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Bernanke, Diamond y Dybvig, galardonados con el Premio Nobel de Economía

La Academia Sueca de las Ciencias reconoce su labor en la investigación en banca y crisis financieras

Los premios Nobel 2022, de izquierda a derecha, Ben S. Bernanke, Douglas W. Diamond and Philip H. Dybvig.
Los premios Nobel 2022, de izquierda a derecha, Ben S. Bernanke, Douglas W. Diamond and Philip H. Dybvig.
Lluís Pellicer

La Academia Sueca de las Ciencias ha galardonado este lunes al expresidente de la Reserva Federal e investigador en el Brookings Institute, Ben Bernanke; al profesor de la Universidad de Chicago Douglas W. Diamond, y a Philip H. Dybvig, de la Washington University, con el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel 2022, conocido comúnmente como el Premio Nobel de Economía. Según la Academia, el reconocimiento ha sido concedido “por su investigación en banca y crisis financieras” de comienzos de la década de 1980, que ha sido la base sobre la que se ha levantado la “regulación bancaria moderna”.

Lehman Brothers, el cuarto mayor banco de inversión de Estados Unidos, se declaró en bancarrota el lunes 15 de septiembre de 2008. Ese mayúsculo seísmo se sintió en todos los rincones de la economía mundial, que sufrió una extraordinaria crisis financiera. Ben Bernanke (Augusta, Georgia, 68 años) se sentaba entonces en un sillón que le daba una panorámica completa del desastre: ocupaba desde 2006 —y hasta 2014— la presidencia de la Reserva Federal. Estudioso de la Gran Depresión de 1929, sabía que el hundimiento de la banca no podía sino hacer más dolorosa la recesión. Y por ello, presionó para que el Congreso aprobara el plan de rescate del sector financiero de la Administración de George W. Bush, que ascendía a 700.000 millones de dólares.

La crisis de 2008, el punto de partida de la Gran Recesión, demuestra la necesidad de conocer los entresijos del sistema financiero, repleto de vulnerabilidades. En ese momento, el detonante fueron las hipotecas tóxicas. Pero un simple comentario puede desatar el caos. La Academia Sueca señala que Bernanke, Diamond (68 años) y Dybvig (Dayton, Ohio, 66 años) pusieron los cimientos de esa investigación en un artículo de 1983. “Sus análisis han sido de gran importancia práctica para regular los mercados financieros y hacer frente a las crisis financieras”, ha destacado en un comunicado la institución.

La investigación de ambos premiados se basa en el papel fundamental de los bancos para canalizar los ahorros de los ciudadanos hacia la inversión. Para ello, las instituciones financieras deben salvar las necesidades de los depositantes y los prestatarios, que en principio son contradictorias. Los ahorradores requieren poder acceder de inmediato a su capital, mientras que los receptores de créditos precisan de tiempo para devolverlo. Y si bien, en general, la banca ofrece una solución sólida mediante el ahorro masivo, Diamond y Dybvig señalan que en ese esquema hay grietas. Un simple rumor basta para que ese sistema se venga abajo: si un gran número de clientes retiran de forma simultáneamente su dinero del banco, la entidad puede acabar colapsando. De ahí la necesidad de una regulación y de medidas por parte del sector público para crear cortafuegos, por ejemplo, garantizando los depósitos o actuando como prestamista de último recurso.

Contracción de la inversión

La Academia Sueca ha reconocido también la investigación de Bernanke sobre la Gran Depresión. Su trabajo, publicado también en 1983, explica las consecuencias del pánico bancario, que demostró que fue un factor decisivo para que la crisis fuera tan larga y profunda, adentrándose hasta mitades de la década de 1930. Antes, los economistas creían que las quiebras bancarias eran una mera consecuencia de la recesión. Bernanke demostró que esas bancarrotas iban más allá, puesto que rompían esa conexión entre ahorradores y prestatarios. Eso suponía una contracción de la inversión y, por tanto, de la economía. Entre 1930 y 1933, la producción industria en Estados Unidos cayó un 46% y el paro subió al 25%, pero lo mismo ocurrió en el Reino Unido, Alemania o Australia.

Valiéndose de fuentes históricas, Bernanke —que en 2020 recibió el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento— examinó qué factores fueron determinantes en esa contracción. “Descubrió que los factores que estaban directamente relacionados con los bancos en quiebra representaban la mayor parte de la recesión”, expone la Academia. Además, el expresidente de la Reserva Federal también vio que se deterioraban los canales que permitían conectar a ahorradores y prestamistas. “Reparar un sistema bancario fallido puede llevar muchos años, tiempo durante el cual la economía funciona muy mal. Bernanke demostró que la economía no comenzó a recuperarse hasta que el Estado finalmente implementó medidas potentes para evitar nuevos pánicos bancarios”, agrega.

En una rueda de prensa celebrada este lunes en Washington, Bernanke ha dicho que ha sido toda una sorpresa recibir el premio y se ha mostrado encantado de compartirlo con Dyamond y Dybvig, informa Miguel Jiménez. Bernanke ha bromeado con que todo teórico debe llevar sus ideas a la práctica y que por eso le tocó lidiar con la crisis financiera de 2008. Bernanke cree que en el momento actual los bancos están más capitalizados y son más sólidos, lo que reduce el riesgo de una crisis financiera. Pero ha advertido de que gran parte de los préstamos provienen hoy de la banca en la sombra, menos regulada, y también de que una crisis económica persistente puede derivar en crisis financiera.

A pesar de que este galardón se conoce como Nobel, en realidad nació a iniciativa del Banco de Suecia en 1968 para conmemorar los 300 años de la institución. De hecho, esa categoría no constaba entre las cinco que dejó Alfred Nobel en su testamento: Física, Química, Literatura, Medicina y Paz. Aun así, ha acabado popularizándose como uno más. De nuevo, el premio recae en tres norteamericanos, que copan ya más de la mitad de los galardones. Y otra vez deja fuera a mujeres, que solo han accedido a él en dos ocasiones. La Academia premió el año pasado al canadiense David Card, al estadounidense-israelí Joshua Angrist y al neerlandés-estadounidense Guido Imbens con por sus “contribuciones empíricas en el campo de la economía del trabajo”, entre ellas la que rebate la idea generalizada de que una subida del salario mínimo siempre acarrea pérdidas de empleo.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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