Bimba y Lola perdió 9,7 millones en 2020 por la crisis del coronavirus
La firma textil redujo sus ventas un 26,6% a causa de las restricciones a la actividad para contener la pandemia
La crisis del coronavirus no ha tenido compasión con el sector textil. Desde las más grandes hasta las tiendas de barrio, todas han sufrido un 2020 nefasto: primero por el confinamiento domiciliario y después por las restricciones a la movilidad que han limitado su actividad. Entre ellas está Bimba y Lola, firma textil gallega que perdió 9,7 millones de euros en el ejercicio 2020 (en su caso, de marzo a febrero), según las cuentas presentadas por la compañía en el Registro Mercantil de Pontevedra.
“El Gobierno adoptó diferentes medidas con el fin de combatir la covid-19, que tuvieron repercusión en el mercado en el que opera la sociedad y que se tradujeron en el cierre temporal de tiendas, la reducción de horarios de apertura, la limitación de sus aforos y en restricciones a la movilidad, lo que provocó un impacto en la actividad de la sociedad durante el ejercicio 2020, que se tradujo en una disminución significativa de los ingresos y, en consecuencia, de su rentabilidad”, explica la empresa en el informe de gestión.
Estos números rojos solo tienen en cuenta el negocio textil, que es el principal de la sociedad: esto incluye el diseño, fabricación, compraventa y comercialización de todo tipo de prendas de vestir y complementos. Es decir, en estos resultados no se tienen en cuenta los negocios de logística, inversiones y real estate. En el conjunto, según los resultados consolidados que comunicó la compañía hace unos meses, las pérdidas fueron de cinco millones.
Por la parte de los ingresos generados, las ventas de la actividad textil fueron 143,9 millones de euros. Esto es, un 26,6% menos que los algo más de 196 millones de euros del ejercicio 2019. La empresa trató de paliar el retroceso de más de un cuarto de su cifra de negocio con la contención de los costes, por ejemplo con el gasto en personal: “Se han presentado varios ERTE por fuerza mayor para el personal de tienda y un ERTE por causas productivas desde el 9 abril de 2020 hasta el 15 de julio de 2020 que ha afectado a un 72% de los empleados de oficinas con suspensión o reducción de jornada”. De esta forma se explica que estos costes hayan decrecido un 16% en el ejercicio hasta los 31,7 millones.
“La dirección de la sociedad ha implementado medidas encaminadas a mitigar el impacto del descenso de la actividad y a preservar la liquidez, entre las que destacan: la maximización del potencial del canal de ventas online, la reducción de los gastos de explotación, principalmente a través de la renegociación de los contratos de arrendamiento y el cierre de 13 puntos de venta, entre otros”, recoge el documento que acompaña la cuenta de resultados. En cuanto a la venta por internet, durante 2020 se dispararon, en línea con lo que ha pasado a la mayoría de enseñas del sector: experimentó una subida del 66%.
A cierre del ejercicio, el 28 de febrero, Bimba y Lola contaba con 90 tiendas propias, seis franquicias y 61 puntos de venta en centros comerciales en el territorio nacional, según explica el informe. En todo el mundo, la compañía tiene 270 tiendas en 16 países y está presente en 32 mercados internacionales a través de su tienda electrónica.
Por zonas geográficas, todas las regiones han retrocedido en su nivel de ingresos respecto al año anterior. Las tiendas que más han sufrido fueron las de Oriente, que perdieron el 78,5% de su facturación, mientras que las de Europa (sin contar España), que son el segundo mercado principal tras el nacional, consiguieron amortiguar mejor que el resto el golpe de la covid (caída del 20%). En España, la bajada fue del 25,7% hasta los 111,6 millones de euros.
Perspectivas favorables
La situación en el año del coronavirus ha sido crítica. Y las empresas, por ello, se prepararon para sortear los peores escenarios posibles. Bimba y Lola formalizó financiación adicional por 41,4 millones de euros, de los que en diciembre canceló 35 millones tras ver que las tensiones de tesorería no fueron tan asfixiantes. Así, la deuda a corto plazo de la sociedad ascendió hasta los casi 6,8 millones, muy por encima de los 2,7 millones del ejercicio anterior.
Pese a ello, las perspectivas de futuro son positivas y la compañía, al igual que el sector en su conjunto, espera que se produzca en este 2021 un incremento importante del consumo impulsado por el ahorro embolsado y por la progresiva vuelta a la normalidad. “A partir del próximo ejercicio, la sociedad prevé recuperar de forma paulatina los ingresos y resultados previos a la pandemia de la covid-19 para, posteriormente, continuar su proceso de expansión e introducirse en nuevos mercados en los que se espera obtener resultados positivos que contribuyan al crecimiento de la sociedad”, remarca la compañía en el informe de gestión.
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