Las familias holandesas afrontan fuertes pérdidas de poder adquisitivo y un aumento de la pobreza
El organismo que hace los cálculos oficiales advierte de que las perspectivas “no habían sido tan sombrías desde los noventa”
El poder adquisitivo de las familias holandesas puede bajar un 6,8% este año y solo se recuperará en un 0,6% en 2023, a no ser que el Gobierno aplique nuevas medidas, según la Oficina Central de Planificación de Países Bajos (CPB, en sus siglas neerlandesas). El organismo que elabora los cálculos oficiales macroeconómicos y sus expertos han señalado este viernes que las perspectivas “no habían sido tan sombrías desde la década de los noventa”, debido a la subida de la inflación y por el precio de la energía. El Ejecutivo analiza estas previsiones antes de presentar los Presupuestos Generales del Estado, y Sigrid Kaag, ministra de Finanzas, ha declarado ya que “será muy difícil hacer algo con el poder adquisitivo” en 2022.
Las estimaciones publicadas por el CPB cifran la inflación en un 9,9% para este año, y en un 4,3% para 2023. Dado que cada vez se necesita más dinero para atender las necesidades básicas, “la proporción de personas que vivirá en la pobreza puede llegar hasta un 7,6% de la población, y un 9,5% de los niños”, sigue diciendo el informe macroeconómico. Países Bajos tiene 17 millones de habitantes. Teniendo en cuenta que la subida de los precios de la energía repercutirá en las rentas más bajas, “estos cálculos pueden ser incluso escasos”, añade el CPB.
Pieter Hasekamp, director del organismo, ha señalado a la televisión holandesa que es posible “que el Gobierno no pueda compensar a todos, de modo que los interlocutores sociales [empresarios, sindicatos y empleados] deben abordar el tema de los salarios”. Por su parte, Micky Adriaansens, titular de Asuntos Económicos y Clima, ha calificado las predicciones de “peores incluso de lo que pensábamos, y de una magnitud histórica sin precedentes”.
Las cuentas del Estado se presentarán el próximo 20 de septiembre, y el Gabinete holandés estudiará la próxima semana las medidas a adoptar para contener la pérdida de la capacidad económica de la población. Una de las medidas sugeridas este viernes por la ministra de Finanzas, Kaag, se refiere a ayudar “de forma excepcional a los hogares más vulnerables y también al creciente grupo de salarios bajos y medios”.
Los planes deben analizarse antes en el seno del Consejo de ministros, que no es ajeno a las llamadas de atención emanadas del Congreso. Tanto la oposición socialdemócrata como el Partido Socialista, que se sitúa a su izquierda, han pedido que “se haga todo lo posible para contener la situación porque todas las luces están en rojo”. Por su parte, en unas declaraciones al rotativo Algemeen Dagblad, Wopke Hoekstra, ministro de Asuntos Exteriores -que antes lo fue de Finanzas- señala que el Gobierno “tendrá que encontrar al menos 10.000 millones de euros para compensar la subida del coste de la vida, ya que uno de cada tres ciudadanos afronta problemas económicos a corto plazo”. En su opinión, “tres cuartas partes de las empresas obtienen mayores beneficios que antes de la pandemia, de modo que es lógico esperar que aumenten los salarios. Al final, tenemos que salir de esta crisis juntos”, asevera.
La Oficina Central de Planificación estima asimismo que si bien la cifra del paro es baja -un 3,4% en junio- y la economía experimentó un aumento del 2,6% en el segundo trimestre del año, hay escasez de personal en todos los sectores. “Los sueldos suben poco mientras que los beneficios empresariales son relativamente altos, así que hay margen de maniobra para abordar un aumento salarial”, concluye.
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