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“El nivel de actividad que teníamos en Colombia no se va a recuperar antes de 2022”

Leonardo Villar, gerente general del Banco de la República de Colombia, defiende la decisión de mantener las tasas de interés en los niveles históricos más bajos, en una entrevista con EL PAÍS, parte de una serie de conversaciones con los encargados de manejar las reservas financieras de los países de América Latina

El gerente general del Banco de la República de Colombia, Leonardo Villar.
El gerente general del Banco de la República de Colombia, Leonardo Villar.Banco de la República

Leonardo Villar (Bogotá, 62 años) asumió como gerente general del Banco de la República en medio de la segunda ola de la pandemia en Colombia, el pasado 4 de enero. Reputado economista, ya había estado 12 años en el banco central y se venía desempeñando como representante del país ante el Fondo Monetario Internacional. Con la inflación bajo control en una de las economías más estables de América Latina, la junta directiva decidió hace poco más de una semana mantener sus tasas de interés en 1,75%. “Tenemos las tasas de interés mínimas históricas para el caso de Colombia, y la perspectiva es que mantengamos una política de suministro de liquidez amplio en los próximos meses”, señala en esta entrevista.

Pregunta. ¿Cuál es la expectativa de recuperación en Colombia después de la crisis provocada por la pandemia y cuál debería ser el papel del Banco de la República?

Respuesta. La recuperación en la práctica se inició a finales del año pasado. Colombia y muchos otros países tuvieron su gran crisis en el segundo trimestre, y a partir de mediados del 2020 empezó un proceso de recuperación importante. Se frenó a finales de diciembre con la segunda oleada de contagios, pero se ha retomado. En cualquier caso, es una recuperación parcial. En Colombia, al igual que en el conjunto de América Latina, el nivel de actividad que teníamos antes de la pandemia no se va a recuperar antes de mediados o finales del 2022.

El banco central ha podido adelantar una política contra cíclica importante, esto contrasta radicalmente con lo que sucedía en Colombia –y en general en las economías emergentes– durante todo el siglo XX. Típicamente cuando teníamos una crisis los bancos centrales se veían forzados a subir las tasas de interés para evitar fugas de capitales y reforzaban la crisis. En esta oportunidad afortunadamente el banco central pudo bajar de manera muy importante las tasas de interés, suministrar liquidez, ayudar a que se ajustaran rápidamente muchos de los mercados y ayudar en ese sentido a la recuperación. Hoy tenemos las tasas de interés mínimas históricas para el caso de Colombia, y la perspectiva es que mantengamos una política de suministro de liquidez amplio en los próximos meses.

P. El año pasado, el banco vendió más de la mitad —el 61%— de sus reservas en oro. Esto se hizo antes de su llegada y en un momento en que los precios del mineral eran altos. ¿Qué opina de esta decisión? ¿Deja esto a Colombia más expuesta o con menos armas ante la volatilidad de los mercados internacionales?

R. No. Es una decisión marginal. Colombia tiene unas reservas internacionales amplias, cercanas a 60.000 millones de dólares, y el año pasado logró un aumento en el cupo de acceso a una línea de crédito flexible con el Fondo Monetario Internacional que llegó a ser de 17.000 millones de dólares. Entonces, está fuertemente protegida de cualquier movimiento en los mercados internacionales, realmente es calificada como una economía con muy buenos colchones de liquidez. Dentro de esa cantidad de reservas internacionales hay una muy pequeña porción que estaba tradicionalmente invertida en oro. La política ha sido ir bajando ese porcentaje. A comienzos del año pasado teníamos un monto que equivalía a 1,4% del total de las reservas, y eso se redujo a 0,7%. Se hizo simplemente porque los estudios mostraron que el oro tiene una volatilidad en sus precios mucho mayor que la de los precios de los bonos de la Reserva Federal que tiene en sus reservas el Banco de la República.

P. Lleva apenas tres meses como gerente general, en un proceso que provocó una discusión sobre la autonomía del banco por la aspiración del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla. ¿Está garantizada la autonomía del Banco de la República? ¿Cómo describiría su relación con el Gobierno?

