La hora de la verdad para los fondos europeos

En el imaginario colectivo de los españoles que vivieron la entrada en la UE todavía pervive la ola de modernización provocada por los fondos europeos en forma de infraestructuras. Hoy, tras la inesperada inyección de recursos para frenar el desastre pandémico, se verá —si nada se tuerce— cómo España abraza la transformación tecnológica y pone las bases para conseguir suficiencia energética verde. Para conseguirlo, EL PAÍS y Deloitte organizaron el pasado lunes un encuentro donde se analizaron las capacidades del tejido productivo para aprovechar los 140.000 millones de fondos (entre transferencias y préstamos) que alimentarán proyectos innovadores en los próximos seis años, y que contó con la presencia de la vicepresidenta segunda y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.

Las dos palabras más escuchadas fueron “oportunidad histórica”. Porque el esfuerzo comunitario para mutualizar los riesgos de esta crisis ha llevado a que se rompan, como señaló la ministra, las correlaciones que marcaron depresiones anteriores: una caída sin precedentes del 11% del PIB en 2020 no ha provocado un descalabro del paro (el año terminó con una tasa del 15,5%) ni un desmoronamiento de la recaudación fiscal. Tampoco se disparó la prima de riesgo pese al incremento extraordinario del déficit público. “Esto muestra que gracias a las medidas —las líneas de avales, los ERTE, el apoyo a autónomos— se ha roto esa conexión”, aseguró Calviño.

Por delante queda cumplir el plan de recuperación que España envió a Bruselas y el plan de estabilidad en el horizonte 2024. El Ejecutivo quiere que la mitad de los fondos Next Generation EU se gasten entre 2021 y 2023 para atajar el déficit de inversión pública y privada que arrastra el país (hasta la crisis financiera era de un 4% del PIB y cayó a un magro 2% del que no se recuperó). “Ha habido años en los que no hemos hecho inversión pública suficiente ni para reponer el capital: para mantener carreteras, aeropuertos, hospitales o escuelas. Ahora no solo se trata de rebotar, sino de que ese crecimiento sea sostenible a medio plazo”, cree la vicepresidenta, convencida de que con las ayudas, sumadas a los 38.000 millones de los fondos estructurales que España va a recibir hasta 2027, el país recuperará el tiempo perdido.

La cuestión es cómo lo hará. “Hemos publicado 15 invitaciones [las llamadas manifestaciones de interés] que nos permiten ver qué proyectos hay y también asegurarnos de que las pymes se involucran. Cuando publiquemos las licitaciones iremos bien orientados”, mencionó Calviño. Pero combinar la buena utilización de recursos públicos minimizando la burocracia en un tiempo récord es un reto inédito en el país, como destacó Enrique Gutiérrez, socio responsable del Deloitte European Center for Recovery & Resilience. Sobre todo porque, como reconoció la ministra, España se enfrenta a una negociación difícil en las reformas que exige Bruselas. “En materia laboral no se trata de tejer y destejer reformas, sino de mirar al futuro y sentar las bases de un nuevo Estatuto de los Trabajadores que responda a las necesidades de la sociedad. En pensiones, nuestro objetivo tiene que ser mantener el poder adquisitivo ahora y dentro de 20 o 40 años”.

Colaboración público-privada

En esa carrera frenética el Estado necesita contar con aliados si, como señaló el presidente de Deloitte, Fernando Ruiz, el objetivo es crear 800.000 puestos de trabajo. Porque, como recordó José Bogas, consejero delegado de Endesa, crisis como esta “podrían verse más a menudo si no cuidamos el planeta”. Hace falta, según él, una “transformación integrada, global, que vaya en el camino de un crecimiento sostenible, la descarbonización y la digitalización. Con empresas tractoras de las pymes”. En el mismo sentido se pronunció Ángel Vilá, consejero delegado de Telefónica, que cree que el ritmo de vacunas y el ritmo de aplicación de fondos marcarán el paso. “Hemos visto multiplicar por dos los tráficos; el teletrabajo ha crecido un 75%; el comercio electrónico, un 40%; el consumo de contenidos por vía digital, un 90%… La digitalización nos pilla con los deberes hechos, tenemos la mayor capilaridad de redes de banda ancha en Europa. Ahora queremos dar el siguiente paso: digitalizar por completo la economía. Nuestro foco está en que los proyectos sean tractores, colaborativos con otras empresas”.

Las entidades financieras tendrán también un papel fundamental. José Antonio Álvarez, vicepresidente del Banco Santander, cree que lo importante es que “esta transformación llegue al tejido empresarial real”, tanto a grandes como a pequeñas empresas, a las que ofreció apoyo, porque, pese a los fondos públicos, la financiación seguirá siendo fundamental. También se mostró optimista sobre la recuperación: “Después de las vacunas, los niveles de consumo van a evolucionar muy favorablemente porque el stock de ahorro de los consumidores se pondrá a funcionar”. Pero para eso se necesitan personas. Héctor Flórez, socio director de Consultoría de Deloitte, puso el acento en el talento. “Estamos en un mundo globalizado y tenemos que atraer talento de otros ámbitos geográficos. Hay una responsabilidad compartida para crear un entorno atractivo”. Es, en suma, un enorme desafío que va más allá de esta crisis sanitaria y que, como resumió Bogas, trata de medio ambiente, economía, inclusión, transparencia y sentido ético en los negocios. Y, como dijo la ministra, todo ello para crear empleo de calidad.