Bruselas pacta un plan de ahorro energético para hacer frente al “chantaje” de Putin
Los Veintisiete se comprometen a reducir un 15% el consumo de gas, pero España obtiene una excepción que reduce ese esfuerzo a la mitad
La amenaza del frío invierno y de una crisis energética avivada por el manejo del Kremlin de la llave del gas ha empujado a los Veintisiete a acordar un recorte del consumo energético. Los ministros de Energía de los Estados miembros de la UE han pactado este miércoles un plan de ahorro para hacer frente al “chantaje” de Putin, como lo definieron la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la vicepresidenta tercera española, Teresa Ribera. Tras días de negociaciones en un tema delicado para sus políticas nacionales, el reglamento que han terminado de impulsar los Veintisiete marca un compromiso de un ahorro del gas de un 15%, aunque introduce numerosas excepciones para rebajar ese recorte y subir a bordo al mayor número de países, cada uno con sus propias características.
España, que encabezó el sector crítico con la propuesta inicial de la Comisión, que disponía un tijeretazo lineal para todos y que no tenía en cuenta el grado de dependencia del gas ruso, podría obtener una excepción ―si la solicita y obtiene el visto bueno― que reduciría ese esfuerzo de ahorro a la mitad. Una pequeña victoria del equipo de Ribera, que pugnó para que el plan de ahorro contemplara el carácter de isla energética de España, con pocas interconexiones con otros Estados miembros.
“El Consejo de la UE ha recogido algunas exenciones y opciones de pedir una excepción al objetivo obligatorio de reducción para reflejar las situaciones particulares de los Estados miembros y garantizar que las reducciones de gas sean eficaces”, ha declarado el ministro de Industria checo, Jozef Síkela, este martes, tras el anuncio del equipo de la presidencia de República Checa, que encabeza este semestre la Unión. “La UE ha dado un paso decisivo para acabar con la amenaza de Putin de interrumpir el suministro de gas”, ha declarado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al conocerse el acuerdo, que ha aplaudido pese a la rebaja considerable sobre el texto que presentó su Ejecutivo.
🔋 #TTE Energy | 👏 This was not a Mission Impossible! Ministers have reached a political agreement on gas demand reduction ahead of the upcoming winter.#EU2022CZ pic.twitter.com/XBnKuTs75W
— EU2022_CZ (@EU2022_CZ) July 26, 2022
Hungría, que ya se desmarcó hace unos días al anunciar en Moscú su intención de aumentar las compras de gas ruso, ha sido el único país que ha votado en contra del nuevo reglamento, según afirmó en Twitter el ministro de Energía de Luxemburgo, Claude Turmes. El plan de la UE, que se basa no solo en el espíritu de ahorro ante la amenaza del Kremlin sino en que los países puedan alcanzar el objetivo de llenar sus depósitos de gas al 80%, requería una aprobación por mayoría cualificada.
La rapidez con la que se ha conseguido el acuerdo este martes se deducía de la declaración que hizo a su llegada a la reunión en Bruselas la vicepresidenta tercera española, Teresa Ribera. “Estamos obligados a decir que sí”, ha admitido la también ministra para la Transición Ecológica, que destacaba que en los últimos días se habían logrado muchos avances sobre el plan inicial presentado por la Comisión Europea, que España, Portugal, Polonia o Irlanda habían rechazado de plano. El reglamento enmendado que ha salido adelante este martes ha suavizado mucho las exigencias iniciales y ha encajado salvedades en el cumplimiento del ahorro obligatorio para países con escasas interconexiones, situaciones particulares o especialmente vulnerables; además de industrias.
“Es un acuerdo de gran trascendencia”, ha asegurado Ribera al acabar la reunión. “Nunca se ha producido un acuerdo así”, ha remachado, en referencia a que los Veintisiete han logrado una norma que regule la transferencia de suministro de combustibles fósiles entre los Estados miembros.
Para vencer las resistencia, han sido necesarias las exenciones que adaptaban la reducción del consumo a las circunstancias de cada país. No obstante, las salvedades no se aplicarán de forma automática excepto en un caso: el de los países que sean islas (Irlanda, Malta y Chipre). En el resto, habrá que solicitarla y probar que se cumplen con los requisitos que dan pie a la exención, advierten fuentes del Comisión Europea.
Bruselas contempla, por ejemplo, lo que podría considerarse una excepción ibérica. El reglamento, al que ha tenido acceso EL PAÍS, señala que los Estados miembros podrán limitar la reducción obligatoria de la demanda en ocho puntos porcentuales, siempre que demuestren que sus capacidades de exportación de interconectores o su infraestructura nacional de Gas Natural Licuado se utilizan para redirigir el gas a otros Estados miembros al máximo. Ante la propuesta inicial de recortar un 15% el consumo en todos los países entre el 1 de agosto y el 31 de marzo de 2023, Ribera había argumentado que, en el caso de España, ese ahorro no se podría traducir después en más envíos a otros Estados miembros, debido a sus interconexiones.
