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El ocio, el transporte y la vivienda disparan la inflación más persistente

Un estudio del Banco de España pide “una respuesta relativamente contenida de los salarios y de los márgenes empresariales” para combatir la inflación subyacente

Economia catalana
Terraza de un bar en Barcelona, el pasado julio.GIANLUCA BATTISTA
José Luis Aranda

En el actual episodio de carestía de precios, muchos hogares deben lidiar a diario con los importes desbocados de la comida, la luz o la gasolina. Sin embargo, los bancos centrales tienden a poner el ojo sobre otro tipo de productos menos volátiles en precios y, por tanto, más fiables para predecir lo que pasará a medio plazo. Es por ello que la inflación subyacente se calcula excluyendo los alimentos y la energía de la cesta de productos. Y el resultado es un cóctel variado que abarca decenas de tipologías de productos y que en el actual contexto está resultando un tanto indigesto: un artículo publicado este lunes por tres investigadores del Banco de España recuerda que la inflación subyacente alcanzó en julio su máximo histórico en la eurozona, con un 4%. Y en España, que conocerá este martes el dato de agosto, fue aún superior con un 4,6%.

¿Qué esconden estas cifras abultadas? Para desgranar los componentes que están tirando al alza de la inflación subyacente, los analistas han agrupado las más de 70 rúbricas (categorías de bienes y servicios) que contiene en cuatro grandes grupos. Y la conclusión es que tres de ellos (vivienda, transportes y ocio) concentran las mayores presiones para la inflación subyacente tanto en España como en el conjunto de la eurozona. Mientras estos tres subíndices se situaron por encima del 5% en julio, el cuarto (un cajón de sastre que denominan Resto subyacente) creció un 1,5% para los países de la moneda común, y todavía menos, un 1,4%, en España.

El patrón general es similar, aunque aparecen matices entre España y la Eurozona: en esta última, el subíndice de Equipamiento y conservación de vivienda (que no incluye el precio de las casas en sí, sino los muebles, obras de reparación y similares) es el más abultado (7,3% en julio). Sin embargo, en España es el grupo de Ocio, restauración y turismo el que presenta un mayor porcentaje de subida (8,1%). Y no solo crece más, sino que como detallan los expertos, tiene un mayor peso en la cesta de la compra. Esto hace que el subíndice de ocio (que incorpora los precios de bares, alojamientos, paquetes turísticos…) “en España explica 1,6 puntos porcentuales de la inflación de julio de 2022, frente a 1 punto porcentual en la Unión Económica y Monetaria”.

La inflación general alcanzó el pasado julio en España su pico en la actual crisis (10,8%) aupada por los precios de la luz y los alimentos. Se trata de dos elementos que no forman parte de la inflación subyacente, pero el artículo del Banco de España describe el proceso por el que esta última se acaba contagiando. “Desde mediados de 2021, las presiones inflacionistas se han intensificado, y se han extendido a diferentes componentes de la inflación subyacente”, escriben los investigadores. En ese proceso fue central la pandemia, que tensó los mercados de materias primas y encareció los costes de producción por los cuellos de botella. Pero también, porque provocó “el aumento de la demanda para el acondicionamiento de la vivienda y, más recientemente, la intensidad con las que se han reanudado las actividades que conllevan mayor contacto social”. Es decir, gastos en hogar, ocio y desplazamientos asociados a este último, que son los tres componentes en los que el organismo supervisor pone la lupa.

Sin embargo, si el coronavirus fue determinante para explicar por qué se desata la inflación, ahora esta ha quedado pendiente de un factor más impredecible. Los analistas admiten que la duración del actual episodio de carestía “es incierta” y “dependerá, en buena medida, de la evolución de la guerra de Ucrania”.

También creen que hay factores que pueden ayudar a contenerla y apuntan a “una respuesta relativamente contenida de los salarios y de los márgenes empresariales” para evitar “efectos de segunda vuelta significativos”. Es decir, para impedir un círculo vicioso en el que las propias subidas de sueldo o los beneficios empresariales se sumen a los elementos que alimentan la inflación subyacente.

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Sobre la firma

José Luis Aranda
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS, diario donde entró a trabajar en 2008. Escribe habitualmente sobre temas de vivienda y referentes al sector inmobiliario. Es licenciado en Historia por la Universitat de València y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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