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Los vecinos de Benifairó de la Valldigna no se explican el aumento de renta de su pueblo

El alcalde y los ciudadanos atribuyen a alguna operación de las potentes empresas exportadoras de fruta el sorprendente incremento de 11.428 a 30.682 euros de la renta por habitante en 2018

Vecinas de Benifairó de la Valldigna, el pasado viernes.
Vecinas de Benifairó de la Valldigna, el pasado viernes.Mònica Torres
Ferran Bono

“Apunta: no 30 millones, sino 29 millones de euros. Ese es el dinero que tengo”, comenta con sorna un anciano. “Ya le dije que mi abuelo sabía algo”, aseguraba el pasado viernes el nieto frente a la única administración de lotería de Benifairó de la Valldigna. Se nota que están acostumbrados a bromear sobre la repentina riqueza de esta tranquila población valenciana de 1.558 vecinos censados desde que el día anterior, el Instituto Nacional de Estadística (INE) dio a conocer el sorprendente incremento de la renta media neta por habitante de la localidad. Pasó de 11.428 euros en 2017 a 30.682 euros en 2018. Esto supone un aumento de casi 30 millones de euros si se multiplica la diferencia entre ambas anualidades por el número de habitantes. El INE asegura que no se trata de ningún error.

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Algunos vecinos se muestran divertidos y otros no ocultan su enojo por la atención mediática que ha suscitado esta subida que sitúa la localidad con una renta superior a la de las tres principales ciudades españolas: Madrid (19.250 euros), Barcelona (19.950 euros) o la cercana Valencia (16.450), de la que la separan 60 kilómetros. Al menos hace tres años, fecha a la que hacen referencia los datos. ¿Por qué? “Pues no sé”, comenta Pilar, vecina del pueblo, “porque yo he recibido hasta siete herencias y en casa seguimos igual. Aquí la gente se dedica al campo, a trabajar en los almacenes. No me lo explico”. Su amiga Lila, también de 77 años, señala con el mismo humor: “Yo, viuda con 500 euros al mes de pensión que cobro, no he visto nada de esa renta”.

Vicent, vendedor de la Once, en una calle de Benifairó de la Valldigna.
Vicent, vendedor de la Once, en una calle de Benifairó de la Valldigna. Mònica Torres

Rodeada de naranjos y de montañas, un paisaje que se cuela al girar cualquier esquina, y a seis kilómetros del mar, Benifairó de la Valldigna se dedica a la agricultura y al comercio de frutas. “Se vive muy bien”, apunta Salvador Ferrando, “es un pueblo muy tranquilo, en el que todos nos conocemos y a nadie le ha tocado la lotería o la bonoloto, que sepamos. Si acaso, debe ser algo de los almacenes”. A su lado, Jesús Alberola luce un aspecto impecable, elegante, a sus 90 años. “Es que yo no he trabajado en mi vida”, explica con cara de póquer. “Nunca”, corrobora con ironía su amigo. “Solo estuvo toda su vida trabajando en la vendimia en Francia, en la construcción en Alemania, en la recolección de naranja”, apostilla.

En el despacho de lotería, Jesús asegura que no ha repartido ningún premio de importancia ni recientemente ni hace tres años. Tampoco Vicent, el vendedor de la ONCE que recorre el pueblo. El lotero hace sus propios cálculos e incide en que al ser un pueblo con muy poca población se eleva la renta media en seguida con un ingreso, una compra o una operación. Subraya la paradoja de que Benifairó sea noticia por su renta cuando “curiosamente no queda ni una sucursal bancaria, solo un cajero”, que se alimenta semanalmente.

Uno de sus clientes carga contra los periodistas con los mismos argumentos que luego se repiten en uno de los bares del pueblo: por simplificar, por dar titulares que dan a entender que ahora el pueblo es de ricos al hacerse una media de la renta, cuando eso es un engaño, porque si uno gana, parece que los demás también y eso no es así. Desde ese bar se divisan algunos de los almacenes instalados a las afueras del pueblo que muchos vecinos señalan a la hora de buscar una posible explicación al aumento de la renta.

Vecinos de Benifairó de la Valldigna disfrutan en una terraza de la localidad.
Vecinos de Benifairó de la Valldigna disfrutan en una terraza de la localidad. Mònica Torres

También lo hace el alcalde y profesor de Música Josep Antoni Alberola, de Compromís. Tal vez sea un dato desconocido para la inmensa mayoría, pero Benifairó de la Valldigna es uno de los pueblos más exportadores de fruta de España, resalta. “Tenemos un polígono industrial no muy grande pero sí importante, con empresas potentes. No tenemos sucursal bancaria, pero los bancos sí van a esas empresas. La falta de bancos me preocupa porque deja desasistida a la población”. El pueblo tampoco tiene apenas paro, con un 7%. “Estamos contentos de que se conozca al pueblo, eso es positivo, pero estaríamos mucho más contentos y sería mucho más positivo si esa renta estuviese más repartida, claro”, afirma.

El alcalde desconoce si ha habido alguna venta de terrenos, una operación financiera o un movimiento de consolidación en la matriz española de la facturación de una filial en otro país, como sugieren fuentes del sector agroalimentario, que dé cuenta del aumento de renta de hace tres años. Pero sostiene que es la hipótesis más razonable. Porque las posibles operaciones de las empresas familiares pueden repercutir en la renta de sus dueños y vecinos del municipio. El Ayuntamiento tampoco tiene constancia de que se hayan mudado a la población personas con una renta elevada.

La mayor de las empresas familiares radicadas en el pueblo es Bollo Internacional Fruits, con un volumen de ventas superior a los 100 millones de euros anuales y una filial con fincas en Brasil. “Los mejores melones de España”, comenta con humor uno de sus trabajadores a la hora del esmorzaret, una tradición valenciana que designa tomar algo más o menos ligero a mitad de la mañana, entre el desayuno y la comida. Los trabajadores no entran en pormenores y destacan el buen funcionamiento de la empresa familiar que fundó José Vercher Cuñat, conocido en el pueblo con el malnom (apodo) de Bollo. “El año que viene cumple 100 años”, anuncia uno. Bollo exporta a Canadá, China y Emiratos Árabes, además de España y Europa.

También iluminación

También Frutas Tono, creada en los años setenta, exporta buena parte de sus diferentes clases de naranjas, sobre todo a Europa, incluyendo Rusia, si bien el principal mercado es el español. Ferrando Blasco es otra de las compañías instaladas en Benifairó de la Valldigna dedicada al comercio hortofrutícola. Destaca en el polígono la presencia de Alverlamp por no tener nada que ver con el sector citrícola, tan arraigado en la comarca de La Safor, cuya capital es la turística Gandia, donde se enclava la población. La firma, también exportadora, se dedica al diseño, fabricación y ensamblaje de iluminación led y puntos de luz de todo tipo en sus propias instalaciones. Alberola Verdu SL (Alverlamp) tiene su domicilio social en Benifairó, desde donde trabaja también con China.

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Las empresas callan y no ha trascendido ningún movimiento importante de capital, como el que aconteció en 2017. Entonces, llamó la atención en los datos del INE la localidad barcelonesa de Matadepera por una súbita subida en la clasificación de renta por habitante, que se atribuyó a una operación realizada por el empresario Manuel Lao, residente en la localidad, que vendió la empresa de juego y tragaperras Cirsa a Blackstone por 2.000 millones de euros. Una cifra muy lejana a las que se manejan en el sector citrícola.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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