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Bicicletas para el verano y para la pandemia

La barcelonesa Santafixie diseña y vende online bicis urbanas desde 2011. Un vehículo que ha disparado sus ventas desde abril

Oficinas de la empresa Santafixie en Barcelona.
Oficinas de la empresa Santafixie en Barcelona.

Países como Holanda o China han sido siempre el paraíso de las bicis. Hasta ahora. Un medio de transporte cada vez más presente en las calles de las ciudades impulsado desde la aparición de la covid-19 en países como España o Francia. Un fenómeno que han fomentado distintos Gobiernos con medidas de impulso y protección, y que los ciudadanos de las grandes urbes ven como un deporte y como una alternativa saludable al transporte público.

Una mujer se desplaza en bicicleta durante una convocatoria ecologista, el pasado miércoles. En vídeo, la desescalada aumenta los desplazamientos en bicicleta en la ciudad.Foto: ATLAS | Vídeo: JUANJO MARTÍN / EFE

Santafixie, que diseña y comercializa bicicletas urbanas, nació en 2011 después de una “experiencia piloto” de uno de sus fundadores al traer a España desde el Reino Unido 30 bicicletas tipo fixie, que se caracterizan por ser urbanas y muy ligeras, sin frenos (se paran con los pedales) y sin cambios. “Las vendió tan rápido que vio un nicho de mercado. Su estética llamativa, con ruedas de colores o radios distintos a los habituales, enganchó”, comenta Txampa Alberca, director de la compañía y cofundador junto a Xavier Clavería.

A la vista de su éxito, decidieron montar su empresa de venta online de bicicletas y de recambios, a la que llamaron Santafixie, “en un guiño al modelo (fixie) y a lo buena que es (santa)”, sonríe Alberca, con una inversión de unos 15.000 euros. Un trabajo que hacían desde casa con un almacén externalizado. “En tres o cuatro meses pudimos alquilar una nave y ampliamos catálogo, aunque siempre nos hemos centrado en la oferta de bicicletas de ciudad. El ciclismo es un mercado corto y no queremos entrar en otros sectores como mountain bike o carretera”.

En 2012 abrieron la web en francés para vender en el país vecino, y a partir de aquí y hasta ahora mantienen tiendas online en Holanda, Italia, Alemania y el Reino Unido, además de una que da cobertura a países como EE UU, Suecia, Canadá o Croacia.

Lanzar su marca

Para crecer en el negocio, acudieron a una ronda de financiación en 2016 que les reportó 500.000 euros y que llegó a través de un fondo de inversión. “Con este dinero nos internacionalizamos, hicimos estrategia de marketing, montamos las webs y nos profesionalizamos. También pudimos lanzar nuestra marca en 2018”, afirma. Una marca con producción internacional, ya que el cuadro (la estructura metálica) se fabrica en Shanghái, y el resto de componentes llega desde diversos países de Europa, sobre todo Francia, Holanda y Alemania, y luego se ensamblan y comercializan desde Barcelona.

Tras años en resultado negativo, en 2019 encontraron el punto de equilibrio operativo con una facturación de tres millones que no les ha reportado beneficios, pero tampoco pérdidas. Una caja que llega en un 78% desde fuera, con Francia como su principal cliente con un 35% de las ventas.

La actividad de la barcelonesa no solo se ha visto afectada por el inicio de la pandemia, que le supuso un descenso de las ventas del 80% al principio del confinamiento. También ha pasado por otros malos momentos, tras sufrir los efectos colaterales de una explosión el polígono donde tienen su sede solo una semana antes del confinamiento. “Todo se juntó. Mientras los seguros arreglaban techos y paredes, nosotros trabajábamos, ya que al ser venta online podíamos funcionar. Luego llegaron las lluvias y se nos inundó la nave. Mientras sacábamos pedidos, achicábamos agua”, comenta.

Una odisea que ha tenido su recompensa. “Tras el parón y las dificultades, a partir de finales de marzo la venta de componentes y recambios, que supone casi el 75% de su facturación, aumentó en un 60%, cifra que en abril llegó al 100%”. Pero también las bicis han incrementado sus ventas. “Antes vendíamos unas 10 al día, ahora más de 30, de las que la mitad son de nuestra marca, con un precio de entre 350 y 400 euros. De hecho hemos tenido que contratar a otras dos personas más para el almacén y una para atención al cliente. En total, ahora somos 20 en plantilla”.

Santafixie también tiene un lado solidario. Han formado a 25 personas en Nigeria para que monten su propio negocio y han llevado sus bicis a poblados remotos para fomentar los desplazamientos.

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