Las huelgas en las aerolíneas y el caos en los aeropuertos ponen en jaque al turismo
Los viajeros pagan hasta el triple por sus billetes este verano, pero se enfrentan a cancelaciones y retrasos sin control que pueden minar su ganas de viajar en el futuro
Todos los datos de reservas aéreas, previsiones de llegada de turistas internacionales y movimiento de los nacionales apuntan a que este verano será, por fin, el de la recuperación. Se rozarán los niveles de 2019, antes de que la pandemia del coronavirus encerrara en casa o impidiera viajar a los millones de visitantes que recalan en España. Pero justo en el inicio de la temporada veraniega, se han aliado una serie de conflictos laborales en el sector aéreo —aeropuertos, aerolíneas y controladores— que van a someter a un duro examen a las perspectivas tan halagüeñas que maneja el sector turístico, pero sobre las que ya se proyectan algunas sombras como una ralentización de reservas en las últimas semanas.
Al margen del perjuicio económico para las empresas, también preocupa el trauma que le están causando al viajero las consecuencias de estas huelgas y de la falta de personal, y que ya se están convirtiendo en las imágenes habituales de este verano en los noticieros: largas colas frente a los controles de los aeropuertos, vuelos cancelados o retrasados, equipajes perdidos y, para rematar, precios disparados de vuelos, hoteles y apartamentos vacacionales. Un panorama nada ejemplar para recuperar la confianza del turista que, en expresión del economista Santiago Niño Becerra, puede ver frustradas sus ganas de pasárselo bien en el “último verano”, antes de que en otoño vuelva a la realidad de la gran crisis que se avecina, con unos precios al galope que recortarán notablemente el nivel de vida de la mayor parte de los ciudadanos y mermarán sus ganas de viajar.
Los turistas van a pagar mucho más por un servicio mucho peor. Las tarifas en rutas típicas de verano como de Londres a Alicante en España esta semana son más de tres veces más caras que las de la misma semana del año pasado. Y los precios de París a Nueva York se han triplicado desde marzo de 2019, según datos del portal especializado Kayak.com. Incluso las aerolíneas low cost han subido sus precios.
La primera operación salida del verano no se lo está poniendo fácil al cliente que usa el avión. Este fin de semana, en el que hay programados casi 25.000 vuelos en los aeropuertos españoles, las huelgas de tripulantes de cabina de Ryanair y de EasyJet, la primera y la quinta aerolínea por número de pasajeros en España, respectivamente. Ambas compañías han intentado minimizar los efectos de los paros, pero ya han provocado la cancelación de un centenar de vuelos y el retraso de otros tantos.
En el caso de la aerolínea irlandesa, los paros de este fin de semana vienen precedidos de la primera tanda de tres días de huelga el viernes, sábado y domingo de la semana pasada, que ocasionaron más de 120 cancelaciones y más del triple de retrasos. Tras esta oleada, los sindicatos convocantes USO y SITCPLA no descartan más movilizaciones a lo largo del verano si la empresa no se sienta a negociar el convenio colectivo y mejorar las condiciones laborales y salariales, evitando la subcontratación. La compañía también acarrea conflictos con los sindicatos de Bélgica, Portugal, Italia y Francia, que ya realizaron huelgas el pasado fin de semana, por lo que los vuelos desde esos países a España se pueden ver afectados si retoman las movilizaciones durante el verano.
Por su parte, los tripulantes de cabina de Easyjet, tras la primera fase de paros de este fin de semana, tienen convocadas otras seis jornadas en el mes de julio (15, 16, 17, 29, 30 y 31) en las bases de Barcelona, Málaga y Palma. El motivo son las diferencias salariales entre los trabajadores españoles y sus compañeros en Francia y Alemania, que perciben alrededor de 850 euros más de salario base al mes. Los sindicatos han denunciado los servicios mínimos abusivos y de que Ryanair haya traído trabajadores marroquíes, portugueses y de Reino Unido para suplir al personal en huelga.
