La economía española se contrajo un 0,5% durante el primer trimestre del año
La persistencia de la pandemia en el inicio del año y el temporal ‘Filomena’ lastraron el desempeño de la actividad
La economía española cayó un 0,5% trimestral entre enero y marzo, según el dato adelantado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Después del fuerte rebote que se vivió con la reapertura durante el tercer trimestre del año pasado y el estancamiento que se registró en el último, el PIB vuelve a experimentar un retroceso. Tal y como ya habían avanzado organismos como el Banco de España, la ansiada recuperación económica se interrumpe y se retrasa en el arranque del año. Y todavía falta un 8,9% del PIB para recobrar los niveles de producción perdidos, una cifra similar a todo lo que se destruyó durante la anterior crisis financiera entre 2008 y 2014.
La crisis desencadenada por la pandemia ha sido una de las más rápidas y profundas de la historia reciente de España. Las limitaciones a la movilidad provocaron que el año pasado el PIB se desplomase un 10,8%, el mayor hundimiento registrado desde principios del siglo pasado. Habría que remontarse al inicio de la Guerra Civil para encontrar un batacazo mayor. Ahora la variación interanual del PIB se sitúa en el −4,3%, frente al −8,9% del trimestre precedente.
Varios factores explican la recaída de este primer trimestre del año: la vuelta a las restricciones tras el repunte de los contagios por las vacaciones de Navidad, la llamada tercera ola que además ha golpeado también con fuerza a socios comerciales como Francia y Alemania; el impacto que tuvo el temporal Filomena a principios de enero, y el desabastecimiento de la industria por la falta de semiconductores, que ha obligado a las fábricas con componentes electrónicos, incluido el sector del automóvil, a ralentizar su producción.
Todas estas circunstancias hicieron que en enero y febrero se deteriorase la actividad en todos los indicadores. Sin embargo, los datos de marzo han ido poco a poco mejorando y las últimas cifras de confianza publicadas en Europa apuntan ya una recuperación generalizada en los próximos meses conforme se avanza en la vacunación. “La mejora experimentada en marzo con la reapertura de la actividad ya se apreciaba en los datos de gasto en tarjetas”, explica Rafael Doménech, economista de BBVA. El Gobierno espera para este año un crecimiento del 6,5%. A la luz de este primer dato del año, esa previsión se sitúa en el rango alto de la horquilla de probabilidades, y dependerá de la recuperación que haya del turismo en función de los progresos en la vacunación; de cuánto se tirará este año del ahorro acumulado durante la pandemia para propulsar el consumo, y de la velocidad en la ejecución de los fondos europeos.
De momento, entre enero y marzo, en una coyuntura marcada por las restricciones, el consumo de los hogares se hundió un 1% trimestral, y la inversión cayó un 2,2% por la construcción. De hecho, la inversión en bienes de equipo y otros subió un 1,2%. El consumo de las Administraciones compensó algo estas caídas con un incremento del 0,5% en el trimestre, y acumula desde el inicio de la covid una subida del 5% para responder a la pandemia, sobre todo con gasto sanitario y en educación. Las exportaciones cedieron entre enero y marzo un 0,1%, y las importaciones se desplomaron un 1,3%. “La contribución del sector exterior ha sido más favorable de lo que esperábamos”, apunta Doménech.
Por sectores, la agricultura perdió un 2%, la industria, un 2,1%, y la construcción se hundió un 4,2% trimestral. “Solo aguantaron los servicios, con un repunte del 0,2% impulsado por un crecimiento del 1,4% en la rama de comercio, transporte y hostelería, algo que parece sorprendente dadas las limitaciones a la movilidad y la caída de las exportaciones de turismo, que volvieron a desplomarse un 58%, hasta cotas prácticamente nulas, un 4% del turismo que había antes de la pandemia”, sostiene María Jesús Fernández, analista de Funcas. Cabe recordar que con la elevada incertidumbre de la pandemia, estos avances del INE están más sujetos a modificaciones posteriores.
La Encuesta de Población Activa publicada este jueves no fue tan mala una vez se corrige de los efectos estacionales, pero en cambio sí que supuso una cierta ralentización frente al trimestre anterior y sobre todo arrojó una caída muy significativa en el número de horas trabajadas, probablemente bastante afectadas por las interrupciones provocadas por las restricciones, el temporal o el desabastecimiento industrial. Y así se ve en los datos de PIB conocidos este viernes: las horas trabajadas se recortaron un 2% trimestral. Aunque los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo crecieron un 1,4%, las jornadas medias se redujeron un 3,4%. “Estamos un 4,6% por debajo de las horas trabajadas por persona antes de la pandemia”, señala María Jesús Fernández. En gran medida esto último se explica por los ocupados que no trabajan al estar en ERTE.
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