R. Yo he trabajado de una u otra manera con los últimos seis o siete gobiernos, y con el actual tenemos muy buena comunicación. He sido amigo del actual ministro de Hacienda desde que éramos niños y mantenemos una excelente relación. La junta consideró que era sano que quien entrara a la gerencia del banco no necesariamente viniera de un cargo tan representativo del Gobierno, y terminé yo escogido. Pero eso no ha afectado en lo absoluto mis buenas relaciones con el Gobierno. Son relaciones de autonomía, donde el banco tiene un mandato muy claro que está establecido en la Constitución.

P. Muchos han señalado también que el presidente Iván Duque ha designado la mayor parte de la junta [conformada por siete miembros], ¿es conveniente esa concentración en un solo Gobierno?

R. Es algo que se dio por circunstancias muy particulares. Dos miembros de la junta son reemplazados de manera rutinaria a mitad del Gobierno, eso se hizo el mes pasado, y por casualidades de la vida hace poco más de un año había renunciado José Antonio Ocampo. Recientemente renunció otro miembro de la junta –Arturo Galindo–, y también fue reemplazado. Eso hizo que la mayor parte en este momento haya sido nombrada por el Gobierno actual, pero no reduce la autonomía del banco. El banco tiene una característica: cuando los miembros son nombrados, inmediatamente empiezan a ser independientes, por término fijo y tienen un mandato absolutamente claro.

P. La junta decidió en su última reunión mantener la tasa de interés, a pesar de que algunas voces sugerían bajarla aún más. ¿En qué sustentó esa posición?

R. Fue una decisión unánime de mantener las tasas de interés en los niveles actuales, 1,75%, los más bajos que se han observado en Colombia en su historia. Mantenerlos respondió a varias consideraciones. Por un lado, la inflación está en un nivel muy bajo, por debajo de 1,6%, y la perspectiva es que pueda subir un poco, pero acercándose a la meta de 3% del banco. Eso nos permite mantener una política monetaria expansiva. También se tuvo en consideración que hay una gran incertidumbre hacia el futuro y que cualquier movimiento, para arriba o para abajo, es mejor hacerlo con más información.

P. También ha mencionado la confianza en que el Congreso aprobará la nueva reforma tributaria

R. Ese es un elemento importante. Las finanzas públicas tuvieron un déficit grande de 7,8% del PIB el año pasado, y el de este año podría ser aún mayor. Pero el Gobierno ha manifestado un compromiso por hacer los ajustes que permitan que, a partir del año 2022, cuando la economía ya esté en un proceso de recuperación más firme, empecemos a recuperar los ingresos y a bajar los gastos, y a reducir por esa vía el déficit público. La aprobación de ese paquete de reformas fiscales va a ser muy importante para mantener la confianza que tradicionalmente ha existido sobre la economía colombiana.

P. Colombia no ha incumplido en su pago de la deuda externa desde los años 30. Sin embargo, de no pasar un paquete fiscal este año, el país está en riesgo de perder su grado de inversión, ya que la mayoría de las calificadoras ponen la deuda soberana solo un grado encima de ‘especulativo’. ¿Qué tan importante es para la estabilidad del país que se preserve su grado de inversión?

R. Entre los elementos que ha tenido en cuenta el Gobierno para presentar un programa de ajuste fiscal y dar esa señal de manera pronta y contundente está preservar la credibilidad internacional en la capacidad de Colombia para honrar sus compromisos y para generar una senda sostenible de la deuda pública. Para Colombia es importante y deseable mantener el grado de inversión. En cualquier caso, lo más importante es mantener esa tradición, que ha sido muy significativa. Incluso durante la gran crisis latinoamericana de los años 80 Colombia fue uno de los muy pocos países de la región que se mantuvo siempre cumpliendo con sus obligaciones. Eso refleja una institucionalidad que tenemos vigente, y que nos va a ayudar a salir bien de esta crisis tan dramática que hemos tenido que enfrentar.

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