Guillermo Lasso gobernará Ecuador con una dura cuesta económica

Guillermo Lasso llega advertido al palacio presidencial de Carondelet. El presidente saliente de Ecuador, Lenín Moreno, ha trasladado a su sucesor el estado de situación del país: la mesa no estará servida. El nuevo mandatario, que asumirá el poder el 24 de mayo, no solo lidiará con un abultado endeudamiento arrastrado desde la Administración de Rafael Correa y con una crisis económica agravada por la pandemia sanitaria, sino que cuenta apenas con siete meses y un presupuesto limitado para cerrar el año. A su favor, ha recibido muestras de acercamiento del Fondo Monetario Internacional, que debe desembolsar 400 millones de dólares en su primer mes de gestión, y con el alivio inmediato en el riesgo país tras su victoria en las elecciones presidenciales.

El indicador bajó de 1.169 puntos a 824 puntos el lunes siguiente a la jornada electoral, reflejando una mayor confianza de los inversionistas internacionales al plan de Gobierno de Guillermo Lasso que había defendido sin matices la dolarización y que colaboraría con el FMI. Una nueva rebaja experimentó esta semana con la aprobación de la llamada ley de dolarización. Cerró con 765 puntos, lo que abarata el acceso a financiación a través de la emisión de bonos soberanos. La Asamblea ecuatoriana dio paso a la ley que pretende garantizar la autonomía del Banco Central frente a los gobiernos de turno y fortalecer su nivel de reservas y que era un requisito exigido por el multilateral para mantener el programa con Ecuador.

El Legislativo había rechazado dos veces el proyecto y eso retrasó la entrega de fondos del FMI que estaba programada para abril. Cuando termine la revisión del organismo a las metas comprometidas por el país andino, se prevé que envíe 400 millones de dólares que forman parte del acuerdo alcanzado con el Ejecutivo de Lenín Moreno en septiembre del año pasado por 6.500 millones de dólares. Los primeros 4.000 millones de dólares llegaron en 2020.

“Ellos conocen muy bien el programa que se tiene en operación con el presidente Moreno”, aseguró Alejandro Werner, director del FMI para el Hemisferio Occidental. El representante del Fondo reconoció que ha habido encuentros con el equipo de Lasso durante muchos años, también en campaña electoral y que existe “un entendimiento importante”.

Los recursos del Fondo no serán los únicos que requerirá el nuevo mandatario en su primer año de Gobierno. Ecuador necesitará al menos 5.000 millones de dólares adicionales de deuda externa para este ejercicio, según el diagnóstico del FMI. Y otros 2.600 millones de dólares de endeudamiento interno para cerrar un año con un déficit fiscal que podría alcanzar los 6.000 millones de dólares. El año 2020 concluyó con unas necesidades de financiamiento de casi 14.000 millones de dólares, un 14 % del Producto Interno Bruto nacional, mientras la economía se contrajo un 7,8 % del PIB como consecuencia de la pandemia. La brecha entre ingresos y gastos que arrastra Ecuador desde hace años ha elevado el endeudamiento a 63.000 millones de dólares, un 63 % de todo lo que mueve su economía al año. En palabras del ministro de Finanzas actual, Mauricio Pozo, no ha habido “peor año” que el de la pandemia.

Una de las camisas de fuerza para los primeros meses de gestión de Lasso será el presupuesto. Al ser año electoral, son unas cuentas anuales prorrogadas y, además, calculadas con un recorte de 3.400 millones de dólares respecto al que planificó Lenín Moreno en 2020. De los 35.500 millones de dólares que aprobó el Ejecutivo por ministerio de la ley -esto es, tras el rechazo de la Asamblea-, solo se ejecutaron 32.000 millones. Y esa es la cifra que se extendió a este año.

Para cubrir gastos, hacer frente a las amortizaciones de la deuda y reducir los atrasos del Gobierno con proveedores, con el Instituto Ecuatoriano de la Seguridad Social y con los municipios y gobiernos provinciales, Lasso ya ha anticipado que necesitará acceder a más fuentes de financiamiento. Aparte del FMI, con quien tendrá que revisar las metas de reducción del déficit fiscal, el presidente electo ha asegurado que tocará la puerta de gobiernos amigos para obtener créditos bilaterales, que acudirá a los mercados a colocar bonos y que cuenta con organismos multilaterales.

“Conversamos con el FMI y fui muy claro en decirle que en nuestro Gobierno no vamos a aumentar impuestos ni vamos a crear nuevos impuestos”, ha declarado Lasso. “Lo que vamos a hacer es impulsar el crecimiento económico para que el Fisco tenga ingresos por el volumen de la economía”, agregó.

Tener un acuerdo con el Fondo es la llave que da acceso a los recursos de otros entes internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial o la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina) pero el FMI exige a Ecuador un aumento de los ingresos y un freno al gasto público. La recaudación tributaria se dejó el año pasado cerca de 2.000 millones de dólares, al caer un 12,6 % hasta 12.382 millones de dólares.

El político conservador prometió ante notario durante la campaña electoral que no subiría impuestos -pese a que el programa con el Fondo contempla un alza de dos puntos del IVA-, sino que reduciría gradualmente hasta su eliminación el Impuesto a la Salida de Divisas, que grava con un 5 % las transacciones de dinero hacia el exterior. “Hay que bajar los impuestos para reactivar los sectores productivos”, ha proclamado Lasso. Su receta tributaria para obtener más recursos pasa por un aumento de la base de contribuyentes y más eficiencia en el control de la elusión y evasión fiscal.

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