Previsiones del FMI: ¿Qué economías se recuperarán con más fuerza y cuáles tardarán más?
Libia y Macao, epicentro asiático del juego, protagonizarán este año las mayores remontadas, mientras que el archipiélago de Palaos y Venezuela serán los países más rezagados
En Libia es el frágil pero bienvenido silencio de los fusiles. En Macao, el sonido de la bola que vuelve a correr en la ruleta día y noche. El país con las mayores reservas de petróleo de África y el epicentro asiático de los casinos serán los que más crezcan este año 2021, según las previsiones del Fondo Monetario Internacional. En el caso de Libia, el PIB avanzará un 131%, lo que quiere decir que la actividad superará en más del doble a la de 2020. En el de Macao, el repunte será del 61,2%.
Ambos territorios tratan de sacar cabeza tras sumergirse en una crisis sin precedentes, aunque por motivos muy distintos: Libia, que ronda los siete millones de habitantes, lleva años siendo un polvorín a las puertas de Europa por un conflicto armado en el que incluso se han involucrado potencias extranjeras. En 2020 su economía cayó un 59,7%. La región administrativa china de Macao, de 640.000 habitantes, ha sido víctima durante la pandemia de su modelo económico, totalmente dependiente del turismo. Su desplome fue de un 56,3%, prácticamente el de un país en guerra. En el primero, las elecciones que debe organizar el actual gobierno de transición son la luz en el horizonte. En el segundo, lo peor ya ha pasado: los beneficios del juego subieron en marzo un 58% respecto al año anterior alentados por el fin de las restricciones, que ha permitido a la legión de clientes chinos volver a comprar fichas para que la banca gane de nuevo. Su actividad no solo resucitará este año. En 2022 continuará la escalada con un 43% de crecimiento adicional, cifras solo posibles en Estados confrontados a un enorme shock.
Los números publicados este martes por el Fondo Monetario Internacional dejan la conclusión de que el mundo experimentará un crecimiento vigoroso a corto plazo, del 6% en 2021 y del 4,4% en 2022, pero la recuperación tiene múltiples velocidades. Así lo reconoce el FMI: “Queda mucho por hacer para superar la pandemia y evitar un aumento persistente de la desigualdad dentro de cada país y de la divergencia del ingreso per cápita entre las economías”, apunta. Si Libia y Macao son la cara de la recuperación, países como Venezuela son la cruz. Pese a encadenar caídas de PIB de doble dígito durante los últimos cinco años, el FMI calcula que su economía se contraerá otro 10% en 2021, convirtiéndose en un punto negro de una región, la de Latinoamérica y el Caribe, que crecerá el 4,6%. A nivel global, solo el pequeño archipiélago oceánico de Palaos, de apenas 20.000 habitantes, se comportará ligeramente peor (-10,8%).
El Ejecutivo de Nicolás Maduro no ha sido capaz de poner en marcha una campaña de vacunación al mismo ritmo que sus vecinos. Pero los problemas vienen de lejos. Como el propio FMI advierte, medir el desempeño de la economía venezolana no resulta sencillo por la información incompleta que proporcionan las autoridades, los efectos de la hiperinflación que asola al país, y las dificultades para calcular a cuánto asciende su deuda real. Por eso, la entidad llama a acoger los datos con cautela. “Una gran incertidumbre rodea estas proyecciones”, admite.
Siria, otro país con millones de sus ciudadanos desplazados, es un ejemplo aún más claro de lo complejo que resulta realizar previsiones sobre naciones devastadas, en su caso por la guerra. El FMI se ha visto obligado a renunciar a publicar proyecciones sobre su evolución económica “por la incierta situación política”, lo mismo que ha hecho en el caso de Líbano.
Los países que cerrarán este año en negativo son una minoría: entre ellos, además de Venezuela y Palaos, están las islas oceánicas de Tonga, Samoa, Micronesia e Islas Marshall; la hermética Bielorrusia, controlada con mano de hierro por Aleksander Lukashenko —en el punto de mira internacional por la represión de los disidentes— y las islas caribeñas de Antigua y Barbuda. Aunque la recuperación será sólida en muchos países, tampoco abundan los que crecen a doble dígito, por eso destaca de entre ellos India. El segundo país más poblado del mundo (1.300 millones de habitantes) verá subir su PIB un 12,5% este año y un 6,9% el siguiente, por encima de las tasas de crecimiento de China (8,4% y 5,6%), si bien Pekín capeó el golpe de 2020 mucho mejor gracias a su mayor control de la pandemia, con lo que afronta la vuelta a la normalidad desde un umbral más alto que los países desarrollados.
Su impulso convierte a los países incluidos en la categoría del “Asia emergente” en los que más crecerán este año (8,6% tras una caída del 1% en 2020), por encima del 6,4% de EE UU (descendió un 3,5% el año pasado) o el 4,4% de la eurozona (tras una caída aún más pronunciada, del 6,6%).
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