España consume de media 22.900 millones de metros cúbicos (de agosto a marzo) de gas. Con el 15% marcado por Bruselas debería haber recortado 3400 millones de metros cúbicos. La Comisión Europea le había ofrecido rebajar hasta 2.900 millones de metros cúbicos el ahorro, pero con la nueva excepción España podría dejar ese tijeretazo hasta en torno a los 1.700 millones de metros cúbicos de gas. Esto, según ha explicado Ribera, sería suficiente como para no establecer medidas de racionamiento obligatorias.
“El debate ha demostrado que la solidaridad es necesaria, pero que se tienen que tener en cuenta las circunstancias de los Estados miembros”, ha dicho tras la aprobación del plan la comisaria europea de Energía, Kadri Simson, que ha asegurado que incluso con todas las excepciones se lograría reducir la demanda y afrontar el invierno de manera segura si el invierno no es especialmente duro. El nuevo reglamento introduce además excepciones a las que se pueden acoger los países bálticos, por sus características, o las islas (Chipre, Malta, Irlanda).
El nuevo reglamento es “un paso sin precedentes en la solidaridad europea”, ha afirmado el viceministro de Economía alemán, Sven Giegold. Berlín parece entonar así un ligero mea culpa por su enorme dependencia del gas ruso y su falta de reformas para desengancharse de ese hidrocarburo que ha obtenido barato. En los últimos días, además, muchos recordaron su negativa durante la crisis económica a mutualizar la deuda de los países del sur, que ahora arriman el hombro ante un problema que puede hacerlos zozobrar, aunque no dependan de los suministros del Kremlin. “Los Estados miembros que no importan gas ruso están mostrando su apoyo y se han comprometido a reducir el consumo. Esto nunca ha sucedido antes”, ha dicho Giegold en Twitter. “Ahora estamos aún más obligados con nuestros vecinos solidarios a corregir los errores del pasado”, ha añadido.
Die EU-Gaseinspar-Verordnung ist ein beispielloser Schritt europäischer Solidarität. Mitgliedsstaaten, die keinerlei russisches Gas importieren zeigen sich solidarisch und verpflichten sich zum Konsumverzicht. Das gab es noch nie!
— Sven Giegold (@sven_giegold) July 26, 2022
En el plan de ahorro energético final, la Comisión Europea dejaría de tener la potestad absoluta para declarar el estado de alerta, como contemplaba el proyecto original, y tamaña decisión —que implica por ejemplo que se pase de esos porcentajes de ahorro voluntarios a que sean obligatorios, además de nuevos envíos solidarios entre Estados— deberá ser sometida a la votación de los 27 miembros. La iniciativa de declararlo también podrá partir del consenso de cinco países. Además, se descontará del cómputo de gas consumido el utilizado para rellenar las reservas, por lo que el porcentaje de reducción se aplicará a un volumen menor.
Los Estados con una mayor dependencia del gas en su mix energético (en España es aproximadamente del 24%, como en la media de la UE) también podrán reclamar que no se compute el consumo de industrias esenciales a la hora de calcular el recorte obligatorio. Del mismo modo, los países que por razones geográficas no dispongan de una adecuada interconexión con el mercado europeo o cuya producción eléctrica dependa en gran medida del gas, podrán solicitar una exención en la aplicación del recorte. El texto aprobado este martes, que estará en vigor un año en lugar de dos, como proponía la propuesta de Von der Leyen, es un acuerdo político que pasará después por los embajadores ante la UE.
La amenaza de una mayor escasez de gas es aún más clara ahora. Rusia, que antes de la invasión a Ucrania suministraba alrededor del 40% del gas de la UE, lleva años manejando la palanca energética como un arma política, pero desde que la UE aumentó las sanciones contra Moscú por invadir Ucrania y cerró filas en su apoyo al Gobierno de Kiev, ese escenario asoma más a corto plazo. El lunes, Gazprom, el monopolio gasista ruso, anunció que reduciría aún más los flujos a través del gasoducto Nord Stream 1 y lo dejaría en una quinta parte de su capacidad por “labores de mantenimiento”. El anuncio de Gazprom impulsó hacia arriba los precios del hidrocarburo.
El horizonte, cuando todavía no ha llegado el invierno, es complicado: una docena de países ya se enfrentan a suministros reducidos de gas ruso. De ahí, la propuesta de Bruselas de un plan de ahorro y el impulso acelerado, aunque con salvedades y enmiendas, de los Veintisiete. La interrupción del suministro de gas ruso a la UE podría reducir su PIB hasta en un 1,5%, según estimaciones de la Comisión.
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