Lazos transatlánticos contra la crisis
La quinta edición del foro América Latina, Estados Unidos y España en la economía global debate sobre desafíos como la pospandemia, la guerra en Ucrania, los problemas de suministro y la inflación
Habían pasado tres años desde la última edición del foro que, en lo que ya es una tradición de la semana de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, reúne a líderes políticos y económicos de ambos lados del Atlántico en torno a la convocatoria de EL PAÍS y la Cámara de Comercio España-Estados Unidos. ¡Pero qué tres años! Una pandemia que mandó parar al planeta, desabastecimientos y roturas de las cadenas de suministro sin precedentes en la historia de la globalización, una inflación más propia de tiempos lejanos, unos bancos centrales desesperados por cambiar el curso de las cosas y una guerra en Europa que amenaza con desatar una crisis alimentaria. Todos esos ingredientes para tiempos interesantes pusieron el trasfondo, ciertamente sombrío, a los discursos y entrevistas de la quinta edición encuentro, celebrado el miércoles pasado en el club de la universidad de Yale y patrocinado por Abertis, Baker McKenzie, Hiberus e Iberia, con la colaboración de la OEI (Organización de Estados Iberoamericanos).
La cita contó con la presencia de dos presidentes, el español, Pedro Sánchez, y el colombiano, Gustavo Petro, que cerraron una mañana de trabajo en la que, bajo el título de Latinoamérica, Estados Unidos y España en la economía global, se habló de cambio climático, de logística, de transición energética, de turismo y de educación, entre otros temas, y de la perspectiva de las relaciones trasatlánticas, cruciales, afirmó el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, para “enfrentarnos al complejo escenario geopolítico del presente”.
Se hizo inevitable que la geopolítica lo dominara todo cuando fue el turno de los mandatarios. Nueva York había amanecido repleta de líderes mundiales y las amenazas de Vladímir Putin de recurrir a la fuerza nuclear, movilizar a 300.000 civiles y convocar referendos en las zonas prorrusas de Ucrania dominaban todas las conversaciones. Sánchez condenó las bravatas del Kremlin, reafirmó el compromiso de España con la defensa del país agredido y lanzó una advertencia: “Entramos en una fase crítica, Putin ya sabe que está perdiendo la guerra”.
En esa nueva realidad, añadió, la mejor idea es seguir trabajando en equipo, como parte de la coalición de la Unión Europea, Estados Unidos y el resto de miembros del G-7. Pero no solo en el frente bélico; también para surcar las aguas procelosas de un panorama que pinta mal, pero en el que España, según el “optimismo prudente” de Sánchez, está en una “mejor posición que otras economías europeas”. “Ha crecido este año por encima de la media de la UE”, afirmó. “El consenso es que superaremos el 4% [de crecimiento] en 2022 y el 2% en 2023. Tenemos 330.000 más ocupados que el año pasado. Estamos en una tasa de paro en mínimos desde 2008. El porcentaje de empleos temporales está por debajo del 20%, y estamos rompiendo una dinámica de precariedad histórica. En el sector turístico ya estamos prácticamente en datos previos a la pandemia. Las exportaciones de bienes han crecido un 20%. Tenemos fundamentos mucho más robustos que en el pasado, los hogares y empresas están mucho menos endeudados. Nuestro país es mucho más resiliente. Estas cifras invitan a confiar en la economía española para invertir”.
Petro, por su parte, aprovechó en una entrevista realizada por el director de EL PAÍS América, Jan Martínez Ahrens, la inercia del desafiante discurso que ofreció el día anterior en la ONU, un alegato ecologista en el que cuestionó la guerra contra las drogas, para pronunciarse por primera vez sobre la crisis ucrania, 45 días después de convertirse en el primer presidente de izquierdas de Colombia. Anunció que se suma al frente común con su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, que se traducirá en una declaración que pida la creación de un comité en la ONU con vistas a declarar una tregua de al menos cinco años en la guerra de Ucrania. “Tan mala es la invasión de Rusia sobre Ucrania como la de Irak y Siria”, agregó.
El papel de Colombia en Latinoamérica (se habló de Venezuela, del desarme total de la guerrilla y de cómo combatir, con ayuda de Estados Unidos, el cambio climático en la selva amazónica) fue otra de las ideas fuerza de su intervención. Y el continente fue protagonista de la jornada desde su mismo arranque, que corrió a cargo de Joseph Oughourlian, presidente de Prisa, editora de EL PAÍS, una compañía “multilatina”, como la definió, en la que el 70% de sus ingresos y resultados provienen de Latinoamérica. “Hemos decidido invertir con fuerza en la región en los últimos años”, recordó Oughourlian. De ahí que el diario, con el apoyo del resto del grupo, haya reforzado sus redacciones y ediciones en México, Colombia, Chile o Argentina, pero también su presencia en Estados Unidos.
Red de apoyo
Para ayudar a las empresas españolas en sus desembarcos en la tierra de oportunidades estadounidense trabaja, entre otros objetivos, la Cámara de Comercio España-Estados Unidos, cuyo presidente Alan D. Solomont, recordó en su discurso que una de sus misiones es facilitar “la conexión con una amplia red de organizaciones empresariales, autoridades gubernamentales, asociaciones profesionales y comerciales, y dignatarios prominentes”, con el fin de fortalecer los lazos comerciales entre ambos países.
Empresas españolas presentes en la región como Iberia, Abertis, Hiberus y Repsol participaron en el foro y señalaron las oportunidades de inversión y de negocio que se abren incluso en un mundo con una incertidumbre económica como la actual en sectores como el transporte aéreo, las infraestructuras y las energías renovables.
