Macron y Merkel advierten del riesgo de fracaso de la cumbre
El húngaro Viktor Orbán critica el "estilo comunista" de Rutte y tensa la reunión por la vinculación del fondo de recuperación con el Estado de derecho
La tercera jornada de la cumbre europea arranca este domingo en el filo de la navaja, con todas las delegaciones dispuestas a llegar a un acuerdo sobre el fondo de recuperación para la crisis económica de la covid-19, pero todavía con grandes diferencias sobre su volumen, su reparto y su control.
Los Países Bajos y sus aliados exigen un drástico recorte de las ayudas y los países del Este se resisten a cualquier condicionalidad vinculada al respeto del Estado de derecho. Nada más volver a la sede del Consejo Europeo, por tercer día consecutivo, tanto la canciller alemana, Angela Merkel, como el presidente francés, Emmanuel Macron, han advertido del riesgo de descarrilamiento de las negociaciones. Macron se ha mostrado particularmente duro y ha advertido con rotundidad de que el acuerdo “no se hará a costa de sacrificar la ambición europea”.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, interrumpió el sábado las negociaciones hacia la medianoche, después de un maratón de reuniones con coreografía variable en el que se acercaron posiciones sobre casi todos los puntos polémicos, pero sin llegar a rematar ninguno de ellos.
La segunda jornada de la cumbre avanzó en el endurecimiento del control de las ayudas, pero encalló en el regateo sobre el montante del fondo. Michel ofreció una rebaja de 50.000 millones en el plan de subsidios, para dejarlo en 450.000 millones. Pero Rutte y sus aliados (Suecia, Austria, Dinamarca y Finlandia, que se ha añadido al grupo) exigen más del doble. Fuentes francesas advierten de que no admitirán un recorte por debajo de los 400.000 millones de euros, que podría suponer la ruptura de las negociaciones. En ese caso, la creación del fondo quedaría empantanada y la reanudación de las negociaciones se aplazaría hasta finales de agosto.
Choque frontal de Hungría con Holanda
La jornada del sábado acabó con una cena en la que se abordaron los vínculos que los recursos del fondo de recuperación tendrán con el cumplimiento del Estado de derecho, en especial en Hungría y Polonia. Michel se había reunido antes con el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y con varios socios para preparar el terreno. En el ágape, sin embargo, afloraron las tensiones entre los socios y la cumbre volvió a ser suspendida alrededor de las once de la noche, aunque varios líderes se quedaron para mantener reuniones bilaterales.
Orbán ha cargado este domingo por la mañana en especial contra Rutte, al que prácticamente ha comparado con un político comunista del Este de Europa durante la época de la Guerra Fría. Los Países Bajos son uno de los socios más beligerantes con la deriva autoritaria de Orbán. El jefe de Gobierno húngaro ha criticado el, a su juicio, “estilo comunista” de Rutte al querer imponer un “nuevo mecanismo sobre el Estado de derecho”. “No tenemos nada en contra, pero eso llevará semanas pactarlo”, ha advertido Orbán. El líder húngaro ha considerado que las “tensiones” y “disputas” entre los Países Bajos y Hungría no solo son a nivel gubernamental, sino también parlamentario. Y ha advertido de que no tiene ninguna prisa por cerrar este domingo un acuerdo.
A la salida del edificio Europa, la madrugada pasada, el primer ministro holandés señaló la vinculación de los fondos con el Estado de derecho como uno de los principales elementos que hay en la mesa de negociación. Rutte, que el viernes veía escasas posibilidades de acuerdo, se mostraba más optimista al “apreciar progresos”, pero advertía de que quedaban asuntos de calado pendientes en cuanto a reformas, el tamaño del fondo y del Presupuesto de la UE y supeditar los desembolsos con el cumplimiento de los principios del Estado de derecho. Sobre si se cerraría este domingo un acuerdo, sostuvo: “No me atrevo a decir eso”.
Los 27 socios, de momento, han sido convocados de nuevo a partir del mediodía y las trincheras siguen abiertas en los mismos lugares: el volumen del fondo de recuperación, cifrado inicialmente en 750.000 millones de euros; el sistema de autorización de los desembolsos, con el primer ministro holandés reclamando un derecho de veto; y un sistema de control que frene el desembolso si se detecta una falta de respeto a las normas del Estado de derecho en la ejecución del gasto.
El presidente del Consejo Europeo se ha encontrado, pues, con el escenario que tanto temía: la agrupación de países por bloques, con los austeros reclamando reformas y recortes en el fondo; los del sur apretando en sentido contrario, y Hungría tratando de evitar que se incluya la referencia al Estado de derecho.
Mala jornada para los intereses de España
Antes del plenario, los principales espadas ya han acudido al edificio Europa de Bruselas, apenas nueve horas después de haberlo abandonado para regresar a sus hoteles. “Entramos en el tercer día de negociación y es, sin duda, un día decisivo”, ha señalado Merkel al entrar de nuevo en el escenario de las conversaciones. “Todavía no puedo decir si encontraremos una solución. Hay muy buena voluntad, pero también posiciones muy difíciles. Haré lo que esté de mi parte. Pero también es posible que hoy no se logre un resultado”, ha señalado la canciller con su habitual precisión para describir el momento de la trifulca.
Macron se ha mostrado mucho más tajante y, con semblante duro, ha advertido a los países más ortodoxos y a los socios como Hungría o Polonia: “La voluntad de compromiso no nos hará renunciar a la ambición legítima que debemos tener”. Merkel y Macron se erigieron el sábado en los dos puntales de apoyo para el presidente del Consejo y para la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en las múltiples reuniones celebradas para intentar conciliar las demandas de recortes planteadas por Rutte y sus aliados.
Las posiciones se movieron hacia un endurecimiento del control de las ayudas, como reclamaba el holandés, pero sin llegar a concederle el derecho de veto directo que deseaba, el cual era inaceptable para países como España o Italia. Aun así, se apuesta por un freno de emergencia, que a petición de un solo país podría paralizar el desembolso.
No fue un buen día para los intereses de Madrid y Roma, que vieron cómo se rebajaban las subvenciones del fondo de recuperación y Rutte conseguía un control sobre los planes de reformas. Mientras Conte se dirigía a los italianos a través de un vídeo que difundió en las redes sociales, Sánchez ha evitado a los medios de comunicación desde el principio de la cumbre, donde solo ha hecho una breve declaración inicial. A falta de declaraciones del presidente del Gobierno español, el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis advirtió de que un acuerdo es necesario, pero no a costa de “diluir” el nivel de ambición respecto a la respuesta europea contra la pandemia.
El debate sobre el montante del fondo, en cambio, sigue muy enconado. Tras la cena de trabajo del sábado, Michel y Von der Leyen celebraron una reunión restringida con Merkel, Macron y los primeros ministros de Holanda, Suecia, Austria, Dinamarca y Finlandia. El encuentro no logró desencallar la negociación y Merkel y Macron abandonaron juntos el edificio Europa “tras numerosas tentativas de compromiso”, según fuentes francesas. Ninguna satisfizo a Rutte y compañía, que llegan al tercer asalto de este domingo aferrados a su petición de recortes.
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