes le requirieron ser más agresiva a la lucha contra la inflación; o cuando la francesa Manon Aubry, copresidenta del grupo de Izquierda Unitaria, le afeó la insistencia en advertir contra subidas de salarios significativas antes las pérdidas de poder adquisitivo.

“Los mercados laborales están fuertes y probablemente podrían soportar sueldos más altos”, había apuntado Lagarde en su primera intervención. “Los datos que llegan sugieren que los sueldos están subiendo, continuaremos examinando sus implicaciones sobre la inflación a medio plazo”. Lo que le preocupa al BCE “no es solo [que aumentos importantes] provoque espirales inflacionistas [...], también que golpeen a la capacidad productiva de toda la economía”.

El primer mensaje que Lagarde ha llevado al Parlamento estaba claro: defensa cerrada de su política monetaria. “El BCE está haciendo su parte para asegurar la estabilidad de precios”. “Los tipos de interés son y serán la principal herramienta para luchar contra la inflación. Tipos de interés más altos reduce la presión de la demanda al hacer más caros los préstamos”, ha instruido echando mano del manual. “Esto reducirá la presión de los precios”, ha continuado, “sin embargo, los ajustes tardarán un tiempo en notarse en la economía”.

Siguiendo la senda que la Comisión Europea apuntó durante la presentación de los exámenes de presupuestos y la que ella misma ha mantenido en otras ocasiones, Lagarde ha reclamado que las medidas de los gobiernos para luchar contra la crisis estén concentradas en los colectivos que lo necesitan y que sean temporales. Lo ha hecho, como ella misma ha indicado, porque “desafortunadamente, hay presupuestos y planes fiscales que no son focalizados ni adaptados” a esta reclamación. “Según la Comisión, solo el 30% de las medidas lo están”, ha apostillado.

También ha hablado Lagarde sobre el debate abierto en la Unión Europea acerca de la propuesta de la Comisión para fijar un tope al gas. No obstante, no lo ha hecho sobre el fondo del asunto, solo ha señalado que el BCE está preparando un análisis sobre las implicaciones “para la estabilidad financiera de la propuesta”. “No vamos a opinar sobre la eficiencia de la medida”, ha avisado. Es decir, en Fráncfort no van a examinar la idoneidad de este tope para controlar los precios del gas o rebajarlo, pese a que es el principal responsable de la escalada de precios. Lo que harán será emitir “una opinión legal” sobre las consecuencias que pueda tener sobre los mercados y las finanzas.


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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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