“España es y seguirá siendo la puerta de entrada a Europa para Latinoamérica”, advirtió después el ministro Albares, que prometió emplear el próximo turno de la presidencia del Consejo de la UE para reforzar esos lazos. Lazos que celebró el ministro de Comercio Exterior de Costa Rica, Manuel Tovar, quien hizo valer la condición de su país de isla de “sostenibilidad, protección del medioambiente y respeto de los derechos de los trabajadores” en el contexto cada día más convulso de Centroamérica, con ramalazos autoritarios en las vecinas Nicaragua y El Salvador. En lo económico, Tovar avanzó que cada vez mirarían más al frente comercial pacífico, a través de sus intercambios con países como Ecuador. “Nuestro continente, por desgracia, sigue estando demasiado poco integrado”, lamentó.
Ante esa realidad, Christian Asinelli, vicepresidente corporativo de Programación Estratégica de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, apostó por el refuerzo de Latinoamérica y el Caribe como “una región de soluciones” para las incertidumbres derivadas de la pandemia y la guerra de Ucrania. “Somos capaces de potenciar la transición energética,” explicó Asinelli, y para ello postuló a la organización multilateral para la que trabaja como una herramienta de futuro. “Algunos países miembros tienen reservas de gas que pueden ayudar a la transición energética, y hay capacidad para proyectos hídricos que permitan aumentar la producción de alimentos”, añadió.
Mayor digitalización
La perspectiva educativa la sirvió Mariano Jabonero, secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), fundada en 1949 y con sede en Madrid. Jabonero, que pidió un mayor compromiso en la digitalización de la enseñanza (abogó por una educación híbrida, en la que se fortalezca la transformación digital, se mejore el acceso a la banda ancha y las aptitudes tecnológicas de los docentes y crezca el acceso de los hogares a Internet), puso el acento en la necesidad de acortar la brecha entre educación y productividad. “El futuro no es otro que virtual, tecnológico y digital. Es un reto educativo, pero también político y económico”, remató.
La nota más optimista la puso, en medio de tantos malos presagios, Tim Robertson, consejero delegado para las Américas de la multinacional logística DHL. Su empresa pertenece a uno de los sectores más afectados en los primeros compases de la pandemia, cuando pareció que los países se encerraban sobre sí mismos en un nuevo paradigma que luego no fue tanto. Pero también descubrieron que de aquella adversidad emanaba la virtud del comercio electrónico, que dio un gran salto adelante en ese tiempo de confinamientos e incertidumbre. Las cadenas de suministros mostraron después su cara más frágil, pero Robertson cuenta con que la capacidad de transporte de mercancías intercontinental regrese a finales de este invierno a los niveles previos a la pandemia. “Han sido dos años y medio terribles, pero han demostrado al menos el papel esencial del comercio en la mejora de la calidad de vida de la gente”. En parte, añadió, gracias a que el sector de la logística no le ha quedado otra que probar su “resiliencia”. Palabra de reciente cuño que estuvo el pasado jueves entre las más escuchadas en Nueva York.
Incertidumbre económica
El foro América Latina, Estados Unidos y España en la economía global se detuvo en analizar la situación económica en que se encuentran las diferentes áreas. Aún estaban presentes en la sala muchos de los asistentes al encuentro organizado en Nueva York por EL PAÍS y la Cámara de Comercio España-Estados Unidos cuando la Reserva Federal anunciaba la quinta subida de los tipos de interés oficiales del año y su presidente, Jerome Powell, advertía de que la lucha contra la inflación es prioritaria aunque sea a costa de enfriar la economía.
Durante el foro, patrocinado por Abertis, Baker McKenzie, Hiberus e Iberia, con la colaboración de la OEI (Organización de Estados Iberoamericanos), Lisa Schineller, directora de Calificaciones Soberanas de las Américas de S&P Global Ratings, destacó cómo ha aumentado el riesgo de recesión económica ante la guerra de Ucrania, la inflación y la subida de los tipos de interés para combatirla. En Estados Unidos ve un 50% de probabilidades de que se produzca una recesión, un riesgo creciente de cara a 2023, aunque de momento su escenario central en el segundo semestre es de un crecimiento bajo, pero crecimiento al fin y al cabo. Schineller subrayó que en España la economía ha dado algunas sorpresas positivas en términos de crecimiento gracias a la recuperación del turismo, pero advirtió también de los riesgos que la guerra, la inflación y la escasez energética suponen para la economía europea.
Ernesto Revilla, director gerente y responsable de economía de América Latina en Citigroup, señaló cómo la incertidumbre sobre numerosos factores está dificultando más que otras veces hacer previsiones macroeconómicas fiables para Latinoamérica. La posibilidad de que Estados Unidos entre en recesión y la de que la inflación baje por subidas más agresivas de tipos de interés condicionarán la evolución. “Hasta ahora la sorpresa es que Latinoamérica lo está haciendo muy bien este año a pesar de todas las dificultades del entorno internacional”, señaló. “Hemos tenido que revisar al alza las previsiones de crecimiento para este año en varios países. La mala noticia es que para 2023 en principio las previsiones son de un crecimiento débil”, añadió, destacando que en varios países como México, Chile y Colombia la incertidumbre política ha enfriado algo el sentimiento inversor. A medio plazo, sin embargo, Latinoamérica tiene unos fundamentales sólidos para un gran potencial de crecimiento en el contexto de cierta reconfiguración de las cadenas de suministro que eviten tanta dependencia de China, explicó.
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