Hernández de Cos arremete contra los Presupuestos por sus previsiones optimistas y alzas salariales
El gobernador del Banco de España ve riesgos a la baja en las estimaciones del Gobierno, especialmente tras las nuevas restricciones por la segunda ola de contagios
El proyecto de Presupuestos presentado por el Gobierno hace una semana recibió este miércoles una severa reprimenda de Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España. Según dijo al inicio de las comparecencias de las autoridades en el Congreso, las cuentas públicas se basan en unas previsiones macroeconómicas optimistas; incluyen una subida salarial a funcionarios y revalorización de las pensiones desproporcionada; un aumento de la presión fiscal a destiempo, y corre el riesgo de quedarse corto en el gasto que supondrán en 2021 los ERTE y la compra de material sanitario.
La tramitación parlamentaria de los nuevos Presupuestos sigue su curso y este miércoles comenzaron las comparecencias de las autoridades en la Comisión Presupuestaria. Comenzó el gobernador del Banco de España, que fue muy crítico con las cuentas dibujadas por el Gobierno. Hernández de Cos aseguró que las previsiones económicas pecan de optimistas, especialmente por el impacto de la segunda ola de contagios de coronavirus, que amenaza con dejar en papel mojado las estimaciones del Ejecutivo antes de que echen a andar los Presupuestos. “Los riesgos del escenario macroeconómico son claramente a la baja”, insistió.
La justificación fue clara: la evolución de la pandemia y cómo está afectando ya a la economía. Reconoció un buen tercer trimestre. Pero advirtió de que los indicadores muestran un frenazo de la actividad que se puede acrecentar si se imponen nuevas restricciones para contener el virus. “Hay una amplia batería de indicadores que apuntan a que a lo largo del tercer trimestre y lo que llevamos del cuarto la intensidad de la recuperación habría ido perdiendo impulso”, expuso.
Entre los riesgos bajistas que recogió Hernández de Cos está en primer lugar la evolución de la pandemia y las limitaciones a la movilidad que se deriven de ella. Ese es el motivo principal sobre el que gira todo. Aunque habría que añadir la posibilidad de que no se disponga en el plazo estimado —mitad de 2021— de una vacuna efectiva. “De materializarse, estos riesgos lastrarían la recuperación de la actividad”, insistió Hernández de Cos. Además, existen otros riesgos ajenos a la emergencia sanitaria, como un posible Brexit sin acuerdo o la evolución de las relaciones comerciales entre EE UU y China. Un cóctel explosivo.
Más presión fiscal
El gobernador no se quedó ahí en su análisis crítico de las cuentas. También cuestionó la subida del salario de los funcionarios, así como la revalorización de las pensiones. El proyecto de Presupuestos recoge la actualización de las pensiones contributivas y sueldos públicos al 0,9% en 2021, por encima incluso en el caso del IPREM (5%), el ingreso mínimo vital o las pensiones no contributivas (1,8%). Algo que choca, según Hernández de Cos, con la deflación actual (-0,9%). No discute la medida en sí, sino el momento.
“Esto podría redundar en un aumento de las compensaciones reales de estos colectivos, en una coyuntura en la que, al mismo tiempo, se materializa una importante destrucción de empleo y un deterioro muy acusado, sin precedentes históricos recientes, en las cuentas públicas”, esgrimió. En su opinión, sería mejor aprobar incrementos más focalizados, por ejemplo en el caso del personal sanitario, y no subidas generales. “Los incrementos generales pueden afectar negativamente al déficit estructural del país”, zanjó.
Otro de los borrones que sacó al dibujo de las cuentas públicas fue el momento elegido para elevar la presión fiscal. La pandemia cogió con el pie cambiado al Gobierno de coalición; y supone un palo en la rueda para llevar a cabo parte de su programa económico. Por ejemplo, el cambio fiscal que pretendían. Al final se han decantado por hacer tan solo algunos guiños hacia lo que consideran mayor justicia fiscal, en lugar de realizar todas las subidas previstas. Pero para el gobernador es inoportuno hacerlo, aunque sean pequeños cambios, en un momento de tanta incertidumbre: “Posiblemente habría sido preferible retrasar la introducción de alguno de ellos hasta que nuestra recuperación fuera más robusta”.
La retahíla de puntos discordantes también entra en algunas partidas de gasto que corren el riesgo de quedarse cortas. Hernández de Cos se refirió a los ERTE, prorrogados al 31 de enero, y a la compra de material sanitario. “Es posible que el gasto en estas partidas no pueda llegar a reducirse tanto como se prevé en el proyecto de Presupuestos. Por ejemplo, porque se estime conveniente mantener los ERTE por un periodo de tiempo más prolongado”, sostuvo. Es decir, estas partidas se han moderado en las cuentas, pero se dispararán si no se frena la segunda ola.
Un plan de ajuste para el día después
Pablo Hernández de Cos sí apoyó la política económica expansiva del Ejecutivo durante la crisis. Y se mantiene en esa línea para lo que pueda venir. “El tono tiene que seguir siendo expansivo. El Gobierno tiene que estar preparado para tomar incluso medidas adicionales o recalibrar las ya existentes”, argumentó sin paños calientes. Aunque avisó de que es necesario pensar ya en el día después de la crisis y elaborar un “plan de ajuste pormenorizado para la corrección progresiva de los desequilibrios presupuestarios”.
Así, el gobernador instó a mantener el pulso a la crisis, echar el resto para apoyar las rentas y sostener con vida a las empresas viables. Pero también reclamó vigilar el nivel de deuda y de déficit, así como una estrategia de ajuste a medio y largo plazo. Es decir, tras la pandemia no hay tiempo que perder, ya que el reajuste no será fácil ni rápido: recuperar el paso y cerrar el déficit estructural costará aproximadamente una década.
Para la confección de este plan, Hernández de Cos instó a repasar las partidas de gasto e ingresos, con especial atención en las recomendaciones de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), que ha identificado posibles mejoras de eficiencia en gasto sanitario, beneficios fiscales o en la dotación para infraestructuras.
Otro de los desequilibrios, según el gobernador, está en las cuentas de la Seguridad Social, que soporta gastos impropios, el creciente envejecimiento de la población y el sobrecoste de medidas como la revalorización de las pensiones con el IPC. En este punto señaló que habría que “aumentar los recursos del sistema, admitir reducciones de tasa de beneficio o incrementar adicionalmente la edad de jubilación”, zanjó.
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