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la crisis del coronavirus
Tribuna
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La recaudación caerá en 40.000 millones

El impacto de la pandemia, agravado por la falta de suficiente colchón fiscal, disparará el déficit y la deuda

José Félix Sanz-Sanz Desiderio Romero-Jordán
La ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, el pasado 1 de mayo en Madrid.
La ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, el pasado 1 de mayo en Madrid.Moncloa (Europa Press)

El fuerte impacto de la pandemia, agravado por la falta de suficiente colchón fiscal, disparará el déficit y la deuda. La estrategia del Gobierno para afrontar esta situación descansa, esencialmente, en un aumento de tipos de gravamen y en la creación de nuevos impuestos. Todo ello, sin embargo, sin una revisión del gasto público superfluo e innecesario, que en realidad debería ser prioritaria para alcanzar el saneamiento de las cuentas públicas. Solo una vez ajustado ese gasto, procedería aumentar la recaudación del sistema fiscal. Antes de entrar en el debate técnico sobre dónde elevar la carga fiscal y en qué cuantía, es oportuno disponer de una cifra realista de los ingresos esperados en 2020.

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La Actualización del Plan de Estabilidad presentado a finales de abril estimó una contracción del PIB del 9,2% en 2020. Asociada a esa evolución del PIB, la caída estimada de los ingresos públicos de carácter coactivo (impuestos y cotizaciones) sería, según el Gobierno, de 25.000 millones de euros. Pese a la contundencia de la cifra, la previsión es extremadamente optimista al basarse en una respuesta inelástica de la recaudación al ciclo. Concretamente, la elasticidad para el conjunto de ingresos coactivos es de 0,55 asumiendo que cada punto porcentual de contracción del PIB reducirá la recaudación en solo un 0,55%.

La Airef ha vertido serias dudas sobre tales estimaciones. Eleva la caída a un rango que oscila entre 36.000 y 51.000 millones de euros. La elasticidad utilizada por la Airef oscila entre 0,95 y 1,01, muy superiores por tanto a las empleadas en la APE. Es decir, la Airef asume, acertadamente, una elasticidad media ponderada muy próxima a la unidad, que implica que cada punto de contracción del PIB generaría cambios de igual proporción en la recaudación. El uso de dicha elasticidad unitaria viene avalado por la propia Comisión Europea, cuya metodología se encuentra disponible en el BOE. Sin embargo, en la APE se ha optado por una elasticidad muy inferior que sesga, severamente a la baja, la caída de ingresos.

No obstante, el descalabro en la recaudación podría ser incluso superior al estimado por la Airef. La elasticidad unitaria es un valor medio computado con series temporales, obviamente obtenidas de forma muy rigurosa. Sin embargo, la elasticidad puntual de un determinado año puede ser ligeramente diferente al valor medio; por ejemplo, en presencia de un shock pronunciado como el actual. A efectos ilustrativos, la economía española se contrajo en 2009 un 3,6% al tiempo que la recaudación total cayó ese mismo año un 10,4%. En otras palabras, la elasticidad de la recaudación al ciclo fue en 2009 muy elástica, con un valor de 2,9. La crisis de 2008 y la actual tienen orígenes muy distintos, pero sirven para hacernos ver que el descalabro en la recaudación en 2020 podría ser incluso muy superior a la contracción del PIB.

En definitiva, y con estas cautelas, si tomamos como valor central el consenso del 9,5% de contracción del Panel de Previsiones de Funcas, la recaudación se hundiría al menos en 40.000 millones. Una parte se recuperaría en 2021 por el efecto ciclo. Sin embargo, sería insuficiente para cubrir el elevado déficit al que deberemos hacer frente en los próximos años. Este es el momento de comenzar a planificar una reforma tributaria integral que mejore la suficiencia recaudatoria del sistema generando los mínimos daños al crecimiento y a la estructura productiva. Se trata de una tarea ineludible para acometer con garantías no solo el proceso de consolidación fiscal al que estaremos abocados a partir de 2021, sino otros retos, como la pérdida de productividad de la economía española. El ampliamente utilizado recurso al parcheo, con subidas de tipos de gravamen o con la simple creación de nuevas figuras de escasa capacidad recaudatoria, no es el camino ni más directo ni más adecuado para conseguir tales objetivos.

José Félix Sanz-Sanz y Desiderio Romero-Jordán son académicos e investigadores del Observatorio Funcas de Economía Pública.

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