Carla Zaldúa: “Faltan vías en España para poner en marcha negocios que no sean turismo o comercio electrónico”
Bilbaína afincada en Barcelona, lidera dos exitosos proyectos tecnológicos con impacto social: uno para la formación en programación de jóvenes desempleados, y otro para la detección precoz de fallos cognitivos
A los 17 años montó su primer negocio de venta de ropa de segunda mano y desde entonces no ha parado de poner en marcha empresas. Y en la lista de esta licenciada en sociología política de Deusto y master en la London School of Economics hay desde un negocio de pintura decorativa de casas, hasta una empresa de creación de apps para eventos culturales. Los dos últimos proyectos de Carla Zaldúa (Bilbao, 44 años) aúnan tecnología e impacto social. Code4jobs ofrece desde 2017 a jóvenes desempleados un curso intensivo de programación en los lenguajes más demandados, unos bootcamps apoyados por BBK en Bilbao que tratan de salvar la brecha entre oferta y demanda de programadores y que han logrado que el 80% de sus alumnos encuentren trabajo. Pero el programa estrella de esta bilbaína afincada en Barcelona es Accexible, una herramienta de inteligencia artificial que permite detectar de forma precoz el deterioro cognitivo y enfermedades relacionadas con la salud mental a través del habla, que tiene una fiabilidad del 90% y que ha sido seleccionada por el Centro de Desarrollo Tecnológico Industrial. Accexible cuenta ya con el visto bueno de la UE y se usa en sanidad pública y privada en Reino Unido, Estados Unidos, España y Colombia.
Pregunta. ¿Empresaria o emprendedora?
Respuesta. Emprendedora, aunque ahora que me estoy haciendo mayor, quizá más empresaria.
P. ¿Qué consejo daría a alguien que quiere montar un negocio?
R. Que rebaje la idea, que la aterrice para poder llevarla a la práctica. Y también que hay que ser valiente tanto para arrancar, como para saber parar si no funciona.
P. ¿Qué es lo más difícil para un emprendedor?
R. Las rondas de financiación, porque haces 20 presentaciones y 19 te dicen que no. Eso te mina la seguridad.
P. ¿Es más complicado para las mujeres?
R. En tecnología, inteligencia artificial y telecomunicaciones hay pocas. Y en temas de salud digital la mayoría de los proyectos promovidos por emprendedoras van enfocados a asuntos femeninos. Lo difícil de ser mujer en este campo es encontrar inversión.
P. ¿Lo nota tanto?
R. Desde antes de empezar una presentación con posibles inversores, en la charla informal previa queda claro que es un mundo de hombres. La inversión de los fondos de capital riesgo en empresas lideradas por mujeres a nivel mundial es un 3%.
P. ¿Las ayudas públicas no palian esto?
R. Cuando son ayudas para la puesta en marcha sí es más igualitaria la asignación, pero en fases de crecimiento sigue habiendo una brecha importante. Con 20.000 euros de ayuda pública no construyes un proyecto.
P. ¿Cuesta más emprender en España que en otros lugares?
R. Aquí hay que hablar con asociaciones para poder establecer contactos. Fuera hay una respuesta más rápida cuando escribes para una primera reunión, en España no contesta ni el quinto becario.
P. ¿Falta tradición o falla la infraestructura para apoyar a los emprendedores?
R. Estructuralmente faltan vías para poner en marcha empresas fuera de sectores específicos y esto va más allá de los rasgos culturales. Si es turismo o comercio electrónico hay más caminos, pero en temas como la salud, en los que la inversión es a medio o largo plazo, es más difícil lograr atraer capital en las primeras etapas.
P. ¿A qué empresario admira?
P. ¿Como empresaria cuándo ha pasado más miedo?
R. En las demostraciones, porque siempre piensas que va a fallar algo. Y también cuando alguien de tu equipo se va porque le ha salido una buena oportunidad. Eso te alegra, pero también te asusta.
P. ¿La detección de problemas cognitivos por medios tecnológicos plantea riesgos?
R. No inventamos nada, simplemente mezclamos matemática, lingüística y medicina. La inteligencia artificial permite la detección precoz y el seguimiento, pero el diagnóstico es de un médico, no de un algoritmo. Analizar en 60 segundos qué dice una persona de 50 años en adelante y cómo lo dice permite, con una precisión del 90%, detectar si tiene problemas cognitivos en un estadio muy temprano. La tecnología sirve como un apoyo, pero no sustituye a un médico.
P. ¿Y entonces?
R. Eso permite actuar más rápido. Esta herramienta tiene un impacto social, como lo tiene el que un joven desempleado encuentre empleo: que siga en el paro le cuesta al Estado una media de 20.000 euros y financiar un bootcamp son 4.000.
P. ¿Aún hay margen para el tecno-optismismo?
R. Sí, la inteligencia artificial puede tener un impacto positivo. La normativa vigente blinda la privacidad.
P. ¿La pasión emprendedora de dónde le viene?
R. Antes la palabra ni siquiera existía, eras alguien que querías montar algo. Mi padre y mi madre montaron sus negocios, de cultivo de marisco, y un anticuario, respectivamente. Y Accexible lo he lanzado con mi hermano. Será cosa de familia.
P. ¿Cómo logra desconectar?
R. Un paseo, el golpe de ola del Cantábrico, comer y unas palas. Y también la lectura.
P. ¿Qué recomienda para este verano?
R. El imperio del dolor, la investigación de la farmaceútica que comercializó los opiáceos, de Patrick Radden Keefe, me ha gustado mucho. Y en la maleta estas vacaciones me llevo Mi abuela, de Rafael Gumucio.
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