Protestas en el Reino Unido
Las aerolíneas foráneas tampoco se libran de los conflictos laborales. Los trabajadores de tierra de British Airways en el aeropuerto londinense de Heathrow ya han anunciado que irán a la huelga este verano para demandar mejoras salariales. Las fechas están todavía por determinar, aunque el sindicato GMB ha avanzado que serán entre finales de julio y agosto. También Air France y su filial de bajo coste Transavia mantienen un conflicto con sus pilotos.
La situación no es mejor en los aeropuertos. La falta personal de servicios en tierra (fueron despedidos decenas de miles durante la pandemia y muchos han buscado otros trabajos) y el recurrente conflicto con los controladores aéreos han convertido en un auténtico caos Londres Heathrow y París-Charles de Gaulle. Las miles de maletas tiradas en la zona de descarga de equipajes para indignación de sus dueños o las cancelaciones de vuelos sobre la marcha que decretaron las propias autoridades del aeródromo londinense la pasada semana sin ningún aviso previo son la viva imagen de la anarquía que reina en Heathrow. En París, la huelga de bomberos y personal de plataforma ha provocado se anulen el 10% de los vuelos programados el pasado jueves y viernes. Los aeropuertos de Gatwick y Ámsterdam, Fráncfort o Múnich también avisan de que están al borde del colapso. El consejo para los viajeros españoles no es solo que eviten como destino estos aeropuertos, sino que los eludan como trasbordo para otros trayectos más largos a Asia o África.
Las aerolíneas ya han adoptado medidas para adaptarse a esta negligencia aeroportuaria. British Airways ha reducido el 10% de su programación para este verano. Lufthansa ha anunciado la cancelación de 3.000 vuelos durante la temporada de verano. Y EasyJet, aunque no lo ha hecho público, baraja suprimir 11.000 vuelos hasta septiembre, de los 160.000 que la aerolínea naranja suele operar en los meses de verano.
La euforia del turismo, a examen
La dificultad de viajar contrasta con las ganas de viajar que tienen los millones de ciudadanos europeos que han sufrido confinamientos y restricciones durante los últimos dos veranos. Los asientos programados por las aerolíneas para volar a España entre junio y agosto de 2022 superan los 32,4 millones, lo que representa una recuperación del 94% en comparación con el mismo periodo de 2019, antes de la pandemia, y un crecimiento del 52,4% respecto los vuelos realizados durante el mismo trimestre de 2021, según los últimos datos facilitados por Turespaña.
Los datos del Observatorio Nacional de Turismo Emisor marcan el mismo panorama: aproximadamente el 89% de los turistas españoles prevén viajar este verano, 21 puntos por encima del ejercicio pasado, y el 37% ya había reservado hace un mes. “Es el verano de la recuperación en volumen y también en patrones de comportamiento. La recuperación del avión es muy relevante, que vuelve a cifras prepandemia en detrimento del coche, que servía de refugio durante la pandemia, y el hotel recupera la primera posición como preferencia en alojamiento, ya que es elegido por el 40% de los viajeros”, señala Adolfo García Serrano, director de ventas de Iberia.
Otro informe de la consultora ForwardKeys, subraya que recalcan que a 23 de junio las reservas de plazas para viajar en avión a España se situaban en 20 millones, lo que supone el 92% de los asientos reservados en el mismo período de 2019. “Las reservas solo están un 8% por debajo. Canarias y Baleares están por encima, con dos destinos (Menorca y Fuerteventura), en el que las reservas ya se sitúan un 19% y un 17% por encima de los niveles precrisis”, según Juan Antonio Gómez, analista de mercado de ForwardKeys.
Pero el cóctel de contratiempos puede aguar la fiesta de la recuperación turística que el sector anhela y dejarla en flor de un día o de un verano. A los problemas con el transporte aéreo se han unido la guerra de Ucrania y, sobre todo, la escalada galopante de precios. El presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), Jorge Marichal, confirma una “cierta ralentización” de las reservas de verano en las últimas semanas y aunque asegura que las expectativas para este verano son todavía altas, lo cierto es que se ha registrado una moderación de las reservas, sobre todo en las provenientes de mercados cercanos y en las que se vienen realizando a última hora.
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