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La actividad manufacturera de España creció en diciembre a su ritmo más lento en diez meses

Las empresas se muestran preocupadas por los persistentes problemas de suministro y la inflación, que pueden seguir perjudicando la recuperación en los primeros meses de 2022

Matteo Allievi
Índice PMI España
Un empleado trabaja en una fábrica en Bañolas, Girona.Agustí Ensesa

La carencia de materias primas y las presiones inflacionistas siguen poniendo a prueba el crecimiento de la actividad manufacturera española, que se ha ralentizado en diciembre hasta alcanzar niveles mínimos en los últimos diez meses. El índice de gestor de compras (PMI) de este sector se situó en 56,2 puntos al cierre de 2021, frente a los 57,1 registrados en noviembre, según ha informado la consultora IHS Markit este lunes. La lectura está por encima de la marca de 50, que representa la frontera entre el crecimiento y la contracción en este indicador que los analistas utilizan como un termómetro adelantado sobre la actividad. A pesar de que el dato sigue en terreno positivo, el ritmo de crecimiento fue ya el más lento desde febrero, tanto en España como en la eurozona.

La desaceleración se debió principalmente a un crecimiento más débil de los nuevos pedidos ante el impacto de los aumentos de los costes. De hecho, las tarifas cobradas continuaron su tendencia al alza en diciembre, aunque con menos fuerza que el mes anterior. Las empresas se enfrentaron a otro rápido aumento de los precios de los insumos, igual que aquellos relacionados con la electricidad y los servicios de transporte, y advirtieron también de un desajuste entre la oferta y la demanda. Por su parte, los proveedores se encontraron con dificultades para conseguir servicios de tránsito, sobre todo de transporte marítimo. Aunque los plazos medios de entrega se alargaron a un ritmo menor, los retrasos fueron considerables, entre los mayores observados durante la pandemia hasta la fecha.

Las firmas esperan que la producción siga aumentando a lo largo de los próximos meses, del mismo modo que crece la confianza en el futuro, a pesar del avance de la variante ómicron. Esta mejora en las perspectivas a corto y medio plazo contribuyó a impulsar las contrataciones, que dieron lugar a un crecimiento del empleo.

Las compañías encuestadas por la consultora expresaron su preocupación por la persistencia de los problemas de suministro y los aumentos de precios como factores que probablemente tendrán un impacto adverso en el comportamiento del sector en los próximos meses. Frente a estos desafíos, las empresas se afanaron por buscar materias primas disponibles en el mercado, lo que provocó un aumento casi récord del acopio de insumos. “La escasez de materiales impuso cierta restricción en las capacidades productivas, y las empresas continuaron esforzándose por abastecerse y reforzar los stocks siempre que les fue posible. Es probable que una compra anticipada de productos agrave la presión en las cadenas de suministro, ya de por sí tensas”, ha señalado Paul Smith, director económico de IHS Markit. Por otra parte, es posible que este incremento en el abastecimiento aporte un respiro a las cadenas de producción, que desde el comienzo de la recuperación se han visto restringidos por la falta de materias primas.

Ralentización del crecimiento en la eurozona

Los datos de España están en la misma línea que el resto de Europa. Aunque las presiones inflacionistas disminuyen levemente y la crisis de las cadenas de suministro se ha atenuado, el crecimiento de la actividad manufacturera sigue a medio gas. El índice PMI del sector de la eurozona en diciembre disminuyó de 0,4 puntos, al situarse en 58, su lectura más baja en diez meses.

No todos los países de la eurozona mostraron la misma evolución. Italia lideró una vez más el crecimiento industrial de la zona euro, aunque su ritmo de expansión se ralentizó. Por el contrario, el sector industrial de Francia siguió registrando el crecimiento más débil entre los ocho países estudiados. Según Joe Hayes, economista de IHS Markit, la ralentización de las tasas de inflación es una señal bienvenida, pero todavía el escenario futuro se presenta crítico. “Nos enfrentamos a un nuevo brote de incertidumbre económica a medida que surge la variante ómicron en Europa. No se pueden descartar interrupciones en las cadenas de suministro impulsadas por la covid-19 y, por lo tanto, tampoco se pueden excluir nuevos aumentos de la inflación”, ha apuntado.

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