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El uso de gas para generar electricidad se dispara a máximos y diluye el efecto de la ‘excepción ibérica’

Casi mitad de la luz consumida en España procederá de los ciclos combinados este jueves, en plena ola de calor, lo que eleva la compensación por el tope recién aplicado por el Gobierno

Ola de calor España
Vista de la central de ciclo combinado de Soto de Ribera, en Asturias.ELOY ALONSO (EFE)
Ignacio Fariza

Más aire acondicionado, menos viento, más consumo de gas natural. La ola de calor que está asolando España esta semana, y que aún tardará unos días más en remitir, ha disparado el consumo de luz a la vez que ha deprimido la generación de energía eólica y fotovoltaica (incluso bajo un sol de justicia, a partir de 25 grados, el rendimiento de los paneles cae). El resultado de este cóctel ha sido un fortísimo aumento en la quema de gas y carbón para la generación de electricidad: este jueves, las centrales de ciclo combinado cubrirán más del 46% del consumo nacional.

Los casi 400 gigavatios hora (GWh) de electricidad que aportarán este jueves las centrales de gas suponen superar el máximo diario en 14 años, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. El gestor del sistema gasista, Enagás, registró el miércoles un nuevo máximo histórico de uso de este hidrocarburo para generación de luz, después de que en las últimas horas del día se disparase el consumo. Sumando el carbón, de largo la fuente más contaminante y una de las más caras, los combustibles fósiles superan con claridad el 50% del total de electricidad generada en ambas jornadas.

La comparativa con lo sucedido hace solo una semana es elocuente. El jueves pasado, según los datos del Operador del Mercado Ibérico de Energía (OMIE), solo el 22% de la electricidad procedía de los ciclos combinados, menos de la mitad que ahora. Entonces, las temperaturas aún aguantaban en niveles aceptables —y, por tanto, el aire acondicionado, uno de los grandes vectores de consumo, era menos necesario—, el viento generaba más del doble y la solar aportaba un 30% más que este jueves. “Estamos ante condiciones excepcionales: con la ola de calor la demanda se dispara y la holgura del sistema español son los ciclos combinados. La mayor parte de la eólica está fuera por falta de viento, y la fotovoltaica cae mucho por el calor y la calima”, sustenta por teléfono Pedro Linares, profesor de Sistemas de Energía en la Universidad Pontificia de Comillas.

Esta mayor necesidad de gas y carbón llega en un momento especialmente negativo: con el tope recién estrenado, que promete una rebaja sustancial en los precios de la electricidad, pero que de momento arroja resultados muy discretos, la compensación obligada a las centrales térmicas se dispara y el mecanismo pierde efectividad. “El coste del ajuste a las centrales de gas, cuyo monto varía en función del volumen de gas que necesite el sistema y de su precio (cuanto más se precisa y más caro está, más elevada es la compensación), se repercute sobre los hogares y las empresas”, argumentan desde el ministerio que dirige Teresa Ribera, que piden tiempo para evaluar la efectividad de la medida. Al contrario de lo que podría pensarse, cuanto más gas hay en el mix, menos efectivo es el tope.

La lupa de la CNMC

La combinación de mayor uso del gas para generación eléctrica y precios más altos de este combustible en el mercado español y europeo —donde cabalga en máximos de casi tres meses, tras el recorte aplicado por Rusia a sus ventas a la UE y la limitación de las exportaciones estadounidenses por los problemas en una planta clave de licuefacción en Texas—, ha disparado la compensación a las centrales. Los 59 euros por megavatio hora (MWh) de ayer, que de por sí estaban muy por encima de lo inicialmente calculado por el Gobierno, han pasado a ser 88. No obstante, el Ejecutivo argumenta que —incluso sumando la compensación— el tope está siendo efectivo: sin él, dicen, la electricidad se habría disparado este jueves hasta 275 euros por megavatio hora, 16 más.

Por ahora, la ola de calor parece motivo suficiente para este estirón en el consumo de gas. No obstante, para evitar potenciales malas prácticas, como un aumento inusitado en la quema de este combustible o del carbón (ambos reciben la compensación) en detrimento de las tecnologías más baratas y limpias para puentear el sistema ideado por los Ejecutivos español y portugués, la Comisión Nacional para los Mercados y la Competencia (CNMC) tendrá la lupa sobre el mercado eléctrico.

“Mantenemos nuestras labores de supervisión en el área de la formación de precios del mercado mayorista. Y verificaremos que, efectivamente, la demanda exenta en la aportación a sufragar el ajuste se corresponde con contratos de largo plazo definidos en la norma”, explican fuentes del regulador. “Como siempre, mantenemos las competencias sancionadoras en caso de comprobar anomalías o comportamientos contrarios para competencia”, agregan.

Las eléctricas: “Es coyuntural”

La patronal de las empresas eléctricas (Aelec, antiguamente conocida como Unesa) achacó el miércoles la “menor” incidencia del tope al gas sobre el precio final de la luz a tres circunstancias de carácter “coyuntural”: la alta demanda “por la ola de calor”, la baja producción renovable “por falta de viento” y, en definitiva, la mayor necesidad de generación de gas, “lo que incrementó el coste de la subvención”.

“El aumento continuado del precio del gas, el verdadero problema de esta crisis, hará que el tope no muestre una reducción de precios de electricidad en el mercado respecto a los precios de los últimos días. Sin embargo, los precios de electricidad en el mercado mayorista serán menores que si no se hubiese implantado”, argumenta la asociación a la que pertenecen Endesa, Iberdrola y EDP. “En todo caso”, agrega, “se espera que los resultados de reducción de coste sean mayores, una vez terminen estas circunstancias”. Hasta ahora, la posición de Aelec se había limitado a una crítica frontal al mecanismo: “Seguimos considerando que no debería hacerse una intervención de mercado”, decía su presidenta, Marina Serrano, hace menos de un mes en una entrevista en este diario. No tenía dudas, eso sí, de que en el medio plazo el precio para los clientes del mercado regulado o PVPC “necesariamente bajará”.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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