La central de As Pontes hace acopio de carbón ante la amenaza de crisis energética
El abastecimiento se produce, mientras la térmica tramita la solicitud de cierre, ante la alerta del operador del sistema de que este invierno puede ser necesaria
Este jueves descarga en el puerto exterior de Ferrol, por primera vez desde hace dos años, un barco con 20.000 toneladas de carbón destinado a la producción energética en la central térmica de Endesa en As Pontes (A Coruña). El abastecimiento se produce en un momento en el que Endesa está inmersa en el proceso de solicitud de cierre de la fábrica . Y aunque todo indica que va a tener autorización para ello ,dado que está dando los pasos que exige el reglamento, lo cierto es que de momento aún no la tiene.
La descarga de este jueves no supone la quema inmediata de carbón en la planta de As Pontes sino solo el acopio por si el operador del sistema pide la puesta en marcha de la central térmica. Endesa está dentro del sistema regulado y acogida a la forma de pago por restricción lo que implica que debe tener a disposición la central para que en caso de que sea requerida se ponga en marcha de forma inmediata. De momento, el operador le ha advertido de que, como consecuencia de la escalada de precios de la luz y las tensiones en el mercado del gas, es probable que este invierno sea necesaria.
Desde la primavera de 2019 , aunque no cerrada, la central ha estado prácticamente paralizada debido al aumento del coste que pagaba por emitir CO2. No obstante, fuentes de la empresa puntualizan que la llegada del carbón no supone la reactivación de la fábrica ya que esta sigue activa y dispone todavía de 40.000 toneladas. El pasado mes de julio fue la última ocasión en la que fue necesaria su puesta en marcha. Pero ya en el invierno anterior quemó carbón para hacer frente a la alta demanda de energía derivada de la tormenta Filomena.
La concejala de Industria de As Pontes, Ana Pena, miembro de la mesa de transición, en la que además están representados el Ministerio, la Xunta de Galicia, la empresa y sindicatos, sostiene que si se vuelve a quemar carbón en As Pontes será de forma puntual y que ello no evitará el procedimiento de cierre que supone un enorme mazazo para la comarca.
La compañía inició la descarbonización hace dos años de forma imprevista tras haber realizado una inversión de 270 millones de euros en obras que ya tenía en ejecución con vistas a continuar su actividad hasta 2050. Forzada por el impulso de Europa para rebajar las emisiones de carbono y por el aumento del precio del CO2 que suponía que se disparasen los costes, aceleró el proceso y anunció el cierre.
De nada sirvió la propuesta realizada en la mesa de transición por el gobierno local de As Pontes de apostar por la generación eléctrica con biocombustibles. Endesa no consideró viable la propuesta.
El mayor coste laboral del desmantelamiento de la planta ha sido para los puestos indirectos, básicamente la flota de 150 camiones empleados a través de un contrato licitado cada cuatro años y del que era adjudicatario la empresa Torres Este colectivo ha cesado con el fin de la actividad. La compañía no llegó a despedir al personal propio, sino que lo desplazó a otras plantas y ahora se plantea su retorno en caso de que sea necesario.
“Nosotros estamos hipotecados. Tres o cuatro meses antes de anunciar el cierre nos mandaron renovar los vehículos para que fueran menos contaminantes diciéndonos que Endesa iba a funcionar como mínimo hasta 2040-2045 y hay compañeros en una situación desesperada”, denuncia el presidente de la Asociación de Transportistas del Carbón y miembro de la Junta Directiva de la Federación Gallega de Transportes, Cholo Bouzas. El portavoz arremete contra la actuación de las Administraciones “y los incumplimientos y medias verdades de Endesa”.
Ni siquiera el carbón que se descarga este jueves supone trabajo para este colectivo. “El que llega ahora y que está previsto quemar el mes que viene, supondría un día de trabajo para nosotros”, sostiene Bouzas. Y advierte de que están todavía “esperando las ayudas de Europa que se nos prometieron” y enmienda el calificativo de “transición justa” acuñado por el Gobierno. “No puede haber sido más injusta”, recalca.
La empresa señala que no es responsable de la renovación de la flota del transporte y asegura que una vez haya sido autorizado el cierre iniciará un proceso de predesmantelamiento para dar un margen a las auxiliares “porque entonces se quedarán sin empleo. Después sí llegará el cierre definitivo”.
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