Los afectados por ERTE superan los 755.000 al cierre del año
Este viernes Gobierno y agentes sociales comenzarán a negociar el alargue de los expedientes más allá del 31 de enero
2020 quedará grabado a fuego como el de la pandemia del coronavirus. Aunque en términos de empleo también pasará a la historia la aplicación masiva de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE): a finales de abril había algo más de 3,6 millones de afectados. Desde entonces, la tendencia es a la baja —con algunos sobresaltos por el camino— hasta acabar el año en 755.613 trabajadores todavía con el empleo suspendido.
Con estos datos será con los que se inicie una nueva negociación para la extensión de los ERTE. La primera toma de contacto para alargar estas suspensiones temporales —están en vigor hasta el 31 de enero— será este viernes. Gobierno y agentes sociales están de acuerdo en que se deben ampliar, el problema será pactar la letra pequeña. Fuentes del ministerio creen que esta vez será más sencillo porque no se esperan grandes cambios a lo que ya está funcionando. De hecho, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, aseguró hace unos días que confía en que en esta ocasión haya acuerdo antes del tiempo de descuento.
La evolución del número de afectados por ERTE se asemeja a la forma de la curva de contagios. Aunque los grandes puntos de inflexión coinciden con las restricciones a la movilidad o limitaciones a los negocios. El año pasado se cerró con 755.613 empleos suspendidos temporalmente. “Un 79% inferior al máximo alcanzado a finales de abril”, destacó este martes el Ministerio de Seguridad Social.
La carrera de los ERTE comenzó en marzo, junto con la declaración del estado de alarma. Entonces lo hizo a toda prisa y en solo dos semanas superó los tres millones. La escalada continuó hasta el 24 de abril, cuando había 3,6 millones de afectados, el punto más alto registrado según los datos del Ministerio de Seguridad Social.
Tras ese pico, la tendencia ha sido bajista. Primero, por la desescalada. Y después, por la vuelta paulatina de la actividad comercial. Así hasta el 11 de octubre (632.562 afectados), cuando la segunda ola de contagios hizo acto de presencia, el sistema público de salud daba síntomas de saturación y brotaron las nuevas restricciones a la movilidad. Desde esa fecha —ya con los ERTE prorrogados in extremis a final de septiembre—, el total de afectados volvió a subir hasta el 20 de noviembre, cuando había 918.891.
En ese momento se vivió una especie de déjà vu: en verano se quiso salvar la temporada turística y en diciembre se quería salvar la navidad. Las Administraciones (locales, autonómicas y estatales) rebajaron las restricciones y fueron más permisivas. Y los comercios y la hostelería, asfixiados por la crisis, consiguieron retomar su actividad en parte. El resultado: bajó el número de afectados por ERTE hasta 755.613, aunque los contagios crecieron. De aquellos polvos, estos lodos: volvieron restricciones más duras. La historia se repite.
La evolución del gasto en estas prestaciones es similar. Cuantos más afectados, mayor cuantía ha desembolsado el Estado. En noviembre pagó 781 millones (sin contar el coste de las bonificaciones a la Seguridad Social), muy lejos de los 3.426 millones de mayo. Entre abril y noviembre, se pagó solo por este concepto 14.173 millones, según el Ministerio de Trabajo.
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